“No fue fácil, pero doy las gracias a todas las mujeres que han ido abriendo camino”
Lourdes Benítez Romero acaba de convertirse en la primera subinspectora de la Policía Local de Jerez
Dos graves lesiones han marcado su vida personal pero no le han impedido seguir avanzando en su carrera profesional

Lourdes Benítez Romero tiene 49 años, es jerezana y se acaba de convertir en la primera subinspectora de la Policía Local de Jerez. Lo ha logrado tras cumplir dos décadas en este cuerpo, en el que también fue la primera mujer en convertirse en oficial.
Habla con entusiasmo de su trabajo a pesar de que, en un principio, casi llegó por casualidad y buscando una estabilidad para su futuro. “Podría ponerlo bonito y decir que yo soñé desde pequeña con ser policía… pero no, yo entré tardecido, con casi 30 años”, afirma.
A pesar de ello, reconoce que se le da bien ser agente. Su carácter, forjado quizás por las experiencias, hace que tenga la templanza y el valor necesarios ante situaciones muy duras que ha debido afrontar a lo largo de su carrera: “Suicidios, accidentes con fallecidos, violencia de género… Nunca sabes cómo puedes actuar ante una situación, hasta que te ves en ella, pero después de veinte años puedo decir que he sabido reaccionar bastante bien en situaciones muy duras. Igual que te digo que para profesora, por ejemplo, no serviría”.
Sus inicios, no cabe duda, le ayudaron a forjar su personalidad actual en la que “la disciplina” ha sido una constante que le ha permitido avanzar, pese a los obstáculos.
Su entrada tardía en la Policía Local se debe a que con tan sólo 19 años, decidió que quería vivir “aventuras” y lo hizo convirtiéndose en militar, en la Armada Española. Fueron años de aprendizaje en los que disfrutó viajando por el mundo dentro de la Marina. “Fue la época del conflicto de la Isla Perejil y de la guerra en Bosnia”, detalla, rememorando las maniobras de aquellos momentos. La suya fue una de las primeras promociones en las que las mujeres pudieron participar allá por el 95 cuando el servicio militar aún estaba vigente.
"Embarcada nunca pensé en tirar la toalla, pero el estar lejos de tu familia, el desarraigo, duele mucho”
No fue sencillo pasar muchos meses embarcada, cinco y seis meses al año, pero era joven y “nunca pensé en tirar la toalla, esa es la verdad”. “Me guie por la intuición, quería conocer mundo, aventura, ganar dinero... He sido bastante echada para adelante en todo y estuve allí 10 años de marinera llegando a cabo segunda y cabo primera. Fui muchas veces primera y en mi especialidad, que era eminentemente de barco, había también pocas mujeres en aquel momento”, rememora.
Sin embargo, tras una década en la Armada, “me di cuenta de que esa vida no la quería para mí, era una vida de barco, navegando mucho y muy lejos de la familia. Estuvo bien en los años que lo viví”. De hecho, reconoce que llegó un momento en el “sabía que quería estabilidad, equilibrio y formar una familia. No sabía ni cómo ni con quién ni cuándo, pero sabía que esa era mi vida a largo plazo y era lo que quería: estar cerca de mi gente”. “El estar lejos de tu familia, el desarraigo, duele mucho. La nostalgia cuando se siente de verdad es bastante dura y con los años, es peor”, asegura Lourdes.
Por ello, comenzó a prepararse las oposiciones para Policía Local, siguiendo el consejo de un primo suyo que también se estaba preparando.
“Eso era estudiar, estudiar y estudiar, no había otra forma. Era un temario complicado y además estaban las pruebas físicas”, explica. Sin embargo, un accidente laboral, en el barco en el que estaba en ese momento, truncó todos sus planes. “Me rompí la tibia y el peroné, fue una lesión grave, incluso me dijeron que mi carrera en la Marina estaba acabada y podía quedarme coja”, lamenta.
Lourdes reconoce que fueron momentos muy duros que le costó afrontar, tras dos años preparándose para poder acceder a la Policía Local: “Yo me preguntaba: ¿Por qué me ha pasado a mí esto? Mi vida se truncó ahí”.
"En nueve años saqué el acceso a la Universidad y Trabajo Social a la vez que cuatro embarazos”
Aun así, cuando logró recuperarse anímicamente, se centró en prepararse sin descanso: “Decidí levantarme. Me quedaba año y medio para prepararme y decidí que por mí no iba a quedar el luchar y pelear esto. Me dediqué exclusivamente a mi rehabilitación y a estudiar y estudiar. Una oposición no la sacas de otra forma si no es con autodisciplina, con horario y tener tu objetivo superclaro. Me dediqué en cuerpo y alma 24 horas/7 días a eso y nada más”.
A pesar del enorme contratiempo, “después tuve suerte y en ese periodo cambio la ley”. El temario se duplicó, pero las pruebas físicas perdieron peso y se dividieron por sexo y edad. “Eso me benefició”, asegura. Paralelamente, y mientras se recuperaba de la segunda operación, convocaron las oposiciones para Policía Local en Jerez “y aquí estoy veinte años después”.
“Me siento muy orgullosa de la trayectoria que he llevado, de cómo me han ido saliendo las cosas. La suerte hay que buscarla. El tren pasa, pero tú tienes que estar ahí a pico y pala”, afirma tajante.
Reconoce que tanto en su etapa militar como en la Policía Local, especialmente, en aquellos primeros años, se ha encontrado con muchos “dinosaurios” que no han respetado su labor. “Lo he pasado realmente mal, muy mal, sobre todo con las generaciones anteriores, con los hombres más mayores y también con los no tan mayores. Hombres con galones en los hombros y basaban su ego y masculinidad solo en eso”, afirma, cuestionándose “qué será lo que habrán pasado otras mujeres”. “Me he visto en situaciones muy comprometidas e, incluso, de acoso”, lamenta. Escenarios que han forjado su carácter y que ha soportado “porque siempre he sido muy peleona, de defender a los demás y de defenderme a mí”. “Hay hombres que nunca nos verán como compañeras porque no son capaces de ver nuestro trabajo y nuestra capacidad intelectual. Son machistas por su educación”, asegura.
"Me he encontrado con ‘dinosaurios’ y lo he pasado muy mal, sobre todo con generaciones anteriores”
Sin embargo, eso no ha supuesto nunca un freno en su carrera, aunque han forjado su carácter. Su mayor reto siempre ha sido superarse a sí misma y ha ido logrando, paso a paso, con “disciplina”, que es la palabra que más repite según narra su historia.
Lograr más fue precisamente el aliciente que le llevó a seguir estudiando para poder ascender en el cuerpo de Policía Local. “Yo tenía bachiller antiguo, así que me preparé el acceso a la universidad para mayores de 25 años y, más tarde, en la UNED estudié Trabajo Social”, señala, recordando que realizó sus 300 horas de prácticas en el Centro Asesor de la Mujer.
Lo hizo a lo largo de nueve años, compaginando su trabajo como agente y sus cuatro embarazos, de los que solo dos llegaron a término.
“No es fácil conciliar la vida familiar y laboral y no es fácil tener ahora puestos de liderazgo si tú quieres tener ‘pack completo’. No es fácil, pero es posible. No estoy diciendo que sea lo correcto o lo que deba hacer toda mujer. No. Pero yo quería cumplir mi vida personal, como la tenía planteada en mi cabeza con mis hijos y familia, cerca de los míos… pero, además, desarrollarme como profesional en lo que yo quiera”, recalca.
Aun así, subraya que “el querer llegar a todo, me ha pasado factura porque entramos en una vorágine de querer llevarlo todo para delante y hacerlo hasta bien y no somos superwoman, somos personas humanas y necesitamos cuidarnos. Si tú misma no te cuidas, no vamos a ningún sitio”. Ella lo sabe bien, hace un año sufrió un accidente cerebrovascular por el que estuvo ingresada nueve días en Neurología, seguidos de muchos y duros meses de recuperación: “No sabía quién era, no sabía a qué me dedicaba… el susto de mi vida, sobre todo para los demás porque yo no me enteré ni me acuerdo absolutamente de nada”.
Un coágulo en la cabeza fue el responsable “y me ha servido para reflexionar. Hoy en día estoy agradecida a lo que me pasó”, cuenta emocionada, mientras añade que, en el momento de la lesión, “estaba como un pollo sin cabeza” y sufriendo mucho estrés “por el yo puedo y el querer llevarlo todo para adelante”. “Yo intento sacar lo positivo de todo y a aquello que me pasó intento sacarle lo bueno y aprender. Si me hubiera muerto, el mundo seguiría girando… Sufriría la familia, pero no habría pasado nada más porque el cementerio está lleno de imprescindibles”, resalta.
La nueva subinspectora de la Policía Local en Jerez subraya la importancia de que las mujeres vayan dando pasos en cualquier ámbito: “Hay que abrir camino. Yo agradezco mucho, por ejemplo, las primeras policías de aquí de España. Fueron las hermanas Lola y Delfi Tapias, de Córdoba, a las que tengo la suerte de conocer”.
" No es fácil tener puestos de liderazgo si tú quieres tener ‘pack completo’: familia y carrera profesional”
“Cuando tú las escuchas y te cuentan que iban de uniforme con falda, tacones y bolso y que las tenían nada más que de chófer o de administrativa y para de contar… De eso a hoy, pues hemos mejorado un montón”, cuenta, lamentando “lo que han tenido que pasar” estas primeras mujeres. “Ya cada una vamos pasando menos, pero es difícil, yo les doy las gracias a todas las mujeres que han abierto camino y animo a que, dentro de su profesión y de su ámbito, aporten un granito de arena porque nos queda muchísimo por avanzar, mucho”, subraya, destacando la importancia de que la juventud tenga referentes femeninos en cualquier ámbito: “Deben ver que se puede y que somos capaces de lo que nos propongamos”. Por eso, reconoce que en el caso de la Policía Local de Jerez “seguimos siendo muy pocas las mujeres en plantilla y estoy convencida de que hay muchas mujeres ahí fuera que serían unas policías muy buenas”.
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