"Soy muy tímido; más cortao que yo, ni la toalla de Freddy Krueger"
Luis Lara. Locutor
Reconoce que le hubiera gustado nacer antes "para estar en el Volapié con Tío Borrico o Antonio Mairena"
-¿Luis Lara, 'Comandante Lara' o Luis de Pacote?
-Es la Santísima Trinidad, (ríe). En el mundo del flamenco me conocen más por Luis de Pacote, pero ahora mismo me encuentro más cómodo como 'Comandante Lara', me gusta hacer reír.
Y lo consigue. Luis Lara no pasa desapercibido. Bajo un sol de justicia en la alameda Cristina, un joven se le queda mirando. No le quita ojo. ¿Será o no será? Finalmente, el muchacho se acerca y le pregunta: "Voy a ser muy indiscreto pero como no te lo pregunte esta noche no duermo, ¿tú eres el de los vídeos del curso dandalú?". El 'Comandante' se ríe y no para de moverse. Nervioso como pocos, aún no se explica cómo la gente le para por la calle para hacerse fotos con él, "¡conmigo! Yo flipo con el cariño que la gente me demuestra. Me ven por la calle y me dicen 'Luis, Luis', ¡saben mi nombre!".
Un barrio pa comérselo
Hace 37 almanaques -como él dice- Luis Lara nació en el hospital de la Cruz Roja. Creció y sigue cumpliendo años en su barrio, La Asunción, un barrio "pa comérselo", esa zona de Jerez por la que muerde si la insultan. "Mi padre era de la Plazuela, mi madre de Santiago y yo de La Asunción, qué arte chiquillo", dice. Ahora añora esas tardes en las que veía a las mujeres sacar las sillas a la acera para charlar mientras los niños jugaban en la calle. "Qué poquito me está gustando cómo se está poniendo el mundo. Ahora hablamos por WhatsApp, por Facebook, Twitter..., gente que te saluda y te da un abrazo por una red social y luego si lo ves por la calle, ni te dice hola".
Hablar de La Asunción y de Luis es hablar del Bar Volapié. Entre tostadas de pringá, carne en salsa y cola de toro, el 'Comandante Lara' reconoce que le da coraje haber nacido tan tarde, "diez años antes, eso es lo que me hubiera gustado". "Por aquí han pasado infinidad de artistas, toreros..., sólo diez años para poder haber visto a gente a la que admiro y que no está ya con nosotros como Tío Borrico, Antonio Mairena, grandes toreros, grandes fiestas. Madre si las paredes del Volapié hablaran... ", declara.
¿Tímido? Sí
Aunque en la foto de su perfil de Wikipedia aparezca comiendo cazón en adobo y se grabe con el móvil cantando por bulería a una estantería de refrescos en Nueva York, Luis Lara es una persona tímida. "Soy introvertido y tímido a no poder más. Más cortao que yo, ni la toalla de Freddy Krueger. Que sí, que es verdad, yo soy el tío más cortao que te puedas echar a la cara", dice. "Que no, que no me lo creo". Responde: "Que sí, que sí. Yo me he visto en un escenario y he dicho ¿cómo te has subido tú ahí? ¿Cómo has sido capaz? ¿Quién te ha empujado? Es una de las cosas que alguien algún día me tendrá que explicar, cómo soy capaz de hacer tantas cosas con mi timidez".
Tímido, melancólico e impaciente. Así se define. "Me gusta estar en un ambiente en el que los que me rodean estén bien. Creo que le doy el sitio a todo el mundo", añade a su 'radiografía'. Esa forma de ser le ha valido para tener buenos amigos, esos que él cuenta con los dedos de una mano. "Necesito tener a mi gente cerca. Lo que pasa es que también me siento muchas veces solo a pesar de estar acompañado. Por eso disfruto a lo grande con los buenos, con esos amigos que me aconsejan, me ayudan, me empujan", reconoce. Y destaca a uno, a su 'dedo corazón' por ser "el más grande". "Tengo que agradecerle mucho a David Gallardo todo lo que ha hecho por mí. Siempre ha apostado en mí, siempre piensa en mí. Le tengo devoción".
Entre tómbola y saeta
Encarando las últimas horas de Feria, Luis recuerda aquella tarde de mayo en la que su padre consiguió el muñeco de Juanito, del Real Madrid, en una tómbola. "Yo quería el muñeco y ese hombre se gastó todo lo que tenía para que cogiéramos a Juanito. Cuando lo conseguimos no veas la fiesta que montamos", dice riéndose. Su gesto cambia y se mueve en la silla para evitar mantener la mirada cuando relata emocionado que "mi padre era un tío muy espléndido, querido por todo el mundo, y eso ha hecho que también me quieran a mí".
Fue precisamente un homenaje a su padre lo que le hizo un día salir a la calle y lanzarse con la saeta. "La canté tan mal que cuando terminó cogí un taxi y me fui para mi casa. Me acosté y me llevé tres días sin salir. Decía 'ay Dios mío, dónde me he metido'. Faltaba que bajara el Prendimiento y me dijera 'venga Luis, ya está. Cállate, vamos a seguir para adelante y que cante otro...'. Ése fue mi ridículo debut", recuerda entre risas.
La bailaora María del Mar Moreno fue la que le dio el nuevo empujón para retomar su papel como 'Luis de Pacote'. "Iba a los ensayos con Antonio Malena, con mi primo Luis Moneo, y ahí fue donde me lo empecé a creer y me vi capaz", dice. Debutó en el Villamarta cantando por taranto para abrir un espectáculo de Moreno, y "todavía no me lo creo".
Hablando de flamenco y de una programación cultural "muy pobre", no se explica cómo se ha podido desvirtuar tanto la Fiesta de la Bulería: "Antes era la fiesta del pueblo, iba la gente con sus neveras, se sentaba, las entradas eran baratitas y la ciudad respondía. También se apostaba por la gente local... Ahora se la han cargado".
Buscando en lo absurdo
Se siente cómodo haciendo radio, retransmitiendo fútbol para un periódico digital y subiéndose al escenario para hacer reír. Sin embargo, aún le falta algo. "Antes de los 40 años tengo que pegar el paso definitivo. Aún estoy buscándome, no me he encontrado del todo. Tengo un cacao en la cabeza impresionante, del que espero sacar mi producto final", declara. Lo que tiene ya claro es que estará relacionado con el humor, pero no con el mismo humor que hace a día de hoy en la radio. "Me encanta lo que hago, eso que quede por delante, pero quiero probar otros registros, otras formas para seguir haciendo reír a la gente. Me gusta mucho, por ejemplo, Les Luthiers, me gusta escribir con doble sentido, lo absurdo, sobre todo me gusta lo absurdo".
Ahora dice que en su tiempo libre le ha dado por caminar. Mientras escucha System of a Down, Fifty Sem o Coldplay, Luis es capaz de llegar a La Moderna con los ojos tapados. Le gusta caminar sin perder detalle de lo que le rodea para sacarle punta hasta a una hoja en el suelo. "Soy muy observador para sacarle la chispa. También hago muchas tonterías, siempre estoy maquinando pamplineo".
Pero Luis "se hace mayor" y si le preguntas por un deseo, contesta: "¿Qué deseo? Tener un hijo. Me ha llegado el instinto paternal, sobre todo me gustaría que fuera una niña. Se me caería la baba enormemente. Tener un niño sí, ese sería mi deseo, qué gracioso..., yo de padre...".
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