'Nueva normalidad' en Jerez

La Moderna reabre 100 días después

  • El emblemático bar de la calle Larga a cargo de los hermanos Pacheco reanuda su actividad en el inicio de la 'nueva normalidad'

  • El establecimiento adopta todas las medidas de seguridad para garantía de sus trabajadores y clientes

Fue de los primeros en cerrar. Faltaban aún cerca de 24 horas para la declaración del estado de alarma y la información sobre la pandemia era aún muy difusa, pero los hermanos Pacheco, en parte por miedo, en parte por responsabilidad, decidieron echar la persiana de La Moderna aquel viernes 13 de marzo y colgar un cartel en la puerta anunciando a su clientela del cierre hasta nuevo aviso por el coronavirus. 

Cien días después, el castizo establecimiento de la calle Larga reabrió ayer sus puertas para propiciar el reencuentro de propietarios, trabajadores y clientes en una jornada de emociones a flor de piel tras el duro confinamiento y la posterior desescalada en la que Alfonso, Fernando y Atilano Pacheco no veían el momento de volver por la dificultad de adaptar el local a los requisitos establecidos por las autoridades sanitarias.

Finalmente, los hermanos decidieron esperar a la 'nueva normalidad', en la que se permite la ocupación del 100% de la terraza y el 75% del interior. En otras palabras, las de Alfonso Pacheco, "en las condiciones que se permitían hasta ahora nos habría costado dinero abrir y ahora creo que es el momento para por lo menos cubrir gastos", señala mientras canturrea "Tengo una terraza con sillas colorás (bis)", en alusión a los nuevos veladores de sillas y mesas bajas que sustituyen a las mesas altas en el exterior.  

De izquierda a derecha, Eduardo Gil, Alfonso y Fernando Pacheco, y Tomás del Valle, ayer en La Moderna.. De izquierda a derecha, Eduardo Gil,  Alfonso y Fernando Pacheco, y Tomás del Valle, ayer en La Moderna..

De izquierda a derecha, Eduardo Gil, Alfonso y Fernando Pacheco, y Tomás del Valle, ayer en La Moderna.. / Manuel Aranda

Junto a Alfonso, Fernando y Atilano, para la reapertura se han incorporado el cocinero, Pedro 'Perico' Naranjo y tres de los cinco camareros en plantilla: Tomás del Valle, Eduardo Gil y Pablo Barrera. De momento, indica Alfonso, faltan por incorporarse otros dos camareros, los dos que llevan menos tiempo, que además son los más jóvenes y carecen de cargas familiares.

Alfonso conversa con Diario de Jerez mientras tuesta y unta las rebanadas de pan para los desayunos de los clientes, menos de los que frecuentaban La Moderna antes de la crisis sanitaria, aunque "quiero pensar que algún día volveremos a ser normales", explica Alfonso, ansioso de que la 'nueva normalidad' de paso pronto a la normalidad absoluta.

"La mañana está tranquila, aunque el primer cliente, Antonio del banco, estaba esperando en la puerta antes de abrir a las siete de la mañana, y Juan Ángel el pintor llegó cuando abría la reja", relata Alfonso Pacheco, quien afirma que "han sido momentos de mucha emoción después de tantos días cerrado y anhelando volver a abrazarnos, aunque tengamos que conformarnos con los codos".

Cartel que sustituye a las cartas de mano con la oferta de tapas de La Moderna. Cartel que sustituye a las cartas de mano con la oferta de tapas de La Moderna.

Cartel que sustituye a las cartas de mano con la oferta de tapas de La Moderna.

Trabajadores y clientes seguros

La Moderna ha adoptado todas las medidas de seguridad de obligado cumplimiento. Los camareros llevan mascarillas y guantes. "Lo que peor llevo -confiesa Fernando- es la mascarilla, pero no queda más remedio". Los clientes tienen a su disposición gel hidroalcohólico en la entrada de La Moderna, en la barra y en las mesas, así como en los baños.

Hay pegatinas en la barra y en los accesos a los baños que marcan al distancia social, que también se respeta en la terraza y en el interior, donde se han anulado dos mesas. Las cartas de mano y los servilleteros han sido retirados para sustituirlos por carteles colgados de la pared con la oferta habitual de tapas y raciones. "Antes del cierre hicimos acopio de género por la Semana Santa y menos mal que lo hemos podido ultragongelar para que no se echara a perder". 

Nunca antes La Moderna había estado tanto tiempo cerrada. "Cien días, era impensable", explica Alfonso para luego puntualizar que "ahora no nos planteamos irnos de vacaciones, después de lo que hemos pasado ahora todos tenemos que poner nuestro granito de arena para salir adelante".

Alfonso, con mascarillas y guantes, preparando tostadas tras la barra del bar. Alfonso, con mascarillas y guantes, preparando tostadas tras la barra del bar.

Alfonso, con mascarillas y guantes, preparando tostadas tras la barra del bar. / Manuel Aranda

Su hermano Fernando asegura que hace una semana todavía no tenían demasiado claro cuando abrirían La Moderna. "Ha sido difícil, pero ahora ya se ve la luz al final del túnel y aunque hay menos gente de lo habitual, imagino que pronto volverá la normalidad"

Ni Alfonso ni Fernando Pacheco han llevado bien el confinamiento, en el caso del primero, porque "no sé si soy muy negativo o tengo un viejo en la barriga, pero tengo miedo a que haya un rebrote"; en el caso del segundo, "al principio lo llevaba bien, pero ya estaba loco por empezar; han sido días de muchos nervios e incertidumbre".

Sobre Atilano, que no entra hasta el turno de tarde, Fernando asegura que "tiene mono por empezar, ganas de ver a la gente, reirse un poco y echar un buen rato". "Como todos", apostilla Alfonso al lejos.

Eduardo Gil, uno de los camareros de la gran familia de La Moderna, también tiene sensaciones encontradas de este tiempo: "Los primeros 15 días de descanso y encerrado en casa sin salir, ni en los mejores sueños se me había pasado por la cabeza, pero luego se ha hecho eterno".

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