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Actividades hípicas

De Salamanca a Jerez a galope tendido

  • La collera charra formada por Juan Rivas Serrano y Manuel Sánchez Muriel arrolla a los garrochistas andaluces en el concurso nacional de Acoso y Derribo del Cortijo de Vicos

 Cuatro carreras a todo galope ha necesitado la collera salmantina formada por Juan Rivas Serrano y su amparador Manuel Sánchez Muriel para dejar claro que la tierra charra también sabe, y mucho, de caballos, de toros y de garrocha. La pareja se impuso ayer domingo por un cortísimo margen de tres puntos al resto de participantes en el Cortijo de Vicos, todos ellos andaluces, lo que aporta mayor mérito a la hazaña charra, pues no hay que olvidar que en la Baja Andalucía se concentra la mayor parte de la tradición y la cultura del caballo y del toro.

Por esto, los tres puntos del concurso nacional de Acoso y Derribo de Jerez significaron un mundo tras haber ganado a Goliat, a los grandes del palo, a Lorenzo Caro Ruiz y a Jaime Márquez Infante, que fueron segundo y tercero respectivamente.

También hay que decir que a todo esto ha contribuido el impecable estado del terreno (las fuertes lluvias del invierno han dejado paso a días de levante y calor, condiciones óptimas para conseguir un terreno mullido pero compacto). Vicos se convirtió el fin de semana en una pista de galope muy fiable para los caballos. Los caballos participantes corrieron cómodamente detrás de unas vacas bravas y mansas que corrieron cómodamente hacia los corrales de querencia. Así pues, el jinete ha de aportar el resto: la destreza con el palo. Es importante señalar que el Acoso y Derribo es una disciplina ecuestre que ya no está considerada deporte para la Federación Hípica Española pero que sirve para conocer la bravura del ganado de lidia, por ello, la actitud y el comportamiento del ganado resulta decisivo en la puntuación final del participante. El desarrollo de la prueba consta de dos partes. En una primera etapa el jinete, ayudado por la obligatoria presencia de un segundo jinete (amparador), trata de conducir a galope a la vaca hacia el cuadrilátero localizado a unos quinientos metros en línea recta desde los corrales con la ayuda de la garrocha, el palo de madera de unos dos metros acabado en punta. La segunda parte de la prueba comienza una vez la res ha pisado con las pezuñas delanteras la línea de cal. En ese momento, el garrochista ya puede pasar a derribar a la vaca. En función de la energía aplicada habrá más o menos puntuación. O sea, si la vaca solo se cae anota tres puntos y si se cae y da una vuelta, anota seis. El garrochista puede repetir esta operación hasta cuatro veces dentro del cuadrilátero.

También es un hecho bastante habitual que el ganado manso corra hacia querencia mejor que el bravo, que tiende a darse la vuelta cuando lo considera. Y este concurso no ha sido una excepción. El ganado bravo, del hierro de Fermín Bohórquez y de Torrestrella, ha tenido un comportamiento sensiblemente diferente al manso. Las vacas bravas de la final de Vicos, del hierro de Los Alburejos, se entregó mejor que el ganado del sábado, de Fuente Rey, dejando finalmente el cuadro de puntuaciones en sesenta puntos para la collera ganadora, formada por los salmantinos Juan Rivas Serrano y Manuel Sánchez Muriel; en cincuenta y siete puntos para la collera jerezana formada por Lorenzo Caro Ruiz y Victoriano Caro Pinto; y en cincuenta y cuatro puntos para la también jerezana integrada por Jaime Márquez Infante y Lorenzo Caro Ruiz.

Los premios, todos ellos trofeos, fueron entregados a los ganadores por el veterano garrochista jerezano Huberto Domecq Ybarra. Los ganaderos del ganado bravo se encargaron de entregar el segundo y el tercero. Álvaro Domecq felicitó a Lorenzo Caro, mientras que Fermín Bohórquez Escribano felicitó a Jaime Márquez Infante, que fue tercero.

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