"Los cuatro supervivientes"
Jerez
El mercado de abastos de Federico Mayo se enfrenta a una grave crisis
Los 4 puestos que aún persisten se plantean echar el cierre por las pérdidas económicas y la falta de clientes
Cuatro años han pasado ya desde el traslado en 2014 del mercado de abastos de la Zona Sur a su actual recinto. Desde entonces, una profunda crisis se ha apoderado de éste, una situación que lejos de mejorar con el paso de los años ha caído en picado. Tan solo es necesario adentrarse en sus muros para que cualquier persona pueda ser consciente de esta realidad. El silencio casi sepulcral, los pasillos vacíos, unos pocos clientes y casi la totalidad de puestos con el candado echado conforman el paisaje desolador al que se enfrenta este emblemático mercado.
Tan solo 4 puestos continúan funcionando, "los cuatro supervivientes", se consideran a ellos mismos. Comerciantes deseosos de que sus negocios puedan superar esta mala coyuntura y resurgir más fuertes que nunca. Sin embargo, no dejan de ser conscientes de una realidad que parece anunciar que tarde o temprano el mercado acabará desapareciendo si no se produce cambio alguno.
No cabe duda de que los mercados de barrio están en declive frente a las facilidades en precios, horarios, localización, etc. de los grandes supermercados. Sin embargo, según afirman sus comerciantes el punto de partida de la crisis a la que se enfrenta este mercado, situado en la barriada jerezana Federico Mayo, fue su traslado.
Mercedes Enríquez lleva 25 años trabajando en el mercado, más de dos décadas dedicadas a su puesto de carnicería. La comerciante afirma que uno de los principales problemas ha sido la excesiva tardanza de las obras, lo que supuso dificultades de acceso para las personas mayores que, al fin y al cabo, eran los clientes más habituales. A pesar de no haber cerrado, ésta se ha visto obligada a abrir tan solo los fines de semana por la falta de clientela y los altos impuestos que debe abonar. "Ahora pago 80 euros de agua. Nunca habíamos tenido que pagar eso en la otra plaza, estábamos exentos", declara a este medio. Mercedes añora tiempos pasados y es consciente de lo difícil que resulta que el mercado vuelva a salir adelante. "No te voy a decir que falta el 50% ni el 90%, porque realmente falta el 100% de la clientela de antes. No creo que esto remonte, llevamos mucho tiempo esperando, de hecho, gente que llevaba aquí treinta años ha tenido que cerrar. Sigo aquí por mis clientas de toda la vida pero si sigue la cosa así voy a tener que cerrar yo y todos lo demás".
Juan Manuel Galera de la Vega es otro de los supervivientes que aún continúan en el mercado. Lleva 50 años trabajando en éste, más de media vida dedicada a esta profesión. Para este comerciante los dos grandes problemas que han llevado a esta situación han sido la falta de interés por parte del Ayuntamiento para otorgar los puestos vacíos y el auge de los grandes supermercados. "La plaza vieja era otra cosa, antes venía mucha más gente pero los tiempos cambian. La juventud de ahora no es como la de antes que tenía seis o siete hijos. Si yo trabajo y mi mujer trabaja dónde vamos a ir a comprar, esta claro que al supermercado grande. Es una pena pero es la realidad".
Los grandes establecimientos otorgan muchas facilidades pero no puede ofrecer la misma cercanía y trato a los usuarios que los mercados de barrio. Los pocos clientes presentes en el mercado lamentan que esto pueda llegar a perderse por la realidad en la que está inmerso. "La pena es que no haya puestos. A mi me gustaba más el de antes, estaban las tiendas siempre llenas, ahora te mueres de pena. Yo sigo viniendo porque es mi barrio y hay que colaborar con él. Tenemos amistad ya con los comerciantes, nos conocemos desde hace muchos años y son muy agradables. Es una lastima que esto se pierda, pero claro, la gente se va a comprar donde más cerca le venga del trabajo", asegura una clienta habitual.
Manolo, pescadero de este mercado desde hace años, es otro de los comerciantes que prácticamente no adquiere ingresos de ningún tipo en este negocio, al que tiene que poner dinero continuamente, perdiendo poco a poco la esperanza. "Lo único que pido es un puesto de trabajo que me permita llegar a fin de mes y cobrar. Tengo pensado cerrar como esto siga así. No me gustaría que esto se perdiese pero tengo que poner dinero todos los meses para mantener el negocio, estoy perdiendo en lugar de ganar. Me da miedo hasta ir a comprar pescado por si se echa a perder por no venderlo". Lolo, como lo conocen sus clientes, al igual que Juan Manuel culpa al Ayuntamiento del abandono del edificio de Federico Mayo. "Esto es una ruina, el Ayuntamiento no echa cuenta de lo que tiene aquí, lo tienen abandonado. Llevamos cuatro años aguantando y no dan facilidades para abrir los puestos. Desde mi punto de vista esa es la única solución que abran los puestos, la gente ha dejado de entrar porque ya sabe lo poco que va a encontrar".
Desde la Asociación de Comerciantes y Empresarios de la Zona Sur (Adecosur) parecen arrojar un poco de luz sobre este asunto. La asociación lanzó una propuesta al Ayuntamiento con el fin de lograr sacar adelante el mercado. Ésta consiste en la posibilidad de montar cualquier clase de comercio en los puestos disponibles, desde una zapatería a un bar, con la idea de crear algo similar a un centro comercial. Aprobada desde el pasado mes de mayo, el Ayuntamiento aseguró a Adecosur que la propuesta saldría adelante tras finalizar las reformas para mejorar las instalaciones. "Nos dijeron que tenían que acabar las obras para que no hubiese desperfectos antes de licitar los puestos, no querían entregarlos en mal estado", declara el presidente de la asociación Francisco Javier Lobo.
Estas reformas que para algunos de los comerciantes como Mercedes "han sido tan solo un lavado de cara", ya han finalizado. Sin embargo, la propuesta aún no se ha puesto en marcha y los puestos del mercado siguen sin salir a subasta. Javier Lobo atribuye esta tardanza al cambio de normativa que supone incluir otro tipo de comercios en el mercado, "ya se sabe, los trámites administrativos y la burocracia en general siempre es muy lenta". Desde Adecosur, al igual que los comerciantes que resisten en el mercado, esperan que esto se resuelva pronto y aseguran que ya existen al menos cinco personas interesadas en alguno de los puestos. "Estamos muy pendientes de que esto se solucione. Tenemos muchas expectativas porque ya es la única solución que queda para el mercado, lo próximo sería caerlo y la verdad que sería una pena", concluye Javier Lobo.
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