El vigente Código Penal establece que quien “simulara ser responsable o víctima de una infracción penal o denunciare una inexistente, provocando actuaciones procesales, será castigado con la multa de seis a doce meses”. A pesar de las constantes advertencias legales que hacen los gabinetes de prensa de las fuerzas de seguridad, la aparición de nuevos casos de denuncias falsas “demuestra la falta de escrúpulos de algunas personas. Piensan que presentar una falsa denuncia, aconsejado por algún listillo en la mayoría de las veces, es un simple acto de picaresca y no que están cometiendo un delito”, indican  fuentes policiales. Tanto la inspección de guardia de la comisaría como la de la Guardia Civil tienen numerosos carteles avisando a la ciudadanía del delito que supone interponer una falsa denuncia, que además de un obligar a un trabajo policial, tiene su lógica correspondencia de carga de trabajo en los ya de por sí saturados juzgados y Fiscalía. Además de estos carteles de aviso, al denunciante se le advierte que debe decir la verdad pero, por lo visto, más de uno sigue mintiendo al poner la denuncia.

En concreto, la Policía estima que las simulaciones de delito han subido un 30% con la crisis. Los dos últimos casos que la comisaría ha comunicado son el de una mujer de 51 años que se inventó que le habían atracado en la calle y le habían sustraído 290 euros en efectivo; y el de un repartidor de pizzas, de 20 años, que fabuló otro atraco y denunció que le habían sustraído otros 250 euros a punta de navaja. Fuentes de compañías aseguradoras señalan que “las pólizas suelen cubrir como máximo 300 euros por un atraco real callejero. Por eso los timadores denuncian que le han robado cantidades muy parecidas a lo máximo que pueden cobrar”.