Viña AB Estrella de los Mares Amontillado llega al mercado. González Byass presenta una nueva edición de los llamados vinos de 'ida y vuelta', poco más de medio millar de botellas de este jerez que ha navegado a bordo del Juan Sebastián de Elcano durante los diez meses que ha durado el 93º crucero de instrucción del buque escuela de la Armada Española.
Uruguay, Chile, Ecuador, México, Estados Unidos, Filipinas, Indonesia y Omán han sido las escalas de la travesía oceánica de diez meses que culminó el pasado mes de junio con la llegada a Cádiz del Elcano, en el que este jerez circunnavegó el mundo para rendir tributo al marino español que completó la primera vuelta al mundo en la expedición Magallanes-Elcano.
A bordo del buque de la Armada Española, dos medias botas de este amontillado escaso y muy especial representaban la recuperación de la tradición bodeguera que consistía en embarcar botas en largas travesías para que el mar favoreciera la evolución del vino. Simbolizaban, también, el homenaje que González Byass ha realizado a aquellos navegantes que hace 500 años cambiaron el curso de la humanidad.
La selección del vino en la bodega por parte de Antonio Flores, enólogo de González Byass, no ha sido casual. Se ha buscado un vino con capacidad de evolucionar y mejorar en su periplo por el mar. Se ha pensado en un vino "vivo", como Amontillado Viña AB, procedente de una sola bota de la bodega La Constancia, la número 74. Con un envejecimiento de 12 años, milagrosamente mantenía un ligero y delgado velo de flor.
Viña AB Estrella del Mar Amontillado de 'ida y vuelta' se ha adaptado a las condiciones tan especiales de la travesía, con una temperatura uniforme y donde el movimiento del barco ha facilitado la microoxigenación de las levaduras y ha reactivado la crianza biológica. A partir de ese momento, la crianza oxidativa ha tomado protagonismo, originando reacciones químicas (oxidación y polimerización), así como la extracción de los componentes de la madera, como la vainillina y el ácido gálico de los taninos de las duelas.
Todas estas circunstancias, añadidas a la concentración por evaporación de parte del contenido de las botas, han propiciado un vino con un color ámbar intenso, más redondo y complejo, con una notable influencia de su larga crianza biológica, así como con un componente salino muy acentuado debido al aporte de la brisa marina. Cada bota es un ecosistema único y singular. Al compás de las olas y las mareas del mar, Viña AB Estrella de los Mares ha regresado con el alma curtida por el viento y la sal, señala la bodega en un comunicado.
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