La zona de expositores ha estado  algo desangelada este año por la ausencia de bodegas de renombre internacional y de algunos de los vinos que daban prestigio internacional a Vinoble, caso de los Tokaj húngaros, los vinos de hielo y los Sauternes. En ausencia de los grandes nombres bodegueros-vinateros, la representación institucional ha contado con destacada presencia en el espacio reservado para expositores, caso del Instituto Canario de Calidad Agroalimentario, que ha aprovechado su presencia en el Salón para promocionar algo más que las conocidas malvasías del archipiélago.

 Y es que Canarias da cobijo en la actualidad a más de una decena de denominaciones de origen, principalmente repartidas por las islas de Lanzarote, La Palma y Tenerife, donde además de las malvasías se elaboran otros vinos fortificados y dulces naturales, en pleno renacimiento por el creciente interés de los consumidores como la mayoría de los vinos que dan nombre a Vinoble.

La Palma, posiblemente la Denominación más representativa de Canarias, se caracteriza por la prohibición de fortificar los vinos, que alcanzan de forma natural los 18 grados de contenido alcohólico gracias al microclima de la zona y a sus terrenos, abonados por cenizas volcánicas.

La principal aportación de los palmeros a la tendencia en boga de variedades autóctonas es la uva ‘sabro’, que también se cultiva, aunque en menor medida, en Tenerife, varietal blanca que aporta aromas y sabores muy intensos, con una notable presencia de notas a setas.

Los Llanos Negros de Fuencaliente es la principal zona de producción de esta variedad de uva, de la que se elaboran en la Palma dos vinos, un monovarietal que encierra todo el potencial de la uva y un coupage, refrescado con la variedad ‘gual’, que suaviza la intensidad de la ‘sabro’.