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Jerez

La alcaldesa pospone la decisión de finiquitar a gran parte de sus asesores

  • Sánchez mantiene reuniones con sus delegados y su partido durante más de seis horas para hallar soluciones de emergencia

Tres meses y medio después de anunciar una reducción “notable” en su nómina de personal eventual de confianza, los llamados asesores del gobierno municipal, la alcaldesa y secretaria general del PSOE de Jerez, Pilar Sánchez, sigue sin decantarse. Al menos hasta el día de ayer, cuando parecía claro —al menos así se anunció— que iba a poner sobre la mesa con publicidad uno de sus planes de emergencia (el más estético quizás) para revertir la angustiosa situación que recorre al Consistorio. Pese a que es ella quien exclusivamente tiene potestad para afrontar la decisión, ayer trató de obtener el apoyo mayoritario de sus delegados para acometer los reajustes que planea para el equipo de gobierno. Entre otras cuestiones está, como ya adelantó este periódico en su edición del pasado domingo, el controvertido finiquito de buena parte de sus asesores, muchos de los cuales ya incluso podrían estar buscando acomodo en otros destinos laborales.

La decisión, en cualquier caso, finalmente no se conocerá hasta el próximo viernes, pues Sánchez quiere que en la próxima junta de gobierno local ya se produzcan los ceses (los que finalmente lleguen a ejecutarse), tal y como trasladó a sus delegados, con quienes ayer se vio por espacio de unas cuatro horas. En todo caso, como comentaron fuentes socialistas con carácter previo a la reunión que en principio estaba fijada en la mañana, “si no contó con nosotros para contratarlos, no nos puede hacer responsables de los ceses”.

La primera edil jerezana bien pudo cambiar su estrategia sobre la marcha de cara al encuentro, pues lo cierto es que el tono del grueso de los delegados fue “constructivo” y “positivo”, y se analizaron con detenimiento las posibles salidas de emergencia para normalizar y estabilizar un Ayuntamiento en alarmante quiebra técnica. “Se han tratado todos los planes y aspectos económicos;aún hay una batería de medidas embrionaria y otros asuntos que son competencia exclusiva de la alcaldesa”, confirmaron fuentes del gobierno municipal al término de la ejecutiva socialista, al filo de las once de la noche.

Sea como fuere, la alcaldesa superó sus problemas de salud matutinos para encarar una ardua y tensa sesión de reuniones vespertinas. Si a primera hora alegó unos inoportunos vértigos para justificar su ausencia del pleno extraordinario, en el que se pidió un adelanto de la PIE para pagar la totalidad de la nómina de marzo, por la tarde Pilar Sánchez no tuvo más remedio que mantener sendos encuentros a puerta cerrada, casi en la sobremesa, con sus delegados electos; y, ya bien entrada la noche, con los miembros de la comisión ejecutiva del partido en la ciudad.

Según ha podido saber este medio, en ambas sesiones desplegó aspectos diferentes. Si en la toma de contacto con sus concejales trazó un análisis exhaustivo y conjunto de la dramática situación actual; sus planes inminentes de reforma económica para el Ayuntamiento; y sus firmes decisiones sobre la composición del gobierno municipal y su nómina de personal eventual de confianza;en la segunda reunión abordó temas más generales y problemas más cotidianos de la ciudad, aunque entrando por supuesto en los temas económicos, el gran dolor de cabeza de la mayoría.

El escabroso asunto de los asesores bien pudo pasar de puntillas en la ejecutiva, pues nadie ha confirmado que finalmente Sánchez llegara a ponerlo sobre el tapete. Lo que sí circuló durante toda la jornada fue la reunión que mantuvo la alcaldesa en la noche del pasado Domingo de Resurrección con varios de sus asesores más cercanos. En ese encuentro informal ya pudo haber trasladado sus planes inmediatos de reajustes —entre ellos, presumiblemente, la eliminación del grueso de este personal de confianza e incluso la reducción de cinco o seis concejalías con sus respectivos delegados—. Ayer, quizás al constatar que esas propuestas no serían bien encajadas por su equipo, no quiso ponerlas sobre la mesa de manera definitiva ante sus delegados y su partido, quedando de este modo en suspenso durante, en principio, varios días más. Algo, obviamente, que alarga la agonía e incertidumbre de buena parte de los asesores afectados. “Me da igual que me deje o me eche, pero que acabe esta pesadilla”, admitía ayer a este medio uno de los más de veinte cargos de confianza de Sánchez.

Lo que sí es ya evidente es que la alcaldesa quiere atajar de un plumazo y de una vez por todas uno de los frentes que más quebraderos de cabeza la han reportado en estos tres años de mandato y uno de los elementos de desgaste más recurrentes que ha venido utilizando la oposición en este mismo periodo de tiempo. La encrucijada ahora es hallar los equilibrios justos para no erosionar aún más sus relaciones con los miembros de su equipo de gobierno; no dejar a nadie tirado a un año de las municipales —conviene recordar que los asesores cesarán en todo caso a mediados del año que viene—;y llevar un golpe de efecto que predique con el ejemplo ante las duras reformas que se avecinan en un Ayuntamiento asediado por las deudas.

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