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Jerez

Los precios para el exorno floral de los pasos en Semana Santa, por las nubes

  • Las cofradías recurren a los mercados exteriores, donde la flor cotiza a precio de oro, ante la falta de garantías del mercado nacional por el conflicto del transporte

  • Floricultores de la Costa-Noroeste tienen que destruir las flores almacenadas por la falta de salida en el mercado nacional y se quejan de los bajos precios

  • El sector confía en remontar en Semana Santa y con los eventos de la primavera, aunque reconoce que "la cosa pinta mal y puede ser un desastre"

Detalle del exorno floral del paso de la Virgen del Carmen en su salida procesional del pasado mes de julio.

Detalle del exorno floral del paso de la Virgen del Carmen en su salida procesional del pasado mes de julio. / Vanesa Lobo

Las hermandades jerezanas creen que para Semana Santa ya se habrá resuelto el conflicto de los transportistas, pero el problema, ahora, es que tienen que recurrir a mercados exteriores, como el holandés, para encontrar las flores y los calibres que permitan lucir los pasos en sus salidas procesionales.

El precio de las flores está disparado, por ejemplo el paquete de claveles está a 7,50 u ocho euros, el doble que en 2019, asegura un florista de Semana Santa, quien detalla que los proveedores están presionando para que se concreten ya los pedidos a fin de poder buscar en el exterior lo que no encuentran en el mercado local y nacional.

El poco producto disponible en el mercado nacional “no da la talla”, caso del clavel, que tiene el tallo muy delgado y la flor muy débil, aunque no por ello está a mejor precio, indican las mismas fuentes, que aseguran que las hermandades no escatimarán en gastos para salir a la calle con todo el boato que acostumbran tras dos años sin Semana Santa.

El sector de la flor cortada de la Costa-Noroeste, por contra, asegura que el precio está hundido, al igual que las ventas, ya que lo poco que sale es con destino a la exportación, a la que no afectan los paros de los transportistas al hacerce cargo de los portes empresas de fuera del país.

Lirios, gerberas, fresias, pero sobre todo, muchos tulipanes y margaritas se han tirado a la basura en los últimos días en la zona de Chipiona, donde el negocio de la flor está muy tocado de antemano por las graves pérdidas de la pandemia, a las que ahora se unen el fuerte impacto de la guerra de Ucrania y de los paros de los transportistas.

Los floricultores han perdido gran parte de la cosecha de las dos últimas semanas a cuenta de las movilizaciones de la Plataforma de Defensa del Transporte, que tiene secuestradas las salidas del cultivo al mercado nacional, mientras que las exportaciones se resienten de la paralización de los envíos a los países de Europa del Este por la invasión rusa de Ucrania, donde tiene gran importancia el Día de la Mujer Trabajadora, celebrado el pasado 8 de marzo sin flores.

En Flores Miranda tiraron a finales de la semana pasada gran parte de lo que tenían almacenado en cámaras. “Las flores no aguantan mucho tiempo desde que se cortan; pasada una semana ya nadie las quiere”, explica Luis Miranda, quien recuerda que la flor cortada es un sector “muy frágil” al tratarse de “un artículo perecedero y de lujo”.

Flores de un productor de la Costa-Noroeste empezando a marchitarse Flores de un productor de la Costa-Noroeste empezando a marchitarse

Flores de un productor de la Costa-Noroeste empezando a marchitarse

En caso de que persistan las movilizaciones de los transportistas, la familia Miranda no descarta problemas de cara a la Semana Santa, de las épocas más fuertes del año por la alta demanda de las cofradías y en la que confían en recuperarse de la estrepitosa caída, tanto tanto por la merma de las ventas -también se ha perdido el Día del Padre en España- como por el incremento de los costes de producción, en particular de la electricidad -las flores de invernadero se cultivan con calor y luz-.

“Desde la guerra para acá se está vendiendo un 30% del volumen normal”, señala Luis Miranda, quien asegura que la flor es en estos momentos “una ruina”, por lo que “nos estamos planteando quitar el negocio” o, en su defecto, “reducir costes y producción”.

“Estamos aburridos”, indica el floricultor, no sin lamentar el impacto sobre el empleo en una empresa que cuenta con algo más de noventa trabajadores entre fijos discontinuos y temporales, para lo que las ayudas prometidas por la pandemia, y que en su caso han supuesto apenas 25.000 euros, “no dan ni para pagar una semana de salarios”, asevera.

El responsable de flor cortada de Coag-Andalucía, Luis Manuel Rivera, confirma que en los últimos días se ha estado tirando mucha de las flores que había en cámaras, salvo las destinadas a la exportación, que vienen a ser un 65% de la producción total.

La organización agraria y la asociación de agricultores de Costa-Noroeste confían en que la Plataforma de Afectados sea sensible con la situación del sector y deje salir sin más demora las flores, “cuyo precio ha bajado un 60 o 70%”, asegura el responsable agrario.

“Se ha perdido mucho dinero con la pandemia, con la guerra, con los paros de los transportistas..., pero ahora llega otro momento fuerte con las fiestas y eventos de primavera; si los contactos con los transportistas dan fruto y se arregla la salida, va a ser un gran respiro para el sector”, señala Rivera, quien espera que se pueda atender a las cofradías, de cara a las procesiones de Semana Santa, aunque “la cosa pinta mal y puede ser un desastre”.

Cargamento de calabacines de la Costa Noroeste interceptados por los piquetes en los paros de los transportistas. Cargamento de calabacines de la Costa Noroeste interceptados por los piquetes en los paros de los transportistas.

Cargamento de calabacines de la Costa Noroeste interceptados por los piquetes en los paros de los transportistas.

Flores y hortalizas, tanto monta

“Hay muchos agricultores que han buscado financiación para sembrar flores a los que, en caso de que no tengan salida, se les van a acumular las pérdidas”, explica el responsable sectorial de Coag, quien precisamente dejó la flor cortada durante la pandemia por el riesgo que implicaba para dedicarse al cultivo de hortalizas, igualmente afectado por los paros de transportistas.

“El calabacín, los puerros, la zanahoria y otras muchas hortalizas se están quedando sin recoger en el campo”, lamenta Rivera, quien critica la tímida reacción hasta la fecha del Ministerio de Agricultura frente al cúmulo de adversidades que asfixian al sector.

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