Semana Santa 2015 (I)
De frente
En primer lugar entiendo que la Semana Santa de este año ha contado en lo climatológico con un tiempo excepcional que ha hecho que la celebración fuera completa como no se recordaba desde hace más de diez años. Porque hacía más de una década que no se ponían en la calle todas las cofradías de Jerez. Esta circunstancia nos ha llevado a comprobar la realidad de nuestra Semana Mayor. La seriedad, compostura, ascetismo y devoción de las distintas hermandades y la belleza incomparable de una celebración que transforma de tal modo la ciudad que se piensa en ella el resto del año. Pero al igual que esto ha sido así, también es cierto que los problemas que conlleva una fiesta de esta magnitud se han puesto de manifiesto al no existir días de lluvia que si bien traen otra serie de problemas, pueden eclipsar determinadas realidades. Así, ha sido la primera vez desde la irrupción de las nuevas hermandades que todas han realizado su estación de penitencia conviviendo de pleno con la realidad de las existentes en los días grandes.
De esta manera hemos visto el problema costalero de la Humildad y Paciencia, y esto nos ha hecho pensar en qué ocurrirá con alguna de las hermandades de vísperas cuando se incorporen a la nómina de carrera oficial. Algunas, no nos cabe duda, no tendrán dificultad cuando ello acontezca, pero otras nos tememos que después de estos hechos se pensarán algo más el solicitar su incorporación a la jornada que han soñado desde su origen.
Pero no es sólo eso. Los cortejos pueden menguar. Muchos nazarenos lo son de su hermandad de toda la vida y de esa otra que sale al lado de su casa y que hasta hace poco no existía. Pero cuando coincidan una de las dos perderá un penitente y esto hoy día con lo que cuesta que los hermanos vistan la túnica puede ser problemático.
Mi conclusión es que la bella jornada de vísperas debe racionalizarse y estabilizarse en el sentido de la espera sin desesperanza pero con paciencia. No todas las hermandades deben ir a los cinco años al palquillo. A algunas les resultará suficiente, pero a otras les convendría plantearse un mayor tiempo para consolidarse no ya en lo estético, sino sobre todo estructuralmente. La incorporación el Martes Santo del 2005 de la Clemencia -ejemplo de cómo hay que hacer las cosas- así como del Soberano, La Paz de Fátima, El Consuelo, La Redención y la Humildad han ido completando las distintas jornadas sin gran lógica pero sin grandes problemas. Estos pueden llegar ahora y creo que urge una reestructuración general de toda la Semana de cara al futuro. Sólo así se podrán evitar saturaciones e itinerarios incompatibles que de otra manera podrían hacer añicos el frágil equilibrio del que todavía disfrutamos.
Por último, indicar el acierto que ha supuesto el cambio de recorrido de la hermandad de la Cena derivándose al salir de Catedral hacia la Alameda vieja, Pozuelo y Letrados desahogando notablemente el Lunes Santo y recuperando instantáneas de un enorme sabor cofradiero que se iban perdiendo en la memoria. La nueva carrera oficial ofrece la ventaja de poder elegir hacia qué parte salimos y entiendo que esta opción de la Alameda vieja podría ser muy interesante para muchos y contribuiría como ya lo ha hecho el Lunes a equilibrar notablemente jornadas colapsadas en torno a la Carpintería baja.
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