"Santiago da pena verlo, no hay esa alegría que había hace años"
La artista jerezana recuerda aquellos tiempos en los que el barrio "era una fiesta constante" y habla de su vuelta a los escenarios tras años de retiro
María Márquez era una de esas adolescentes que a finales de los años setenta soñaba con ser artista. Se había criado en pleno corazón del barrio de Santiago, y había "tenido la suerte" de vivir aquellas fiestas interminables en las que los más grandes bajaban una y otra vez hasta Jerez para aprender. Su carrera prometía hasta que el amor se cruzó en su vida, pues se enamoró del futbolista jerezano Antonio Benítez. A partir de entonces, y tras instalarse en Sevilla, María lo dejó todo hasta que no hace demasiado tiempo ha vuelto, y lo ha hecho "con más ilusión que nunca". Hablamos de una mujer con energía, muy vital y capaz de engatusar con su arte a cualquier público.
-Se ha llevado usted media vida en Sevilla y ahora ha vuelto a su tierra y a su barrio...
-Sí, cuando me casé con Antonio me instalé en Sevilla y allí he estado más de cuarenta años. Nunca perdí el contacto con Jerez porque a mi marido le encantaba su tierra, y cada semana veníamos por aquí. Hace dos años, cuando se puso malito, decidimos venirnos para acá y aquí sigo, ahora en la calle la Sangre.
-Y después de tanto tiempo, ¿cómo ha encontrado al barrio donde se crió?
-Muy mal, las cosas claras. El barrio ya no es como antes, no sé qué pasa, pero ahora hay gente que si te puede quitar la mirada te la quita para no decirte adiós y eso antes no pasaba. Yo soy una persona de mucha vida, y mira que tengo pena porque se me ha ido lo que más he querido en esta vida, pero a veces esas cosas me duelen. Eso no pasa en Sevilla, allí además de artistas hay personas. Santiago está muerto, ya no hay ná. Ojalá se levanten los espíritus del barrio para que suba un poquito porque me da pena y vergüenza ver cómo está. Además, y lo digo claro, hay que levantarse y echar a los que tengamos que echar no que está toda la gente asustada.
-Porque usted ha vivido aquella época de los patios de vecinos con interminables fiestas...
-Hombre, aquellos eran tiempos preciosos, muy bonitos y sobre todo muy humanos, cosa que ahora no hay. Yo vivía en la calle la Merced y se comunicaba con la calle Nueva. Al lado estaba la casa de Tío Paulera y no veas las fiestas que se formaban allí. Allí entraban los mejores, Lola Flores, Caracol, El Beni de Cádiz, Bambino, que aparecía vestido de soldado porque estaba haciendo la mili en Tempul...
-Háblenos de aquellos primeros años como artista.
-Bueno, a mí siempre me ha gustado cantar y bailar, y reconozco que ni soy muy buena cantaora ni muy buena bailaora, pero me agarro a un hierro caliente (risas). Recuerdo que el carnet de artista me lo dio Sara Montiel estando en Mallorca con Cristóbal el Jerezano. Nos examinó ella a Marian Conde, Diego Vargas y a mí, fíjate.
-¿En Mallorca?
-Sí, en Mallorca estuvimos mucho tiempo con Cristóbal, Diego Vargas, José Luis Balao y su mujer. Fue una época en la que se trabaja mucho y bueno allí estaba Manolo Escobar, Rafael Farina...También actuábamos mucho en fiestas privadas y en las bodegas en Jerez, que nos llevaba el padre de Pansequito. Íbamos con los Parrilla, los Morao, el hijo de El Carbonero... Y en la venta que tenía La Perla de Cádiz junto al río San Pedro. Por allí pasaban artistazos como Terremoto, Sordera, Los Morao, Parrilla, Orillo del Puerto, Rancapino, Camarón, El Mono, Chocolate, Tío Borrico. Allí se formaban una juergas...
-En esa época participó usted en la primera Fiesta de la Bulería anunciándose como las Hermanas Márquez...
-Sí, en la Fiesta de la Bulería y en los Jueves Flamencos que organizaba Manuel Morao. Aquella Fiesta de la Bulería fue muy bonita, aunque al final sólo actué yo porque a mi hermana le dio vergüenza y al final se echó pa atrás. Yo siempre he tenido reaño y salgo delante de quien sea y con quien sea porque he trabajado con las más grandes. He trabajado con Rocío Jurado, con Lola Flores, no en escenarios fuertes, pero sí en muchas fiestas. Ella siempre me decía 'paisana, échame un cantecito'. Yo no soy gitana, pero creo que tengo la solera que da esta tierra porque no por el hecho de ser gitano hay que saber cantar. Yo conozco a algunos que van con el cante por un lado, las palmas por otro y el baile por otro...Aquí en Jerez no es menester ser flamenco pa poder cantar.
-O sea que usted iba para artista seguro...
-Mira, hasta Antonio Gallardo comenzó a escribirme letras para un disco que iba a grabar en Sevilla pero que nunca hice. También, y es algo de lo que me siento orgullosa, puedo presumir de que La Perla, Manuel Morao y Antonio Gades vinieron a mi casa un día a pedirle a mi padre que me fuera a Madrid, en aquella época en la que se fueron todos los niños de aquí, El Gómez, Ripoll, José Mercé, Luis de la Pica..., pero yo me había enamorado de Antonio.
-Entonces llegó un momento en el que se cruza Antonio Benítez, futbolista del Xerez que ficha por el Betis, y usted lo deja todo. ¿Se ha arrepentido?
-Así fue. Sinceramente, siempre me he arrepentido de haber dejado lo mío, porque gracias a Dios tenía mis seguidores y un camino por delante. Además, ese camino lo veía con futuro, pero llegó el amor, y me apasioné tanto que lo dejé todo. La verdad es que lo pasé mal porque a mí siempre me gustaba cantar y bailar. Más de una vez he llorado viendo actuar a Aurora Vargas o Juana la del Revuelo, que son amigas mías, porque sentía envidia sana de estar ahí.
-Ahora que hemos hablado de su marido, cuéntenos algo más de él porque aquí en Jerez no se le valora tanto como en Sevilla, ¿no?
-Sí que es verdad, es algo que me duele. Mi marido ha sido uno de los futbolistas más importantes de esta ciudad y sin embargo, se murió hace dos años y nadie se ha acordado de él, al menos en Jerez porque en Sevilla lo quieren con locura. Era un pedazo de artista. Si yo era artista, él era más que yo en el césped, porque como futbolista era torero, bohemio, en Sevilla le comparaban con Curro y Paula. Me casé con un pedazo de artista que le gustaba al máximo el flamenco. Además, tenía parentesco con Agujetas, porque su madre era prima de la madre de Agujetas. Fíjate si lo llevaba en la sangre.
-¿Y por qué decidió volver a los escenarios?
-No fui yo, fue mi yerno Fernando Terremoto, que en paz descanse. Fernando era como un hijo mío, y yo, como ocurre con los Terremoto, lo quería mucho porque estuvo en mi casa desde muy joven. Como me conocía bien, me decía 'no te preocupes que yo te voy a sacar otra vez'. Y así fue, la primera vez que me sacó, fue en una obra de teatro que se llamaba 'Chachipé' y que hacía Manuel de Paula. Estaba Concha Vargas, Carmen Ledesma y faltaba una mujer pa cantar. Entonces Fernando me dijo '¿quieres venir a la obra? Claro que sí. Fernando habló con mi marido y le contestó 'que haga lo que quiera' (risas).Fíjate que llevaba ya 25 años de casada. Ese fue mi reencuentro con el público. A mí me encanta interpretar y bueno aquella obra tuvo mucho éxito.
-Ese fue el punto de partida...
-Sí, a partir de empecé a trabajar en fiestas e incluso fui a la televisión una vez con mi yerno. Yo no he visto más miedo que pasé ese día. Como hacía tanto tiempo que no veía una cámara me puse muy nerviosa.
-La última vez que le vimos fue en la zambomba del Prendimiento en Villamarta y causó sensación...
-Pues yo no salí muy contenta porque me pusieron un micro de diadema que pasaba mucho y se me caía (risas). A ver si poco a poco me empiezan a salir cosas, porque tengo muchas ganas de cantar y bailar en un escenario. Bueno, mi sueño ahora también es tener una academia. Antonio me decía que si se ponía bien me iba a poner una academia aquí en Jerez, pero al pobre no le dio tiempo. En Sevilla ya la tuve y tenía alemanas, japonesas, francesas...Hasta me llamaba Esperanza Fernández para que fuera a la suya y le pusiera a la gente bulería por soleá y el soniquete nuestro de Jerez. A la gente le gusta cómo le enseño las cosas, porque es como yo las aprendí. Recuerdo que aprendí a cantar por seguiriyas con Tía Anica, y ella me decía, 'niña, esto lo tienes que hacer así'.
-Bueno, ahora también tiene a su nieta María de Terremoto que está despuntando. ¿Le pide consejo?
-Sí que me los pide, y muchas veces me veo reflejada en ella. Yo se lo digo, que siga por su camino si le gusta. Afortunadamente, su novio es también del gremio y eso influye. Cuando la veo en mi casa tocando la guitarra me recuerda a mi yerno Fernando con mi hija Encarna. Ella me pide consejo, me pregunta y me dice 'abuela, ¿qué cante hago aquí?' Mi niña tiene una cosa clara, que quiere ser cantaora. Me pregunta los cambios por tonás, la soleá por bulería...
-¿Y qué le parece el flamenco que se hace ahora?
-Hay cosas buenas, pero no me gusta decir nombres. Sí que gusta mucho Poveda, pero porque hace copla y eso a mí me encanta.
-Ya por último María, ¿le han dicho muchas veces si tiene algún parentesco con Lola Flores?
-(Risas) Sí que me lo han dicho, que tengo muchas cosas de ella y no es que quiera imitarlo, será la tierra como yo digo. Yo pasé con ella el último Rocío que hizo y me disfruté muchísimo.
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