El polígono industrial de El Portal sigue esperando un lavado de cara. Hace cuatro años se iniciaron unas obras de reurbanización que, poco tiempo después, se paralizaron y que acabaron derivando en un enfrentamiento entre la constructora encargada de la actuación, la Zona Franca de Cádiz y el Ayuntamiento.

Transcurrido este tiempo, sigue sin haber visos de que esta necesaria intervención pueda retomarse. Hay un procedimiento judicial abierto y los fondos con los que se iba a financiar se han perdido por no concluir la reurbanización en plazo, por lo que no está claro cómo se podrá acabar una intervención necesaria y reclamada desde hace años por los empresarios del polígono.

En 2014, Zona Franca y Ayuntamiento —ambas administraciones estaban gobernadas por el PP entonces— firmaron un convenio para estas obras aprovechando unos fondos que tenía el consorcio gaditano. El órgano estatal se encargaba de la contratación de la obra; mientras, el Ayuntamiento, además de realizar una aportación monetaria, se encargaría del proyecto y de la dirección de facultativa.

Las obras se iniciaron en abril de 2015 pero, pocos meses después, comenzaron los problemas. La empresa adjudicataria, una UTE (Unión Temporal de Empresas conformada por OHL y Ucop aseguró que no podía continuar ejecutándola alegando que el proyecto adolecía de numerosas carencias, extremo negado por el Ayuntamiento que entendía que la firma pretendía un incremento injustificado de los costes. La controversia técnica derivó en una pelea política —en diciembre de ese año ya gobernaba el PSOE en el Ayuntamiento— que acabó con una reurbanización paralizada sine die.

El cartel que anunciaba las obras de reurbanización del polígono

“El polígono El Portal es un pulmón económico pero está abandonado. Cada vez está peor y es una vergüenza que siga así y nadie haga nada”. Es una afirmación de Javier Lobo, presidente de Adecosur, la entidad que representa a comerciantes y empresarios de la zona sur de la ciudad.

Durante este verano, según apuntan, se han realizado labores de limpieza de rastrojos en algunos puntos de la avenida Cantos Ropero, sobre todo para evitar el riesgo de incendios. Sin embargo, las calles aledañas siguen en un estado más que deficiente ya que se hacen actuaciones puntuales y, tras denuncias o quejas de los empresarios de la zona. De hecho, no es difícil encontrar puntos que se han convertido en improvisadas escombreras, con el consiguiente problema de que incluso se depositan otro tipo de residuos que no son precisamente restos de construcción.

Pero lo peor es que no está claro cuándo se podrá actuar en el polígono y acabar, al menos la reurbanización. Así lo reconoce el Consorcio de la Zona Franca que explica que actualmente hay abierto un “procedimiento judicial” por lo que señala que “no puede entrar a valorar” qué ocurrirá con esta actuación. Este medio también preguntó a la Delegación de Urbanismo del Ayuntamiento pero no hubo respuesta.

Sin embargo, una vez se resuelva la vía judicial, habrá que determinar cómo ejecutar esta intervención. Esta pudo iniciarse gracias a un convenio firmado entre la Zona Franca y el Ayuntamiento para aprovechar unos fondos europeos. Esta línea de financiación, debido a la paralización de la ejecución, se ha acabado perdiendo por lo que ambas administraciones tienen que finiquitar el acuerdo y buscar alternativas. Y todo esto con el agravante de no poder intervenir a día de hoy en la zona, salvo con actuaciones que sean de emergencia o mantenimiento.

Por ello, desde Zona Franca se indica que, una vez se resuelva el procedimiento judicial, se valorarán “posibles vías de actuación y la liquidación del convenio suscrito” con el Ayuntamiento. No obstante, desde el ente franco se apunta que existe una relación fluida con el consistorio jerezano que ha dejado atrás el “enfrentamiento” institucional de años atrás —ahora en ambas administraciones gobierna el PSOE pero hasta no hace mucho este asunto fue un arma arrojadiza más entre socialistas y populares—.

Mientras tanto, entre los empresarios del enclave siguen sintiéndose abandonados. “Seguimos pagando impuestos pero nadie hace nada por este polígono”, sentencia Javier Lobo.