"La artesanía del hierro está perdiendo muchos adeptos"

Bricio Fernández en la puerta de su taller 'La Fragua Tío Juane', que se encuentra el el polígono industrial El Portal.
Miguel Curtido / Jerez

01 de agosto 2008 - 01:00

Bricio Fernández lleva toda su vida dedicado a la artesanía del hierro. Este cerrajero jerezano de 43 años heredó 'La Fragua Tío Juane' de su padre y éste de su abuelo. Asegura que la artesanía en sus diferentes medios es todo un arte que se está perdiendo. Piensa que la gente busca objetos parecidos a los artesanales pero mucho más baratos. Bricio cuenta que se crió entre el olor a hierro y el sonido del martillo sobre el metal.

-¿Cuánto tiempo lleva usted trabajando en 'La Fragua del Tío Juane'?

- Llevo toda mi vida, es un trabajo familiar. Mis hermanos y yo nacimos en 'La Fragua'. Mi abuelo adquirió el local y mi padre más tarde nos pasó la responsabilidad a mis hermanos y a mí. Mis hermanos pasaron también por aquí pero montaron otros negocios, hasta que yo me quedé con el taller al ser el más pequeño.

-¿Qué tipo de metales o hierros trabaja en su taller?

- Todos los tipos de hierros. También metales más nobles como son el acero inoxidable, el metal o el cobre.

-¿Qué técnicas de orfebrería son las que usted utiliza?

- El fundido es una técnica que no utilizo porque se tiene que hacer un molde y poner allí el hierro fundido. A lo que me dedico yo es a dar forma al hierro, la fundición no tiene nada que ver. Las partes de las piezas están hechas todas completamente a mano.

-¿Qué es lo que más vende?

-Nosotros lo mismo vendemos una reja, una escultura, una veleta, una barbacoa o un farol. Lo que sí es verdad es que siempre intentamos quedarnos con una réplica para nuestro pequeño museo, que tenemos aquí arriba del taller donde trabajamos.

-¿Ha venido alguna vez algún cliente para pedirle algo que le sorprendiera?

- Hace tiempo hicimos una escultura para Cádiz de chapa gruesa, de unos 700 kilos. Se asemeja a un minotauro, por una parte hicimos el cuerpo y por otra la cabeza y las alas. La verdad es que me sorprendió bastante por el tamaño y el peso de la escultura.

-¿Cree que la artesanía artística del hierro está perdiendo adeptos?

- Claro que sí, cada vez más. También buscan la rapidez por la vida que llevamos. Hay muy poca clientela que pague 300 euros por una pieza por ejemplo, cuando en otros sitios se la traen más rápido y vale menos. La gente busca objetos que se parecen a los artesanos y que sean más baratos.

-¿Piensa jubilarse en este taller artesanal?

- Eso espero. Para mí este trabajo no es un oficio, es una vocación. LLevo desde que nací en él y me gustaría jubilarme aquí.

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