“Qué raro resulta mirar hacia el público y ver a todo el mundo con mascarillas, parece esto un quirófano”. Así describió, de alguna forma, la situación que vivimos la cantaora Lidia Hernández, que en la noche del pasado viernes puso el broche de oro al taller intensivo ‘Grandes Mujeres de mi Tierra: Flamenco y Literatura’, celebrado en la Peña Flamenca Buena Gente bajo la organización de la ‘Asociación de Mujeres Artistas ‘Las Roldanas’ y con el apoyo del Instituto Andaluz de la Mujer.

Siguiendo protocolo sanitario pertinente, es decir, todos los asistentes con mascarillas y un aforo muy reducido de personas (separadas todas), el taller, que ha estado dedicado a la figura de Juana Vargas de las Heras ‘La Macarrona’, ha constado de cuatro jornadas en las que las participantes profundizaron en la relevancia e importancia que ha tenido la mujer en el mundo del flamenco desde sus distintas vertientes, ahondando en la repercusión que tuvieron en su momento figuras femeninas que han pasado a la historia del mundo de lo jondo como María Maya Heredia ‘La Andonda’, Pastora María Pavón Cruz ‘La Niña de los Peines’, Ana Amaya Molina ‘Aniya La Gitana’, Trinidad Camacho Carrillo ‘La Trini’ o la propia Juana Vargas de las Heras ‘La Macarrona’.

Un momento del recital poético en la Peña Buena Gente.

A todas ellas se les recordó a través de un original recital poético por parte de algunas de las participantes del taller.

En esta última jornada, la de clausura, se contó con la presencia de Patricia Moreno García, filógoga y miembro de la Cátedra de Flamencología de Jerez, que fue entrevistada por Carmen Gutiérrez Montes. Ambas desgranaron diferentes aspectos del impacto que tuvo la mujer en el flamenco del ayer y del que tiene en el de hoy.Además, durante la entrevista se reivindicó que el flamenco, como expresión cultural que es, tuviera un mayor impacto en los programas docentes de los centros de enseñanza a todos los niveles, así como para reivindicar a una artista, La Macarrona, coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento.

Tras ello, fue Inmaculada Chacón, responsable del proyecto, quien agradeció a todas su aportación, desde los participantes a la propia Peña Buena Gente, para cerrar la noche con un recital cante y toque a cargo de las jerezanas Lidia Hernández y Alba Espert.

La cantaora ofreció una amplia pincelada interpretando tonás, soleá, alegrías, tangos, fandangos y bulerías, dando muestras de su extraordinaria garganta, siempre acompañada por la joven Alba Espert, una guitarrista que progresa paulatinamente y que demostró sus buenas dotes.