Jerez

Rogativas en la parroquia de San Andrés para pedir precipitaciones

  • El sacerdote Miguel Ángel Montero hará mañana preces ante la necesidad de lluvia en la campiña

El Cristo de las Aguas, una de las imágenes relacionadas con la necesidad de precipitaciones en Jerez.

El Cristo de las Aguas, una de las imágenes relacionadas con la necesidad de precipitaciones en Jerez. / Pascual

A lo largo de la historia, la necesidad de lluvia se ha implorado a través de las denominadas rogativas, es decir, una forma de orar a Dios para atraer las ansiadas precipitaciones. Pedir al santísimo ha sido una manera de reclamar ese agua que se retrasaba y que en muchos casos, daba lugar a duras sequías.

Sólo hay que echar la vista atrás para ver que han sido muchos los años en los que los fieles han confiado sus rezos a Dios para conseguir el agua.

Ahora, en el segundo peor registro de precipitaciones desde 1958, la iglesia ha vuelto a recurrir a estas rogativas para tratar de paliar la falta de agua en Jerez. En concreto, el padre Miguel Ángel Montero ha organizado para mañana lunes en la parroquia de San Andrés, situada en la barriada rural de Los Albarizones, una homilía en la que se harán rogativas para pedir precipitaciones, tan necesarias a estas alturas de otoño.

No es la primera vez en los últimos años que se efectúan este tipo de acciones, toda vez que en octubre de 2017, el propio obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, envió a los sacerdotes de la diócesis una carta en la que se recomendaba incluir en las misas preces en petición de las lluvias.

Más cerca, en marzo de este mismo año, el padre Luis López Cuervo realizó, tras la eucaristía del jueves día 21, una visita a la capilla del Santísimo Cristo de las Aguas, situado en la Iglesia de San Dionisio, para implorar precipitaciones.

Es precisamente esta imagen, la del Cristo de las Aguas, una de las más arraigadas a estos cultos en Jerez. De hecho, el historiador Fernando López Vargas-Machuca explica en la publicación ‘San Dionisio, una visita guiada’ que “la creencia consistía, al parecer, en que había que mover la imagen para que tuvieran lugar las precipitaciones”.

También se atribuye una capacidad para convocar a la lluvia a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Merced, que a lo largo de la historia ha sido protagonista en muchas ocasiones en este aspecto, saliendo a la calle de manera excepcional para pedir lluvias. De hecho, el manto de espigas con el que procesiona, una pieza de principios del siglo XX, fue un regalo de los agricultores jerezanos por el final de una sequía para la que se encomendaron a ella.

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