Anuncio de González Byass, 1920.

Al ingeniero francés Georges Claude (1870-1960) le debemos el invento de la lámpara de neón. Mediante la descarga eléctrica de un gas inerte producía un brillo considerable. El tubo de neón fue presentado por primera vez en el Salón del Automóvil de París, en 1910, lo que le permitió ostentar el monopolio del invento durante años además de hacer una gran fortuna. Esta mueva tecnología se hizo muy popular aplicada a los anuncios publicitarios en el periodo de 1920 a 1940.

La investigadora sanluqueña Ana Gómez, en el tomo I de su trabajo 'Imagen publicitaria del Marco de Jerez (1868-1936)', dedica un capítulo a la publicidad exterior. Se centra en dos de los ejemplos más representativos, se podría decir, de este tipo de anuncios, el de Fundador, ubicado en el edificio conocido como Gallo Azul, de Jerez; y el de Tío Pepe, en la madrileña Puerta del Sol.

Este último saltó a las portadas de los medios de comunicación en el año 2014 cuando se decidió reponer al Tío Pepe sobre otro de los edificios de aquella plaza, una vez se desmontado en el 2011. La empresa madrileña Tuneón fue la responsable de la recolocación.

En esos días dos reportajes añadieron polémica al cuestionar el interés popular que se desató por conservarlo en aquel lugar estratégico. Uno se tituló "El cartel de Tío Pepe no es tan antiguo", el otro, en el ABC, "Verdades y falsos mitos del "histórico" luminoso de Tío Pepe de la Puerta del Sol". Ambos daban como fecha inicial de su colocación, en la azotea del hotel París, el año de 1935, con motivo del centenario de las bodegas González Byass. Aunque su diseño era algo diferente del que se conoce en la actualidad.

Ninguno se percató de un detalle, el que aparecía en una foto de prensa publicada con motivo de la muerte del escritor Pérez Galdós.

El día 5 de enero de 1920 una muchedumbre acompañaba los restos del eminente escritor. La comitiva recorrió el centro de Madrid, y un fotógrafo recogió el momento de su paso por la Puerta del Sol. Pero algo más llama la atención en ese momento además del carruaje fúnebre. En la fachada de uno de los edificios se pueden observar las grandes letras que anuncian la bodega González Byass. Mucho antes de que se colocara en el lugar donde estuvo tantos años.

Su aspecto se asemeja a tubos de neón. Aún hay más, ninguno menciona la empresa que lo instaló, que no es otra que la del jerezano Antonio Castilla, un empresario emprendedor experto en el nuevo medio de la radiodifusión.

Anuncios en Jerez

El gran anuncio de la Plaza Arenal.

Las postales turísticas del Jerez de los años 50,  60 y 70 nos aportan una importante información gráfica sobre el tema tratado. En muchas de ellas, de lugares emblemáticos de la ciudad, podemos observar cómo el paisaje urbano estaba invadido por este tipo de anuncios publicitarios.

En cambio, la documentación para los permisos urbanísticos, como los de las propias compañías bodegueras, son escasos, o complicada su consulta.

Los ejemplos son variados, pero intentaremos una relación de los repartidos por la ciudad, la mayoría de ellos ubicados en una zona muy concreta del centro urbano.Creemos que uno de los primeros fue el de Tío Pepe, menos famoso que el de la Puerta del Sol, pero que se enfrentaba, como el de Madrid, a su gran competidor, Domecq.Este estaba en la zona superior del edificio conocido popularmente como Gallina Blanca, frente al del gallo azul.

El de Garvey, en Jerez, ya no reluce.

Una postal en blanco y negro de finales de los 50 nos indica que ya estaba el logo de González Byass, en cambio, el de Domecq, anunciando Fundador y La Ina, no se instaló hasta 1962, tal como se verifica en el legajo 5002, expediente nº 49, del Archivo Municipal. Siendo la empresa sevillana Lumineón la encargada de su diseño y colocación.

En plena Plaza del Arenal, y a la espalda del monumento ecuestre del general Primo de Rivera, Domecq montaría una instalación de grandes proporciones para anunciar el brandy más consumido, Fundador.

En la calle Lancería, junto a los de Domecq y González Byass, otras bodegas buscaron su sitio. Terry colocó uno al lado de la tienda de electrodomésticos Radio Hoces, la actual Ulloa Óptico.

Dry Sack y Soberano, en distintos momentos, pusieron los suyos en los altos del edificio donde estaba la zapatería La P.U.

Y cerca de allí, en Plaza Esteve, en la azotea donde aún se encuentra una tienda de máquinas de tricotar, Decano, de bodegas Caballero.

Al otro extremo de la calle Larga, sobre la lujosa sede del Casino Jerezano (actual Zara), Rumasa tuvo un imponente anuncio dedicado a su brandy Duque de Alba.Otro Tío Pepe, pero poco conocido, en los altos de la casa esquina entre calle Arcos y Medina, cercana al Teatro Villamarta.

La mayoría de ellos desaparecieron, salvo el del Gallo Azul, y el de San Patricio, de Garvey, que se trasladó de la Plaza Esteve a la calle Sevilla, de acuerdo a la normativa municipal del nuevo Plan de Ordenación Urbana, que comenzó a aplicarse en la década de los 80.

En la provincia

Neón de Osborne, en Casa Vargas.

En la capital de la provincia, entre la plaza de San Juan de Dios y la avenida del Puerto, se concentraba algunos de estos anuncios luminosos de colores llamativos.

El de Fundador se ubicaba en un edificio colindante al de la Unión y el Fénix español. Cercano a este, en el conocido Maison Doree otro de González Byass. Una competencia, como se ve, que se repetía en diversas ciudades.

En los altos edificios que daban en la propia avenida, frente al Puerto, como dando la bienvenida a los que llegaban por barco, se distinguían los de Centenario Terry, Veterano Osborne y Caballero.

En una céntrica calle de San Fernando, la plaza de la Iglesia, llamaba la atención el del Soberano, de González Byass. Anuncio que se mantuvo allí por décadas hasta su desmontaje en el 2016.

Sin movernos de San Fernando, y sobre un lateral de la famosa Venta de Vargas, Osborne había puesto el suyo de Fino Quinta.

A su vez, en El Puerto de Santa María, en la plaza de los Jazmines, se situaba el del Centenario Terry.

Otra curiosa foto nos informa que en el centro de Chiclana, en la fachada de un restaurante, Osborne publicitaba a lo grande su fino Quinta.

Cerrando este recorrido por diferentes poblaciones de Cádiz, no podíamos de mencionar a Sanlúcar y su gran anuncio de neón que hay en el lateral de las bodegas La gitana, de Hidalgo, junto a la Calzada.

De la Puerta del Sol a Londres.

Sandeman ilumina Picadilly Circus.

De la Puerta del Sol de Madrid solo recordamos la presencia del Tío Pepe, pero anteriormente Domecq ya ocupaba su sitio en otro de los edificios, donde estaba, y está la pastelería La Menorquina, tal como se ve en la foto adjunta con publicidad política en la fachada.

Formando casi un círculo se distribuían los de Terry, Sánchez Romate y Centenario.Sin olvidar que en otra plaza, la de Cibeles, Soberano daba color a la fuente con sus reflejos.

Y de una plaza de Madrid a otra de Barcelona, a la emblemática Plaza de Cataluña, donde se anunciaban Osborne, Pedro Domecq y Terry Centenario.

Osborne ha sido también una de las más activas, y para ello ha recogido una amplia información gráfica que se puede ver en la sala Toro Gallery, en El Puerto de Santa María. Un recorrido por Murcia, con el neón cercano al puente de los Peligros, junto al templete de la Vírgen, Gerona, Ibiza, Pamplona, Alcoy, y Barcelona.

Por toda la geografía nacional, en las principales capitales de provincia se fueron distribuyendo estos anuncios de neón que marcaron una época, de la que y solo quedan retazos.

Desde Sevilla, cercano a la Plaza Nueva, González Byass ya se anuncia en 1930. Diseño que recuerda al originario que tuvo el de Madrid.

Centenario Terry también en Puerta del Sol.

De Andalucía a Vigo y La Coruña. En la primera Decano corona el conocido edificio Galoya, que ocupaba el Banco Hispanoamericano; y en la segunda lo hacía Pedro Domecq sobre la sede del Banco Pastor.

Valencia, en su Plaza del Ayuntamiento, se adornaba con uno de Centenario Terry.Más allá de nuestras fronteras, en el corazón de Londres, en Picadilly Circus, Sandeman, con su oporto y sherry, alegraba las noches de finales de los años 30 del pasado siglo, antes de que la guerra los apagara.