D. Alberto de la soga corta

Al igual que en la deliciosa comedia de Tirso de Molina -D. Gil de las calzas verdes-, Alberto Garzón, el líder o exlíder de Izquierda Unida, de lo que queda de ella o de lo que ella fue, le gusta el enredo, practica la confusión y provoca el equívoco. Por desgracia, ni lo que hace Garzón tiene la gracia de lo que hacían Doña Juana, D. Martín o Doña Inés, ni sus intenciones tienen nada que ver con las que perseguían los tres protagonistas de la comedia.

Garzón, eterno aspirante a lo que nunca llegará, embarcó a IU en una empresa titánica, no por lo fabulosa, sino por el desastroso final al que, sin remedio, la abocó. La mediocridad que lleva adherida a su cuerpo, como el pellejo de un odre viejo al vino que contiene, le hacía -y le hará- incapaz de destacar a la altura que su enfermizo ego le exige. Ni corto ni, para estas labores, perezoso, urdió una maniobra tan personalista como estúpida: vendió su partido por un plato de lentejas revenías: se echó en los brazos, más bien las fauces, de Pablo Iglesias, tan egocéntrico, megalómano e indecente como él, pero mucho más listo. Esperaba lograr, con la ayuda del aprendiz de dictador bolivariano, lo que por sí mismo no podía. Su ansia de protagonismo le provocó la ceguera que le impedía ver lo que para casi todos los demás era evidente: la voraz ambición de poder, la codicia política del líder de "Podemos", su habilidad torticera y su asombrosa -e indudable- capacidad de manipulación, que acabaría por diluir y devorar los restos del pequeño Garzón, patético proyecto de aprendiz de Lenin.

Ayer, Garzón quería ilegalizar el "PP", le molesta el centro-derecha democrático -en realidad, como siempre ha sucedido con "su" partido, le molesta todo lo que huela a democracia-. Dice que es un partido corrupto y que habría que prohibirlo… Hoy, Garzón, el bufón de "Podemos", se sube por las paredes porque su antiguo "camarada", Gaspar Llamazares -un fracasado que, como otros muchos, ha hecho "carrera" en política para desgracia nuestra-, harto del destierro sombrío en el que, como era de esperar, Iglesias ha arrinconado a lo que fue IU, ha decidido formar un nuevo partido, "Actúa", para recuperar lo que "Albertito" les quitó: su formación política.

A Garzón le molesta que le hagan sombra, a Garzón le molestan los que no piensan como él, a Garzón le molesta que los que no piensan como él, puedan decirlo, y más que lo digan; a Garzón le molesta el "PP" y mañana le molestará "Ciudadanos", como ahora le molesta que surja otro partido de izquierdas que les pueda quitar votos, a él y al lobo en cuya boca se ha metido; a Garzón le molesta la democracia, es alérgico a la libertad… de los demás; a Garzón, en fin, le gustan las sogas cortas, para tener atado bien corto a quien no aplauda sus gansadas.

El muchachito dice que Llamazares "va a su bola" y que lo que hace lo hace "pensando sólo en él mismo…". Probablemente tenga razón, Llamazares no es ningún ejemplo a seguir, en ninguna de sus facetas, su apetencia por el poder y el figureo es equiparable a la de quien ahora le critica, por esto, y por la evidente sed de gloria que pudre el espíritu del "camarada" Garzón, lo mejor que puede hacer es callarse.

Hay que tener la cara muy dura, la vergüenza muy escasa, la ética del todo prostituida, y la moral en consecuencia, para pretender prohibir partidos, sin duda, democráticos, clamar contra la corrupción ajena, despreciar una Constitución ejemplar y ejemplarizante -votada por más del 90% de la población- que nos ha proporcionado a todos los españoles el más largo período de estabilidad y prosperidad de nuestra Historia reciente, apoyar a terroristas y sus cómplices, disculpar a los violentos anti-sistema, "comprender" a los que quieren romper España por encima de la Ley; mientras militas en un partido absolutista, enemigo declarado de la libertad y, por supuesto, de la democracia -son hechos, no opiniones-; mientras tu partido tiene deudas impagadas con la Seguridad Social, sedes embargadas, dirigentes imputados y turbios procesos sin aclarar; mientras apoyas a dictadores asesinos, como Maduro, con presos políticos, disidentes encerrados a la fuerza en sus casas, diputados a los que no se deja entrar al Parlamento, Fiscales Generales destituidos a capricho, la Constitución vulnerada y más de 150 asesinados en las calles… Difícil tomarte en serio cuando los que sembraron el terror están juzgados y en la cárcel y tú los quieres soltar, ¡acuérdate de las víctimas, no de los verdugos!; difícil, cuando en vez de defender, desde tus ideas, la unidad de España, estás con quien la odia -seguramente como tú- y la quiere destrozar; difícil, cuando, como es costumbre entre los tuyos, vas contra la propiedad privado y el derecho de las personas a prosperar y tratar de ser felices.

Te gustan las sogas cortas, Garzón, y la que tú mismo te has puesto al cuello -muy corta-, acabará, si no lo ha hecho ya, políticamente, contigo.

PD: ¿Cuántos muertos necesita "Podemos" para condenar a Maduro, el dictador asesino de Venezuela? ¡¡Y son 151!!