Las rebajas de verano ya no son lo que eran

Hay un método infalible para detectar el éxito o no de las rebajas. No es científico ni está regido en ningún libro, pero no falla. Es tan sencillo como observar los aparcamientos de las grandes superficies, donde habitualmente se concentran los compradores potenciales que esperan a este periodo de descuentos para hacerse con alguna ganga. Atendiendo a este factor automovilístico, el inicio de ayer de las rebajas pasó bastante desapercibido.

Un buen día de rebajas, por ejemplo, en Área Sur es ese donde los coches buscan aparcamiento hasta en la acera junto a la gasolinera. Un panorama temible para el que tiene intención de entrar y da media vuelta a la rotonda. Ayer, sin embargo, a hora punta (entre las once de la mañana y las dos de la tarde), la zona de aparcamientos del centro comercial estaba a medio gas, con poco o ningún problema para conseguir aparcar cerca de la puerta. Dentro de las instalaciones, todos los escaparates, en mayor o menor medida, tenían algún tipo de cartelería anunciadora de descuentos (hasta el 70%, como máximo).

Uno de los factores a tener en cuenta a la hora de hablar de rebajas es que tras la liberalización de los horarios en los comercios, este periodo como tal solo se mantiene como algo meramente cíclico. Ejemplo de este hecho es que mientras el grupo Inditex (Zara, Pull&Bear, Bershka o Stradivarius) fue fiel a la cita del 1 de julio, otros comercios como Springfield o Sfera colgaban ayer los anuncios de que habían llegado las segundas rebajas a las tiendas.

La situación dentro de las instalaciones y las tiendas era homóloga a los aparcamientos. Movimiento de personas mirando e interesándose -sin tirar cohetes-, pero pocas bolsas. Es más, incluso las tiendas donde había más personas esperando en las colas -casualmente, las que iniciaron ayer el periodo de rebajas-, tanto el tiempo de espera como las prendas escogidas entre las ofertas era mínimo.

Las ofertas en sí mismas tampoco eran especialmente tentadoras. La mayoría de prendas rebajadas pertenecían a varias temporadas anteriores o el precio variaba mínimamente. La frustración se palpaba, precisamente, cuando personas que habían mirado ropa días atrás para esperar a comprársela rebajada, se encontró sin estas prendas en las perchas. Una táctica bastante común en este periodo es poner especialmente 'atractivo' el stand de nueva temporada para que 'piquen' los que van buscando gangas.

Otro epicentro que vive tradicionalmente este periodo con intensidad es El Corte Inglés. A pesar de que en estas instalaciones sí se observaba una mayor afluencia de tráfico -dos plantas completas de parking en hora punta-, dentro la situación era la misma que en Área Sur: muy poca bolsa. Es más, la mayoría de personas que habían acudido a este centro comercial era para hacer la compra del mes (o del día, o de la semana) en Hipercor, por lo que sí es verdad que era fácil ver carros bastante llenos. Esto responde además a que mucha gente cobró ayer la esperada 'extra' de verano. Este mismo panorama fue el que vivió Carrefour, por ejemplo.

En las tiendas Corti, como popularmente se conoce a la zona de El Corte Inglés, había gente mirando los productos rebajados pero poco lanzados a la hora de sacar la cartera. Varios burros con prendas rebajadas copaban los distintos pasillos del centro comercial, llamando la atención de los posibles compradores.

La situación del centro fue prácticamente igual a las últimas épocas de rebajas, debido sobre todo a que la oferta ha bajado considerablemente los últimos años. La última víctima ha sido la tienda de Springfield, que llevaba en la calle Algarve desde hace 25 años y cerró esta misma semana. A esta circunstancia se le une la denuncia histórica de la falta de aparcamientos y la zona azul, lo que hizo que la mañana de ayer transcurriera con bastante normalidad en la mayoría de las tiendas del centro de la ciudad, salvando algún comercio como Zara o Lefties, en las que se observaban más colas en comparación con sus similares, aunque en ningún caso de forma llamativa.