Primer día de salida de los niños a la calle y primer día de cierto conflicto con las zonas comunes, olvidadas en la publicación este sábado en el Boletín Oficial del Estado de la Orden del Ministerio de Sanidad SND/370/2020, de 25 de abril, sobre las condiciones en las que deben desarrollarse los desplazamientos por parte de la población infantil, durante la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.

El texto del BOE ha sido muy preciso sobre las normas generales, establecidas desde que el pasado 15 de marzo se decretó el estado de alarma, y también sobre otras más específicas, estudiadas durante la última semana con miras al alivio del confinamiento de los más pequeños.

En este sentido, ninguna duda respecto a los beneficiados por la medida: los menores de 14 años que no presentan síntomas compatibles con el coronavirus. Y también sobre las condiciones: una hora al día, entre las 9:00 y las 21:00, en un radio máximo de un kilómetro de distancia al domicilio y en presencia de un adulto, mayor de edad, que puede ir acompañado hasta por tres niños.

Parque infantil precintado en una urbanización de Jerez.

Tampoco caben demasiadas conjeturas en relación a los lugares públicos a los que se puede ir, en palabras del propio vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, a correr, saltar y jugar, apuntándose preferentemente a espacios al aire libre como: parques, si bien quedan expresamente prohibidos los infantiles; campo y bosque, para los que puedan disfrutarlos en núcleos rurales, y playas, para los que viven en términos costeros, aunque la viabilidad de la apertura de éstas se deja de algún modo en manos de los Ayuntamientos.

Ahora bien, ¿qué ocurre con las zonas comunes de edificios y urbanizaciones que por sus características, con jardines y/o patios, son susceptibles de utilización por parte de los pequeños?

Pese a que los administradores de fincas solicitaron expresamente más concreción, la orden finalmente ha entrado en vigor sin mención alguna a esta casuística, por lo que cualquier decisión se deja a criterio de los vecinos. Sin embargo, la imposibilidad de celebrar en estos tiempos juntas y la subjetividad de las opiniones de cada cual convierten el asunto como poco en espinoso.

Obviamente, los escenarios se antojan muy diferentes en función de las localidades. No es lo mismo Cádiz, por ejemplo, en donde no existen bloques de pisos con espacios comunes más allá de algún patio, que otras ciudades como Jerez, El Puerto o Chiclana, en las que  son numerosas las urbanizaciones que disponen de zonas comunes que incluyen desde jardines hasta instalaciones deportivas y piscinas.

Fuentes del Colegio Territorial de Administradores de Fincas de la provincia consultadas por este periódico expresan su visión del tema desde la sensatez, al entender que para las zonas comunes de urbanizaciones o edificios con jardines y otros espacios se aplicarán las mismas normas generales de distanciamiento y tiempo de salida de los menores. Evidentemente, en edificios donde no hay nada de todo eso no se podría salir a pasear por pasillos, escaleras o azoteas. Pura lógica.

En cuanto a las urbanizaciones, una de Jerez como la de Entreparques apuesta por la responsabilidad individual y colectiva. El presidente de la comunidad de vecinos aguardaba como agua de mayo en este final de abril indicaciones gubernamentales concretas. Pero a falta de ellas, tira de prudencia y sentido común. El parque infantil y sus aledaños se mantienen precintados, al igual que continúa cerrada la pista deportiva, mientras que los jardines anexos apenas registraban presencia de algún niño este domingo. El horizonte, ya a corto plazo, se presenta con la incertidumbre de qué se hará con la temporada de piscina. Aunque, quizás por su condición de sanitario, lo observa como un problema menor. “A ver cómo estamos de aquí a un par de meses”.