Gertrudis Gómez de Avellaneda

COEDUCACIÓN

En 1854 se presentó a la candidatura de la Real Academia Española

Virginia Flores / Jerez

25 de mayo 2010 - 01:00

Nací el 23 de marzo de 1814 en Camagüey, Cuba, donde permanecí hasta 1836, año en el que partí con mi familia a España. En el viaje compuse Al partir, uno de mis versos más conocidos.

Nos establecimos en Sevilla donde publiqué versos de gran prestigio en varios periódicos bajo el seudónimo de La Peregrina. En esta ciudad también conocí al gran amor de mi vida, Ignacio de Cepeda y Alcalde, con el que viví una atormentada relación amorosa Para él escribí una autobiografía y gran cantidad de cartas publicadas a la muerte de su destinatario y que muestran mis sentimientos más íntimos.

En 1841 publiqué mi primera colección de poemas. Tras los éxitos líricos vinieron los triunfos dramáticos. Mi primera obra estrenada en Madrid fue Munio Alfonso, supuso el inicio de mi gran fama como dramaturga. También escribí novelas, la más famosa Sab que fue la primera abolicionista.

Conocí al poeta Gabriel García Tassara en 1844 y nació entre nosotros una relación basada en el amor, los celos, el orgullo y el temor. Gabriel deseaba conquistarme para ser más que toda la corte de hombres que me asediaban, pero tampoco quería casarse. Me rendí a este hombre que casi me destroza. A mediados del siglo XIX me vi embarazada y soltera, en mi amarga soledad y pesimismo escribí Adiós a la lira, una despedida de la poesía.

En abril de 1845 nació mi hija María, o Brenilde como me gustaba llamarle, pero nació muy enferma y murió a los siete meses. Las cartas que escribí a Gabriel García Tassara para pedirle que visitara a su hija antes de que muriera eran escalofriantes, pero Brenilde cerró los ojos para siempre sin conocer el calor de su padre. Durante ese tiempo de desesperanza volví a escribirle a Ignacio de Cepeda.

Me casé con Pedro Sabater en 1846 y al poco tiempo mi marido enfermó y apenas un año después quedé viuda.

En 1850 realicé una segunda edición de mis poemas. Movida por el éxito y acogida, tanto por la crítica literaria como por el público, en 1854 me presenté a la candidatura de la Real Academia Española pero prevaleció el exclusivismo imperante en la época y el sillón fue ocupado por un hombre. En 1858 estrené el drama Baltasar, cuyo triunfo superó todos los éxitos conseguidos anteriormente y compensó las contrariedades que había encontrado en mi carrera.

Volví a casarme en 1856 con Domingo Verdugo, un político de gran importancia. Con él realicé un viaje por el norte de la Península y tras 23 años regresé a Cuba (1859) donde fui celebrada y agasajada por mis compatriotas. En una fiesta en el Liceo de la Habana fui proclamada poetisa nacional. Por seis meses dirigí una revista en la capital de la Isla, Álbum cubano de lo bueno y lo bello.

A finales de 1863 la muerte de mi segundo esposo acentuó mi espiritualidad y entrega mística a una severa y espartana devoción religiosa. En 1864 partí de Cuba para nunca más regresar a mi Patria.

Tras viajar a los Estados Unidos, en 1865 fijé mi residencia en Madrid donde fallecí el 1 de febrero de 1873 a los 58 años.

Al partir

¡Perla del mar! ¡Estrella de occidente!

¡Hermosa Cuba! Tu brillante cielo

La noche cubre con su opaco velo,

Como cubre el dolor mi triste frente.

¡Voy a partir! ... La chusma diligente,

Para arrancarme del nativo suelo

Las velas iza, y pronta a su desvelo

La brisa acude de tu zona ardiente.

¡Adiós!, ¡patria feliz, edén querido!

¡Doquier que el hado en su furor me impela,

Tu dulce nombre halagará mi oído!

¡Adiós! ... Ya cruje le turgente vela...

¡El anda se alza... El buque, estremecido,

Las olas corta y silencioso vuela!

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último