La familia, el mejor regalo
El programa de acogimiento familiar de la Fundación Márgenes y Vínculos logra que en Cádiz no haya a día de hoy ningún menor de seis años en centros de acogida
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A lo largo del año, son muchos los niños y niñas que por distintas razones se ven obligados a abandonar el núcleo familiar. Estos pequeños son declarados en desamparo y quedan a disposición de la Junta, que se encarga desde ese momento de su tutela.
Es en ese instante cuando entra en acción la Fundación Márgenes y Vínculos, una organización sin ánimo de lucro, que desde hace 25 años trabaja por la promoción de los derechos, la protección, la igualdad, la cultura, la convivencia, la educación y el bienestar de las personas, tanto en Andalucía como en otras regiones españolas como Canarias o Extremadura.
Aunque el abanico de programas en el que se centran es amplio, uno de los más consolidados es el de las familias de acogida, un programa que en la provincia de Cádiz está cumpliendo con sus objetivos, ya que a día de hoy no hay ningún niño (de 6 años hacia abajo) sin familia.
A través del Servicio de gestión para la Adopción y el Acogimiento Familiar (SAAF) que ofrece la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad de la Junta de Andalucía, la fundación, mediante conciertos, trabaja desde hace más de dos décadas en favor de estos menores cuyo anhelo principal no es otro que "ser niños normales, vivir como el resto". Así lo explica Iria, que en su día fue miembro de este programa, y que ahora, una vez alcanzada la mayoría de edad, estudia Trabajo Social con el firme propósito de "ayudar a la gente que en su momento pasó por lo mismo que yo".
Pero volvamos al inicio. ¿Por qué se llega a declarar a un pequeño o pequeña en desamparo? Javier Casares, psicólogo, asegura que la decisión "se toma por riesgos en su contexto familiar, desde abandono, negligencia, abuso sexual, maltrato físico....pero siempre buscando su seguridad".
"Aunque en la calle hay mucho bulo, la retirada de un menor de su familia biológica es el último paso, y se da cuando se comprueba que hay o puede haber un riesgo". Antes, según explica, "se suele trabajar con la familia a través de los equipos de tratamiento familiar o servicios sociales, pero cuando no hay más remedio, se toma la decisión".
A partir de ahí, los pequeños o el pequeño (cuyas edades llegan hasta los 8 años) entra en el programa de acogimiento familiar, mientras las familias biológicas se someten a un estudio para ver si la reintegración de ese menor con las familias es lo más adecuado para él. "A su familia se le pide cambios, y cambios duraderos, por eso los acogimientos no pueden tardar 3 meses. Pongo un ejemplo, si tú eres drogodependiente y se te pide que dejes de serlo, eso no tarda tres meses, por eso se exige una estabilidad, una protección y unos mínimos para que el menor pueda volver con su familia, algo que, de unos años para acá, es la medida que menos se da".
A la hora de etiquetar la duración del periodo de acogida, "lo ideal es que sea entre seis y nueve meses, de hecho, intentamos que cuanto menos tiempo esté el menor en la casa, mejor, porque se crea una vinculación por ambas partes".
Es quizás por esto por lo que las familias que forman parte del programa de acogida deben superar una serie de criterios. "Las familias tienen que informarse sobre el acogimiento, formarse sobre el acogimiento y después tienen que pasar un proceso de valoración. No todo el mundo es idóneo, porque el acogimiento requiere otras características, como que seas consciente de que el niño entra y se va".
"Es importante también, añade Javier Casares, que sepas acompañar al niño y que sepas respetar a la familia biológica para no crearle ese conflicto de lealtad como nosotros lo llamamos. Eso no todo el mundo lo entiende".
Pese a todo ello, "al final somos personas y tenemos sentimientos. Te puedo decir que tengo familias que han hecho 20 acogimientos y cuando se va el pequeño lo siguen pasando mal, porque no somos máquinas y como mínimo entre año o año y medio no hay quien te lo quite, y claro, en ese tiempo creas un vínculo".
Detrás de todo el proceso, por contra, lo más importante "es ver cómo se marchan al final. Hay veces que vemos las caras de los pequeños cuando llegan a las familias y cuando se van, y eso es una satisfacción enorme".
Tipos de acogimiento
Dentro de todo este submundo del acogimiento familiar encontramos varios modelos. La primera es la de acogimiento urgente, es decir, "nos llaman de la Junta diciéndonos que debemos hacer una retirada del crío, y rápidamente nos ponemos en funcionamiento para que se vaya con una familia, porque si estás incluido en el grupo de familias de urgencias, sabes que tienes que aceptar todas las características, aunque hay veces que según su estructura familiar, si tienen otros hijos y demás, se ajusta el perfil".
También existen las de carácter temporal y las permanentes, si bien este último modelo se está implantando, como proyecto piloto, en la provincia de Cádiz. Con este modelo, denominado Dual, "tú puedes ser acogedor, pero sabes que esos niños o niño que entran en tu casa tienen una alta probabilidad de que la siguiente medida de integración sea la adopción. Tú estás dispuesto a que el niño se quede contigo en adopción. Antes esto no se permitía y aunque es una situación compleja, siempre miramos por el bien del niño", apunta Javier Casares.
Además, dentro de este tipo de acogimientos existen también dos vertientes, la denominada ajena, con personas completamente ajenas al menor, y extensa, en la que el menor queda en acogimiento con una persona vinculada a la familia biológica. Iria fue una niña tutelada bajo la modalidad de extensa, ya que fue acogida por una tía suya. "Nosotros nos fuimos con mi tía, mi hermano y yo, y mi experiencia es buena, porque te ayuda a ser persona y tienes una familia donde crecer".
"En el caso de mi hermano fue retirado en el propio hospital, y aunque tuvo que estar un tiempo en un centro de acogida, luego ya vino conmigo. Además, desde el primer momento la Junta te ofrece asesoramiento de todo tipo, e incluso cuando he llegado a la universidad, la UCA tiene un plan especial para extutelados, con ayudas y demás".
El sueño de tener sede en Jerez
La Fundación Márgenes y Vínculos cuenta con sedes en diversas ciudades de Andalucía. Actualmente, las tienen en Algeciras, Cádiz y Sevilla, y sueñan "como el título de la campaña que tenemos este año" con tener una sede en Jerez.
"Para Márgenes y Vínculos Jerez de la Frontera es un puesto de trabajo, de divulgación y de presencia extraordinario. El Ayuntamiento nos está ayudando muchísimo en cada una de las acciones que les planteamos llevar a cabo en la ciudad, y bueno, ojalá en breve podamos contar con un espacio para trabajar aquí directamente, sobre todo por la atención a potenciales Familias de Acogida y por supuesto, para el seguimiento de las familias con las que actualmente trabajamos.
Además, Jerez es un sitio estratégico que nos permite estar conectados con mayor rapidez con la sierra, porque se ha dado el caso que hemos tenido familias de localidades de la sierra que tardaban casi dos horas en llegar a Cádiz.
Información para familias
Para solicitar ser familia de acogida, el proceso habitual es rellenar el formulario de la página web de la fundación para solicitar una cita. Tras una primera entrevista, se inicia así un proceso intenso para buscar a esa familia "idónea para el acogimiento". "Por regla general, ajustamos los perfiles de tres en tres años".
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