Coronavirus

El campo no es refugio para los parados

  • La bolsa de trabajo de Asaja sigue sin registrar ninguna oferta de empleo para los 5.600 desempleados inscritos en la provincia

  • La iniciativa se queda en nada por las trabas burocráticas y a la movilidad geográfica impuestas por el Gobierno 

Responsables de Asaja-Cádiz entregan una caja de mascarillas al propietario de una explotación de la zona en plena campaña del boniato.

Responsables de Asaja-Cádiz entregan una caja de mascarillas al propietario de una explotación de la zona en plena campaña del boniato.

5.600 demandantes de empleo, ninguna oferta de trabajo. La bolsa de trabajo puesta en marcha por Asaja para poner en contacto a los empresarios que buscan mano de obra con parados interesados en trabajar en las campañas agrícolas durante el estado de alarma ha resultado ser una iniciativa tan loable como baldía en la provincia.

Las restricciones a la movilidad geográfica y las trabas burocráticas para compaginar el subsidio del paro con el trabajo eventual han tirado por tierra las buenas intenciones de la organización agraria, ya que ni uno solo de los más de cinco mil desempleados de la provincia -la medida excluye a los afectados por ERTE- inscritos en esta plataforma han tenido la oportunidad de ser contratados como temporeros en el campo.

“Debido a la situación inusual que estamos viviendo, desde Asaja queremos poner a disposición tanto de empresarios en busca de mano de obra como de demandantes de empleo, herramientas que faciliten la comunicación y la gestión entre ellos”, anunciaba la organización agraria en su web con motivo del lanzamiento de la iniciativa.

En todo el país se han registrado poco más de 2.100 ofertas de empoleo frente a la estimación inicial de más de 100.000

Los cálculos iniciales de Asaja apuntaban a que en estos meses harían falta entre 100.000 y 150.000 eventuales en todo el país para atender las campañas de recolección. En concreto, la Asociación de Jóvenes Agricultores aseguraba que, solo en el Valle del Ebro, los empresarios de fruta de hueso necesitarían 50.000 trabajadores, y dentro de Andalucía, se hacía especial mención a las necesidades de mano de obra para hortícolas como el ajo en Córdoba y Granada. “En suma, una importante demanda de trabajadores eventuales esencial para cubrir tareas inaplazables del sector agrario para que éste pueda seguir abasteciendo a la sociedad”.

Al margen de que la estimación se pasó de larga -en todo el país se han registrado hasta la fecha 21.208 ofertas a través de la bolsa de trabajo-, en el caso de la provincia, las necesidades eran mínimas, toda vez que las principales campañas de la época que requieren mucha mano de obra como la del aguacate estaban ya finiquitadas y apenas quedaba la siembra del boniato, en pleno auge en estos días y para la que se requieren cuadrillas de hasta 200 jornaleros, pero que estaba cubierta con creces de antemano.

Los escollos burocráticos para poder compaginar paro y trabajo eventual ahuyentan a los empresarios

A los parados de la provincia únicamente les quedaba la opción de trasladarse a otras zonas del país para acogerse a la medida excepcional, una de tantas anunciadas a bombo y platillo por el Gobierno en el curso de la crisis sanitaria, pero que a juicio de Asaja-Cádiz, resultó un chasco tanto por la imposibilidad de los desempleados de moverse de su provincia de origen más allá del municipio limítrofe, como por las dificultades para compaginar el paro con el trabajo eventual agrario, hasta el punto de que los empresarios agrícolas optaron por la contratación directa por el riesgo de que se pasara la fecha de recolección sin haber superado la maraña del papeleo administrativo.

Los 5.616 parados de la provincia inscritos en la bolsa, de los que 1.390 (casi el 25%) proceden de la hostelería y el turismo, mientras que 861 (15%) son desempleados del propio sector agrario, han perdido la esperanza de que los llamen. Y eso que el Gobierno ha anunciado la ampliación de la medida hasta septiembre, pero el secretario general de Asaja-Cádiz, Luis Ramírez, recuerda que en la zona también han terminado ya las campañas de la zanahoria, el cereal y la remolacha, cuyas necesidades de mano de obra son limitadas, y resta por hacer en agosto la vendimia, que sin embargo está muy mecanizada.

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