Jerez

Una empresa externa retira la basura de las calles bajo protección policial

  • Graves disturbios con un operario hospitalizado por una pedrada de los piquetes. La plantilla escenifica su indignación con gritos y vuelco de contenedores. Más de medio centenar de agentes vigilan las tareas

La huelga de basuras que sufre Jerez desde hace 18 días recibió ayer un giro de 180 grados cuando trabajadores de Tragsa, una empresa estatal relacionada con tareas medioambientales, comenzaron a retirar las montañas de basura que se acumulaban en la avenida de Lebrija y en las mismísimas puertas del colegio público Antonio Machado. La ciudad tenía en dicho momento tres millones de kilos de deshechos al aire libre.

 

Los operarios de Tragsa se citaron en la zona de Las Pachecas a las cinco de la mañana para desde allí desplazarse al casco urbano y comenzar a retirar basura con la ayuda de camiones y retroexcavadoras. La noticia llegó a oídos de los trabajadores de Urbaser, que intentaron por todos los medios que dicha columna no avanzase. "Se han tirado piedras como balones de fútbol y hasta se ha intentado sacar de la carretera a los camiones", informaron testigos presenciales que también destacaron que la cadena humana que intentó evitar que una retroexcavadora se moviese tuvieron que desistir al verse embestidos. El altercado se saldó con un conductor herido de gravedad por una pedrada, el cual por la tarde aún seguía ingresado en el hospital. Tras avisarse a las fuerzas del orden el Cuerpo Nacional de Policía hizo acto de presencia pero los piquetes había huido.

 

Mientras tanto, en la sede de Urbaser, en el polígono industrial El Portal, el Cuerpo Nacional de Policía comenzó a controlar el acceso y salida de la empresa con el objeto de evitar nuevos incidentes. Los trabajadores lo entendieron como "un secuestro" mientras la Policía lo consideraba "una medida de prevención". "Cuando salíamos a tomar café debías dejar el carné de identidad en la puerta y te lo devolvían cuando volvías a entrar", manifestó Raúl Cazalla, hermano del presidente del comité de Urbaser y miembro del mismo. Dichas medidas de control se prolongaron entre las 5,30 y las 9 horas de la mañana "y todo con vistas a que los otros (Tragsa) pudieran montar su servicio con tranquilidad", destacó Cazalla. El whatsapp comenzaba a hervir en las manos de la plantilla, que comunicaba por esta vía lo que estaba sucediendo, recomendándose a algunos trabajadores que no fueran a la sede de Urbaser porque si lo hacían "quedarían controlados" por las fuerzas del orden.

 

Fue a primera hora de la mañana donde, con ayuda policial, la columna de limpieza pudo encaminarse hacia Jerez desde Las Pachecas entre espectaculares medidas de seguridad del Cuerpo Nacional de Policía, que los escoltó y protegió de las iras de los trabajadores de Urbaser. Un parabrisas blanqueado por una pedrada de considerables dimensiones dejaba constancia de la batalla campal vivida horas antes en plena madrugada. Los operarios de Tragsa, procedentes en su mayoría de Sanlúcar y otras localidades para evitar posibles venganzas, se vistieron sus monos blancos de protección 1 en la zona de Las Pachecas desde donde, debidamente escoltados, se trasladaron hasta Jerez por los primeros metros de la A-381, carretera de Cartuja, Ronda Este, Avenida de Europa y León de Carranza hasta alcanzar el cruce de la avenida de Lebrija. Ni que decir tiene que la comitiva despertó la atención de los jerezanos por donde quiera que pasara. 

 

Dicha columna estuvo formada por dos retroexcavadoras, cuatro camiones cuba, 4 patrulleros de la Policía Nacional, entre 2 y 3 de la Policía Local (según las zonas del recorrido) y una decena de furgonetas policiales con miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) y de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) con medio centenar de agentes a bordo. El ritmo de avance fue marcado por las lentas retroexcavadoras. La columna salió a las 11,30 horas de la zona de Las Pachecas y llegó a la altura del bar 'La Espléndida' una hora más tarde.

 

Poco a poco, los trabajadores de Urbaser comenzaron a concentrarse en la zona. Conforme la pala de la excavadora comenzaba a deshacer las montañas de basuras la situación comenzó a caldearse. "Se están pasando el derecho de huelga por el forro", gritaban los empleados de la limpieza mientras responsables de Aguas de Jerez, desplazados ex-profeso al lugar para ver cómo se desarrollaban los trabajos, aseguraban que "esta retirada de basuras se está haciendo con todo tipo de parabienes legales" y recordaron que "lo que se está haciendo hoy es velar por la salud pública y evitar la transmisión de enfermedades".

 

Mientras se actuaba ante 'La Espléndida', a dos centenares de metros otro grupo de operarios retiraba una no menos impresionante montaña de desperdicios ante las puertas de un colegio de Primaria, (Antonio Machado) uno de esos lugares que deben ser limpiados de forma obligatoria por los servicios mínimos. A la vista quedó que esa zona de tránsito de escolares no se limpiaba desde hacía días. La seguridad fue tal que los agentes impidieron el acceso a la zona a cualquier persona susceptible de forma parte de la plantilla. Así hubo ciudadanos jóvenes que tuvieron que identificarse para acceder a sus propios domicilios y superar el control policial. Mientras las montañas de basura se iban deshaciendo en su interior aparecían ratas (de buen tamaño) y gusanos en una visión asquerosa.

 

Mientras tanto, se operaba en otro frente: el político-sindical. Una rueda de prensa del comité con el apoyo de la izquierda local y un anuncio de adopción de posibles medidas judiciales al conculcarse un derecho constitucional como la huelga fueron algunos de los argumentos. El Ayuntamiento de Jerez, mientras tanto, velaba armas a la espera de convocar a los medios y dar sus explicaciones, entre las que nuevamente la salud pública estuvo en la cúspide de la pirámide de las razones junto a unos servicios mínimos del 50% "que no se han cumplido".

 

Apenas habían pasado 45 minutos desde que comenzaron las tareas de limpieza cuando ya se había concentrado más de un centenar de trabajadores de Urbaser. Fue entonces también cuando comenzaron los primeros calentones, los cuales requirieron de la actuación de los agentes para calmar los ánimos y pedir que se identificasen los trabajadores más exaltados. Algunos agentes, hasta entonces a 'pecho descubierto', se dirigieron a las furgonetas para coger sus defensas. Era patente en el ambiente que se podía montar una buena algarada. Otros muchos protestaban a voz en grito que lo único que hacían allí "es defender el pan de mis hijos de esa panda de esquiroles" y hubo incluso quien, con indudable sorna, destacó que "¡si esta noche aparecen quemados los contenedores de medio Jerez encima tendremos nosotros la culpa!". 

 

El verdadero estallido llegó cuando dos de los cuatro camiones con sus cubas repletas de desperdicios se dirigieron al vertedero escoltados por cuatro furgonetas. Eran las dos y media de la tarde. Momentos antes el Cuerpo Nacional de Policía agrupó a los trabajadores en la esquina que ocupa una sucursal del Banco de Santander. Los camiones se fueron. Uno de los conductores se tapó con las cortinillas laterales mientras la plantilla le decía que ya era tarde "ya nos hemos quedado con tu cara". Un pequeño contingente de agentes a bordo de dos furgonetas de la Unidad de Intervención Policial se quedaron guardando la situación (al fondo otras dos dotaciones seguían protegiendo la retirada de basuras de las puertas del colegio 'Antonio Machado').

 

Cuando los agentes nacionales y locales se retiraron un grupo de personas se abalanzaron sobre el cruce de León de Carranza con Duque de Abrantes y avenida de Lebrija, volcando contenedores y arrojando bolsas de basura con el objetivo de cortar el tráfico, algo que consiguieron durante unos minutos. La limpieza bajo escolta se prolongó hasta pasadas las diez de la noche por la zona norte.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios