Soy un Cherokee
Miembros de esta entidad motera hablan de los 20 años de trayectoria de la asociación, en la que priman las dos ruedas, la honradez y la solidaridad
Probablemente, si hay que hablar de un tipo duro, por quien uno cruzaría de acera para no toparse con él, ese es Lee Marvin o 'El chino'. El pandillero malo de 'Salvaje', la película en la que Marlon Brando es el líder de un grupo motorizado bastante alborotador. Sin embargo, nunca fue esa la intención de Johnny, un americano con raíces cherokees y un salón en la jerezana barriada La Teja. Allí comenzó una película muy diferente, una historia de solidaridad y pasión por las motos, que dio nombre al Club Cherokee de Jerez, una auténtica institución en la ciudad, que cumple ahora 20 años. Surgió como un grupo de amigos que compartían afición los fines de semana. Auténticas virguerías sobre dos ruedas de estilo custom que tienen como banda sonora el country y el heavy. Entre ellos se llaman hermanos, un espíritu que aseguran que no quieren perder, "porque nos consideramos una familia", dice Pepe Hermosín, socio fundador de la entidad.
Más de medio centenar de miembros forman parte del Club y todos ellos han tenido que 'superar' una serie de 'pruebas'. Lo primero, tener moto, claro. Y después, buen comportamiento, respeto, ser una persona civilizada y honrada. "Es importante que entre todos nos conozcamos, que participemos por igual en las actividades que organizamos, es decir, no sólo unos pocos", subraya el presidente de la asociación, Jesús Vega. También es necesario que dos padrinos 'avalen' al futuro socio, que le expliquen las normas, la forma de trabajar, el funcionamiento del Club, cómo debe ser su comportamiento. "No queremos personas que se salgan de tono, que metan la pata, que nos dejen en mal lugar", añade. En el Club, que tiene miembros en otras provincias andaluzas, hay tres niveles: aspirante, socio eventual y socio completo. Cargos que se van alcanzado a base de tiempo e implicación.
"Llevamos a nuestras espaldas -dice Vega- una gran responsabilidad, una imagen ganada desde hace 20 años, con mucho esfuerzo, que no se puede echar por tierra porque una persona pierda los papeles, falte el respeto. Aquí no hay que ser un tipo duro, todo lo contrario".
Entre las muchas actividades que desarrolla la entidad está visitar a otros motoclubs del país y del extranjero. O la celebración ayer de una fiesta de homenaje al expresidente Javier Alemany, fallecido en 2000, a quien le caracterizaba también su espíritu solidario. "Y ese espíritu que nos transmitió no queremos que se pierda". Por eso, cada vez que pueden, desde el Moto Club Cherokee participan en actos benéficos, -de hecho, son colaboradores habituales en actos solidarios del Ayuntamiento. "Hace poco participamos en una fiesta para la recaudación de fondos para atender los gastos médicos de una joven, con el patrocinio del sonido, pagamos los barriles de cerveza...". En Navidades hacen recogida de juguetes y alimentos para entregarlos a asociaciones como Cáritas y el Comedor del Salvador. Ahora, con el verano a la vuelta de la esquina, comienza el calendario de conciertos, especialmente, de promoción de grupos locales con entrada gratuita.
¿Y la pasión por las motos...? Queda abierta a otros estilos de dos ruedas, no sólo las custom, "porque lo importante no son las motos, sino las personas. Si has llegado a entrar en el club significa que eres buena persona, que eres carismático, honrado y que vales para esto". Acostumbrados a que la gente cruce la acera cuando los ven, el Cherokee es una prueba de que las apariencias engañan. Desde la asociación apuntan que las puertas de su sede están abierta a cualquier ciudadano que quiera conocerla.
Aseguran que en Jerez hay afición por las motos, "pero la burocracia quema a cualquiera. Por eso colaboramos todos los años con el Ayuntamiento en la organización de actividades para atraer a más público al Mundial, para que no se vayan y que se queden más tiempo, como pasaba antes". Manuel Castro 'El papi', miembros de la junta directiva, destaca además la labor de acogida que desempeña la entidad de otros clubs extranjeros, como la reciente visita de 22 miembros de dos motoclubs de Suecia. Cuando los Cherokees van fuera, reciben el mismo buen trato. "Recoges lo que siembras", puntualiza.
Y el futuro ya está aquí, como diría una canción, para el Club, en el que hay una buena cantera, niños con parches en la espalda en sus pequeñas chupas de cuero, educados "en un buen ambiente, y en mantener este espíritu". Mientras, la sede del Club, en el Camino de Espera, está pendiente de una mudanza a un terreno cedido por el Ayuntamiento en la Ciudad del Transporte de 2.500 metros cuadrados, a la espera de que los bancos den el visto bueno a la asociación.
Los sábados al mediodía son habituales de la mítica tasca 'La Sureña', junto a la alameda Vieja. Creen que el 80% de la afición es por las motos, y el 20% a la velocidad. "Somos gente tranquila". Una forma de sentir las dos ruedas, una forma de vida lejos de la que sembraba en cada pueblo Lee Marvin y sus secuaces.
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