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Religiones

Comienza el Ramadán: abstinencia sexual, ayuda al prójimo y ayuno

Imán de la Mezquita de Jerez en una imagen de archivo. Imán de la Mezquita de Jerez en una imagen de archivo.

Imán de la Mezquita de Jerez en una imagen de archivo. / Miguel Ángel González

Escrito por

María Luisa Parra

Hanane (Tánger, 1975) llegó a El Puerto en el año noventa y siete. Desde hace una década está afincada con su familia en Jerez. Madre de tres hijos, es ama de casa, miembro de la asociación de mujeres musulmanas Bismillah (‘En el nombre de Dios’), y voluntaria en el centro de acogida Hogar La Salle. Cumple con el Ramadán cada año, ella y el resto de su familia como su hija (igual que todas las mujeres -salvo las embarazadas-) y su hijo de 15 años desde hace dos que entró en la pubertad.

Este ayuno es uno de los cinco pilares del Islam, obligatorio para los adolescentes y adultos que se encuentran bien físicamente. Ramadán es también el mes en el cual el Profeta Muhammad tuvo la primera revelación, y por eso es llamado “el Mes del Corán”.

Los musulmanes se rigen por el calendario lunar, siempre es el noveno mes del calendario islámico que empieza con la aparición de la luna nueva y finaliza en la misma fase de la siguiente luna. Cada año comienza unos 11 días antes, este año el 23 de marzo -coincidiendo con parte de la Cuaresma y con la Semana Santa- y concluye el 21 de abril. Durante este mes sagrado para los millones de musulmanes que celebran el Ramadán en todo el mundo, no toman comida ni bebida, evitan las relaciones sexuales durante las horas de sol, han de ayudar, rezar, ser generosos y pasar tiempo en familia. Los horarios de Ramadán 2023 establece el inicio del ayuno (’sehar’) a las 5:40 de la mañana y su ruptura (’iftar’) a partir de las 19:40 y cada día se retrasa cinco minutos. También tiene en cuenta el cambio de hora.

La experiencia de Hanane en Jerez al respecto es muy positiva pues, dice, hay muchos musulmanes de diferentes países de origen como Marruecos, Siria o Pakistán. La mayoría de las amistades de Hanane no son musulmanas lo que no supone ningún inconveniente para cumplir el ayuno. “Lo respetan, intentan no comer delante de mí. Los niños igual. En el colegio no se comen los bocadillos delante de ellos. En clase de Educación Física, por ejemplo, en lugar de hacer los ejercicios, si estos requieren mucho esfuerzo, realizan juegos u otras actividades porque tampoco pueden beber agua”, explica la musulmana residente en Jerez.

En definitiva, durante la jornada viven su día a día con normalidad, salvo el ayuno. “Por la tarde, sí se nota”. Y es que el Ramadán es mucho más que abstenerse de alimentos durante el día. El musulmán debe evitar el cotilleo y tener una conducta hacia el prójimo impecable. También considerado como el mes de la comunidad, de ayuda a los que más lo necesitan y de pasar más tiempo en familia. “El mes del Ramadán no es sólo el ayuno, tienes que estar vacía por dentro, alegre. No puedes mentir, hablar mal de la gente...”, afirma Hanane.

“Es una conexión directa con Dios y una responsabilidades que hay que cumplir. Si alguien se te acerca para discutir hay que disculparse y decir que se está haciendo el ayuno”

Patricia, de Bismillah, pone el acento en la importancia de dar al que no tiene, no pelear, no pagar lo correspondiente a los trabajadores, faltar a la verdad o cualquier otra conducta que no sea ética, invalida el ayuno. “Es una conexión directa con Dios y una responsabilidades que hay que cumplir. Si alguien se te acerca para discutir hay que disculparse y decir que se está haciendo el ayuno”, señala.

También es obligatorio dar limosna o si no se tiene dinero, alimentos. Para las personas que practican el Islam es época de altruismo, de servicialidad y de ayuda al prójimo. “A veces traigo a niños a casa a comer”, cuenta la de Tánger. Patricia por su parte, asegura que intenta invitar a alguien o hacer comida para que se la lleven: “No debería quedarse nadie sin comer, ni dejar solo a alguien rompiendo al ayuno. Es un momento alegre porque has dedicado el día a Dios, pero un error sería tener la mesa llena y tirar comida. Eso no se puede consentir, yo se lo digo mucho a los jóvenes. En muchos países se mezcla la religión con la cultura y son los jóvenes quienes tienen que cambiar el estilo de vida”.

Bismillah

Desde hace unos años, esta asociación ayuda durante el Ramadán a jóvenes ex tutelados en situación vulnerable, entre otras razones porque los horarios de los comedores sociales no coinciden con la ruptura del ayuno. “Es un trabajo duro, pero gratificante porque no tienen otra forma de comer”, cuenta Patricia. También hacen la ruptura todos juntos en el Hogar La Salle para que no estén solos. Además, Patricia ofrece formaciones todos los años. “Muchos musulmanes desconocen por qué se hacen algunas cosas en el Ramadán”.

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