Medio siglo al pie del cementerio: "Éramos tres y ya quedamos dos"
Conchi Torrecilla tiene dos puestos de flores ambulantes desde hace 45 años, aunque la venta por Los Tosantos no es lo que era: "La gente se corta un montón, antes no miraban los precios"
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Las flores y en, gran parte la Festividad de Todos los Santos, le ha permitido a Conchi Torrecilla criar a sus dos hijas y a su hijo. En la actualidad, los tres tienen estudios y trabajo fijo, aunque cada año vuelven a ayudar en estas fechas. Casi medio siglo dedicada a la venta de flores. "Aquí en Doña Blanca no había nadie cuando nosotros empezamos, veníamos con una 'movilete'. Hacía coronas con los aros de las barricas", rememora. "Era diferente, las podías defender".
Conchi tiene dos puestos ambulantes y guarda las flores en su "furgonetita". Se traslada hasta Sanlúcar o Chipiona e intenta cargarla al máximo para ir lo menos posible y ahorrar costes. "La gasolina también está muy cara".
A pesar de los cambios y las diferentes crisis económicas que ha vivido la sociedad en los últimos 45 años, El Día de todos los Santos y de los Difuntos los preparaba con muchísima antelación, dado el gran volumen de trabajo. "Esperábamos a que llegara noviembre para vender flores y pagar lo que fuera. Ya no contamos con eso, no hay tanto negocio. Ahora vendemos y luego vemos qué se puede pagar”.
Hoy día la subida de los precios -por tanto de los costes-, el pago de la cuota de autónomos, el IVA y las tasas de los puestos, la situación es crítica tanto para ella como para los demás floristas. "Pago 200 euros por los dos puestos -el de aquí, y el del cementerio-, más 640 euros por estos seis días en el cementerio... se pone la cosa imposible”, explica. Y competir con las populares tiendas de todo a un euro, lo complica aún más.
La subida de precios afecta también a la clientela que quiere recordar a sus difuntos. No queda más remedio que mirar por el bolsillo. "La cosa está muy mal, muy cara y se vende muy poco. Antes no miraban los precios y ahora se cortan un montón y preguntan: esto cuánto. Y cuando le das un precio más baratito ya te dicen que se lo des”. En cifras se refleja a la perfección: el ramo que antes vendía a doce, trece o veinte euros, ahora le da salida a ocho o siete. "Mucho más baratos y cuesta muchísimo más venderlos".
Conchi, con su buen talante aguanta el tirón y mantiene su puesto en la entrada del camposanto jerezano pendiente de los demás "porque todo el mundo no tiene ganas, si hay mal tiempo con nuestro toldo de plástico". Y alerta: "En el cementerio éramos tres y ya quedamos dos. En Madre de Dios han cerrado. Está todo muy caro".
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