"Ahora nos pide ayuda mucha gente de Jerez, eso antes no se veía"

Francisco Escobar. educador del centro de día de cáritas

Un año más, Cáritas pone en marcha la campaña 'Nadie sin hogar 2010-2015' bajo el lema 'Por una vivienda digna y adecuada'

Francisco (d), con compañeros del centro y Luis, en Cáritas.
Francisco (d), con compañeros del centro y Luis, en Cáritas.
M. Valero Jerez

30 de noviembre 2014 - 01:00

Cáritas ha puesto en marcha un año más la campaña de las personas sin hogar 'Nadie sin hogar 2010-2015' durante este mes de noviembre. En esta ocasión, la campaña lucha contra el 'sinhogarismo', poniendo la mirada sobre la vivienda bajo el lema 'Por una vivienda digna y adecuada. Nadie sin hogar'. Cáritas quiere proponer y visibilizar la necesidad de un nuevo modelo residencial basado en la vivienda digna y adecuada como derecho humano. Uno de los dispositivos con el que Cáritas-Jerez atiende a los llamados 'sin techo' es su centro de día. El educador Francisco Escobar abre la puerta a decenas de personas que piden ayuda en el centro. Junto a un gran equipo de profesionales, Escobar trabaja por y para los más necesitados.

-¿Qué perfil de usuario pide ayuda en este centro de día?

-Nos estamos encontrando con perfiles de personas que anteriormente habían sido autónomos, que tienen una profesión, una vida laboral y que tienen muchas habilidades. También tenemos a personas inmigrantes jóvenes que salen de los centros de menores y se ven en la calle. Pasan a ser un sin techo. Otro de los cambios que vemos es que antes teníamos sobre todo personas mayores de 50 años, y ahora todos oscilan entre los 20 y los 50, muchos nacionales. Y están llegando gente de Jerez. Antes no se veían.

-Debe ser muy difícil pedir ayuda cuando se ha tenido todo.

-Debe ser muy difícil, no me puedo poner en su lugar. Cuando llegan a la acogida lo primero que hacemos es reforzarlos, valorarlos porque es muy duro pedir ayuda. Nadie puede salir solo de esto, se necesita acompañamiento. Yo no podría solo. La gente debe sentirse que pertenece a algo.

-Es que de repente todos sus cimientos se tambalean...

-Impresionante sí. Las redes que tienen alrededor desaparecen y se ven solos. Algunos tienen familiares que pueden darle la mano, pero hay mucha gente que no. El hecho de que vengan aquí para mí es de admirar, incluso me emociona. Es muy difícil pedir ayuda.

-Llaman, entran ¿y qué piden?

-Necesitan ocupar su tiempo, sentirse útil, salir de la calle. Salir de la calle, ése es el mensaje principal. Pero el objetivo de este centro no es sólo que la gente salga de la calle, sino que la gente cambie su actitud, que se le pueda acompañar, que esté motivado a un crecimiento personal. Por supuesto que estamos en la cobertura de las necesidades básicas, pero no es sólo eso.

-Cáritas también apuesta más que nunca por la formación.

-Por supuesto. Ahora tenemos muchos proyectos abiertos, desde agricultura ecológica, cuidado a personas dependientes..., se está apostando por la formación como vía para que las personas puedan avanzar teniendo herramientas para el mercado. También tenemos el servicio de intermediación laboral, porque las empresas también están más sensibilizadas con este escenario. Aunque, por supuesto, aún queda mucho camino por recorrer.

-¿Qué característica debe tener un usuario del centro?

-Debe tener inquietud, estar abierto al cambio. Por supuesto debe ser una persona sin techo, sin ingresos... De ahí que trabajemos mucho con el comedor y el albergue municipal, donde hacen muy buena labor.

-¿Cuál es vuestro dispositivo en materia de vivienda?

-Tenemos un piso para hombres, otro para mujeres y ahora estamos habilitando otro. Creemos que hay dar cobertura a todas las personas con las que trabajamos. Durante el año atendemos entre las 80 y 100 personas en tema de acogida y con 15 personas aquí de manera integral. Cáritas está apostando por la vivienda digna para nuestros participantes.

-¿La ciudad responde ante esta necesidad extrema?

-No, no responde. Es cierto que nuestras 'empresas con corazón' sí que son más sensibles, pero, en línea general, estas personas siguen siendo invisibles.

-¿Y cómo pueden dejar de ser invisibles?

-Debe haber una mirada diferente, ellos no se sienten comprendidos. Tenemos que poner más corazón porque nadie quiere vivir en la calle, nadie quiere pasar frío, y además, no se sienten merecedoras de que alguien les ayude. Es muy fuerte. Solo no se puede salir.

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