El fotógrafo al que su cámara le salvó la vida
Fallece José Gerardo Ortega a los 83 años, redactor gráfico de Diario de Jerez
A Pepe Gerardo todo el mundo lo llamaba por su apellido. Era un fotógrafo que mantuvo hasta bien entrados los años 90 el estilo de esa prensa tan nuestra, tan querida, en la que aparecer en los 'papeles' era un verdadero honor pues muchos eran los llamados y muy pocos los elegidos. Eran los años de las fotos de grupo, ya fuera un nuevo consejo directivo de la Unión de Hermandades, una flamante junta de gobierno de una cofradía o un gobierno municipal recién electo en las urnas. Gerardo, junto a su querido Rafael Iglesias, siempre estaba allí para proclamar: "Todos quietos". Y acto seguido decir su tradicional "ya está", con el que quedaba constancia de que el trabajo había sido realizado. Pero en parte. Eran años en los que al trabajo de calle había que unirle largas horas de revelado, positivado, secado de las fotografías y entrega en Redacción para su inclusión en las páginas. Años de luces rojas en el laboratorio. La revolución digital no le alcanzó. Seguro que le hubiesen encantado las comodidades actuales en comparación con los años de tanto sacrificio.
A Pepe, a Gerardo, como siempre le llamamos por aquí, por este Diario de Jerez que era su casa, le pasó un autobús por encima "y fue el equipo fotográfico que llevaba encima el que lo salvó", relataba ayer su yerno Alfonso Paredes, recordando aquel episodio que sufrió cuando un autobús urbano le pasó por encima del pecho en la plaza de Madre de Dios. Sobrevivió, casi milagrosamente, a esa tonelada que le atropelló un pecho que contenía un corazón enormemente grande.
Aunque muchos no lo sepan, Gerardo, en su inicios, fue charcutero. Se formó en 'La Esperanza', un negocio especializado en el centro de Jerez que al cabo de los años tuvo que cerrar. Pepe Gerardo se adecuó a las circunstancias y se hizo fotógrafo. Eran los años de los flashes rebotados en las alturas, del golpe de luz blanca que había que saber orientar para dar volumen a una fotografía que corría el serio riesgo de representar a una panda de seres blanquecinos, casi mortecinos, por el impacto de la luz.
Como el 'Che' Guevara, Gerardo jamás estaba dispuesto a dar un paso atrás: encuadraba y disparaba su cámara en dos o tres ocasiones a lo sumo. Si la reunión era tan grande que no cabía en el encuadre solía decir una frase que ha pasado a la historia interna, íntima, de este medio: "¡Juntarse ahí!". Así era José Gerardo Ortega, fotógrafo de prensa, un hombre que supo hacer de la fotografía su medio de vida. "Gran profesional y mejor amigo", decía ayer emocionado su compañero de fatigas Rafael Iglesias Baños, jefe de fotografía de este medio durante años.
"Amaba el blanco y negro, no le gustaba el color", rememoraba ayer Alfonso Paredes dando fe, de esta forma, de la casta de esos hombres forjados en saber llenar de contenido un medio de comunicación que al día siguiente iluminaba, para alegrar o entristecer, a toda una ciudad.
Fue corresponsal de numerosos medios de comunicación, como fue el caso de 'El Correo de Andalucía', o los diarios deportivos 'As' y 'Sport'. A su domicilio de la calle Santa Isabel acudí innumerables veces a recoger esas fotografías que por encargo de mi padre, corresponsal como él, había realizado a un Jerez CD que aún jugaba en el Estadio Domecq y tenía entre sus filas a un inglés (Hodgson) y a un sueco (Larsen).
A sus 83 años, José Gerardo Ortega nos dice adiós dejando un poso de dolor. Su cuerpo fue incinerado ayer después de que se celebrara su funeral en las instalaciones del Tanatorio de Jerez. Deja cinco hijos y diez nietos que sabrán honrar la memoria de un hombre que fue notario de una época en la que hacer una fotografía era dejar testimonio palpable de un tiempo. Dios le guarde.
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