La pequeña Manuela y la tablet que le cambió la vida: "Esta máquina es su voz"
La menor de 3 años con autismo no hablante ya puede comunicarse a través de pictogramas en esta herramienta digital
Vidas dedicadas a la geriatría y con fuerte vocación de servicio
Cuando Manuela tenía 18 meses, algo cambió. Esa pequeña risueña dejó de responder a su nombre, las primeras palabras que ya decía quedaron en el olvido, ya no ‘posaba’ para las fotos, “de repente parecía que estaba ciega, sorda... No respondía a los estímulos”. Cristina, su madre, se dio un mes para vigilar estos cambios tan bruscos. Pasado el mes, acudió a la pediatra pensando que “me diría que era una exagerada”, pero en esa misma consulta ya se resolvió el enigma. Manuela es autista no hablante.
“Sabía que pasaba algo, pero que no quería verlo. Tras el shock inicial y de pasarme quince días llorando, me dije que no podía perder ni un minuto más llorando, así que empecé a dedicarme día y noche a informarme sobre el autismo y cómo poder abordarlo para poder ayudar a mi hija. Afortunadamente, a las pocas semanas del diagnóstico, ya pudimos empezar con el trabajo de estimulación con las terapeutas de San Juan Grande y, después de año y medio, se van notando los avances. Son pequeños pasos, pero para mí son pasos de gigante”, declara Cristina.
Uno de los motivos de este gran avance en Manuela es la comunicación a través de una tablet. Cristina se inscribió, por curiosidad, en el Taller para Familias impartido por una de las profesionales de dicho centro, con el objetivo de divulgar, entre las familias con menores que no han desarrollado el habla, las alternativas que la tecnología moderna ha desarrollado para que puedan comunicarse.
Esta escuela de padres forma parte del elenco de actividades que durante todo el año ha venido desarrollando el CAIT San Juan Grande gracias a la colaboración de la Fundación Unicaja, en beneficio de la integración social de los menores con trastornos del neurodesarrollo.
Un día sentaron a Cristina y le dijeron que su pequeña era la candidata perfecta para trabajar la comunicación y la estimulación del lenguaje a través de un comunicador digital. “El proceso requiere constancia y dedicarle tiempo, pero las ventajas son innumerables. Es más, la tablet me ha cambiado la vida. Apenas llevamos cinco meses aprendiendo a contarnos cosas a través de un comunicador digital, pero se notan los avances”, subraya.
“La tablet está totalmente integrada en nuestro día a día, hasta se la lleva al colegio. Nos permite anticiparle las acciones, preguntarle si quiere más comida, si quiere agua... Todo lo hablamos con los pictogramas de la tablet. Esto, cuando ella aprenda a utilizarlo bien es su voz, porque no sabemos si llegará a hablar”, relata Cristina.
La madre de Manuela pone en valor que gracias a esta tecnología “su frustración y sus enfados por no lograr hacerse entender van disminuyendo”. “Imagina lo que debe ser tener dentro de ti todo un mundo y no poder expresarlo... No me puede decir que algo no le gusta, es que no le puedo preguntar algo tan simple como cómo le ha ido el día en el cole...”, añade Cristina. Aquí la madre hace especial mención al centro educativo de la pequeña, el colegio Vallesequillo, desde donde reciben apoyo, comprensión y la mano tendida. “Para lograr el éxito completo, es básico que el profesorado que debe interactuar con la pequeña también se implique en el manejo del comunicador y, en este sentido, debo agradecer que en el colegio donde está escolarizada mi hija hay una gran sensibilidad y ganas de colaborar en el proceso. En la clase las compañeras siempre quieren estar con ella, hay una sensibilidad increíble. El personal es maravilloso”, destaca.
Cristina habla con profundo amor de Manuela, “ella irradia felicidad. Te emociona ver el fruto del esfuerzo. A ella le encanta la música y a través de la tablet ya nos pide instrumentos. Ahora está loca con la estrella de la Navidad, que no para de pulsarla. Nombra a sus hermanos, a mí por ahí... Mis días son por entero dedicados a mi hija. Todas nuestras actividades se basan en continuar en casa con las técnicas de estimulación que nos enseñan durante las sesiones de terapia en San Juan Grande. Puedo decir que tengo en mi casa un CAIT en pequeño, porque he ido comprando cada uno de los juguetes que se usan en el centro”.
Cristina se muestra muy agradecida hacia la labor de formación y sensibilización que durante todo este año se está llevando a cabo desde el Centro de Atención Temprana de San Juan Grande y por eso ella ha querido colaborar contando su historia: “Mi principal objetivo es lograr que mi hija sea lo más autónoma posible. Es cierto que, como madre y de un solo vistazo, sé lo que quiere a través de sus gestos, de sus expresiones o de su mirada. Tengo la suerte, además, de que mi hija es una fuente de amor y de cariño inagotable y, afortunadamente, el amor no necesita palabras para expresarse. Pero, aun así, sé que dentro de ella hay un gran mundo interior, hay sentimientos, hay emociones, hay necesidades, hay aptitudes y destrezas y es una pena que los que estamos a su alrededor no podamos llegar a conocerlos”.
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