La vendimia a mano del Marco de Jerez, una práctica en vías de extinción
La falta de mano de obra y de relevo generacional se agudiza en el viñedo del jerez, donde más del 80% de la recolección se realiza ya con cosechadoras mecánicas
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Pocas viñas del Marco de Jerez mantienen la tradicional vendimia a mano, una práctica en vías de extinción que se conserva básicamente en parcelas excepcionales cuya producción se destina íntegramente a la elaboración de los vinos más exclusivos de las denominaciones de origen Jerez-Xérez-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar, así como en viñedos de superficie pequeña en manos de viticultores que realizan la campaña en familia.
Junto a éstas, todavía quedan en el Marco viñedos de mediana extensión de cepas viejas no adaptados para la recolección a máquina cuyos titulares se encuentran con cada vez más dificultades para encontrar mano de obra para realizar la corta de la uva por el método tradicional.
Antaño en Jerez, muchos estudiantes hacían la vendimia tanto en los viñedos como en los lagares para cubrir sus gastos del verano o reunir algunos ahorros para el siguiente curso escolar. Pero hace tiempo que se perdió esa costumbre, que se sustituyó por la contratación de cuadrillas de jornaleros llegados de la zona rural, también en vías de extinción por el escaso interés de una campaña corta -difícilmente se puede encadenar un mes de jornales-, amén de la dureza del trabajo en el campo a la intemperie del que huyen las nuevas generaciones en busca de actividades mejor remuneradas y físicamente menos exigentes.
Con la campaña ya en marcha, se suceden los contactos entre viticultores que buscan a la desesperada información sobre cuadrillas disponibles dentro de las fechas en las que tienen previsto cortar la uva y a los que se les viene la vendimia encima sin tener garantizada aún la mano de obra para recoger la cosecha del año.
La falta de mano de obra también alcanza ya a los transportistas y maquinistas
Ni las patronales ni los sindicatos disponen de bolsas de trabajo específicas para la vendimia, entre otros motivos, por la escasez de demandantes para estas labores, que como toda actividad agraria, en general, arrastra un grave problema falta de relevo generacional y de envejecimiento de los trabajadores en activo, muchos en edad de jubilarse.
Las bodegas y los grandes viticultores tienen las espaldas cubiertas con el personal y las cuadrillas que emplean durante todo el año para las labores propias del viñedo como la castra, la poda…., explica Francisco Guerrero, presidente de Asevi-Asaja, la sectorial de viñistas independientes de la organización agraria.
Tampoco las mujeres, que en los últimos años se han incorporado a esta actividad ante la falta de alternativas laborales, están ya interesadas en la vendimia del jerez, salvo aquellas que tienen garantizado un mínimo de jornales a través de bodegas con grandes superficies de viñedo, que según el presidente de su patronal Fedejerez, Jorge Pascual, suelen trabajar con más previsión para no pillarse los dedos.
Según Pascual, el sector productor ha deslizado en alguna ocasión en el pleno del Consejo Regulador esta cuestión, sin que hasta la fecha se le haya prestado demasiada atención, entre otros motivos por el avance imparable de las cosechadoras mecánicas.
Desde Vara y Pulgar, empresa dedicada al asesoramiento vitícola, Luis Mateos, asegura que las dificultades para encontrar mano de obra también alcanzan ya a los transportistas encargados de trasladar la uva de la viña al lagar y a los maquinistas.
“La vendimia no es atractiva para los que están cobrando el paro o tienen alguna paga, que prefieren quedarse en casa”, señala este ingeniero agrícola y también viticultor, gran conocedor de la realidad del viñedo del Marco de Jerez, que recorre prácticamente a diario en su labor de asesoramiento.
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