Los empresarios autónomos

voces empresariales

05 de mayo 2011 - 01:00

EN mi último artículo comenzaba indicando que corrían malos tiempos. Lamentablemente no me equivocaba y el transcurso de los meses me ha dado la razón de forma tozuda. Y es que, cada día, las administraciones nos van recetando píldoras de información, la más adecuada, obviamente, pero cada vez se oyen más voces discordantes, tanto de medios de comunicación, como de instituciones privadas de reconocido prestigio, que, en paralelo, nos acercan a la realidad. ¡Como si nosotros, los empresarios autónomos, necesitáramos que nos informaran del estado de las cosas, desde hace dos o tres años para acá! Y, aunque hay voces que en sus establecimientos comerciales prohíben expresamente "hablar de la cosa", no tengo más remedio que referirme de manera somera, para no ser culpable de algún que otro eventual insomnio, y comentar lo que a mi modo de ver me parecen los aspectos más lamentables y sangrantes. Creo que el acceso al crédito es la eterna asignatura pendiente de los empresarios autónomos (y de los otros también). Nunca somos capaces de aprobar, y claro, quedamos de forma permanente para futuras "convocatorias". Con un agravante: me consta que en bastantes sistemas automáticos de estudio de operaciones crediticias de las entidades (credit scoring), el hecho de tener la etiqueta de autónomo, supone restar puntos y que se nos esfumen las escasas posibilidades de conseguir la financiación necesaria. Ahora, que un país en que sus administraciones públicas sean las culpables del cese de actividad, la ejecución por incumplimiento en los pagos de los endeudamientos comerciales normales. Que, además, tanto la Seguridad Social, como la Agencia Tributaria, tramiten por vía ejecutiva las deudas que se hayan podido contraer con las mismas por falta de liquidez, y una gran parte de todo ello sea por no satisfacer sus deudas por bienes y servicios prestados es para, si se tuvieran posibilidades, comenzar a hacer la maleta y emigrar como nuestros antepasados. No son normales las cifras que se conocen aunque sean con cuentagotas. Les pongo unos ejemplos: una población con 110.000 habitantes, acredita una deuda con proveedores de más de 90 millones de euros. Otro municipio con una población de 18.000 habitantes mantiene un saldo con la Seguridad Social de más de 30 millones de euros. Y ya el colmo de lo ilógico de la situación y del país, es que no pasa nada, nadie tiene y, mucho menos, nadie puede o quiere exigir responsabilidad alguna a los gestores que han conseguido estas aberrantes situaciones. Muy al contrario, ante la escasez de fondos para atender sus obligaciones, incrementan el número de funcionarios públicos y ante las irreverentes deudas, hacen manifestaciones públicas de que hay que apretarse el cinturón ¡Ah!, y que lo sepa la mayor parte de público posible: ya no hay crisis internacional generalizada, luego esa justificación no es válida para nuestro país en estos momentos. Si fuera un gaditano carnavalero diría que: ¿cómo va a haber crisis por ahí, si nuestros gestores se han encargado de concentrarla toda aquí?

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