Bosco Torremocha. Director general de fedjerez (patronal bodeguera del marco)

vinoble: ¡qué pedazo de feria!

HAN pasado dos años y ya está aquí una nueva edición de Vinoble. Con su llegada nuestra ciudad se alza al primer plano del protagonismo mundial en lo que al vino se refiere.

El Diario me ha pedido dirigirme a ustedes para darles una visión de lo que significa la otra feria de Jerez. Al pensar en qué podría interesar más al lector, muchos eran los temas que me venían a la mente.

Bastaría con decir que se celebra en Jerez. Eso le confiere otro arte, ritmo y compás a lo que de otra manera sería una feria más.

Sería suficiente con explicar que Vinoble hace honor a su nombre, la Feria de los Vinos Nobles. Rancio abolengo, cuidada tradición, cultura y pasión de todos cuantos disfrutamos los vinos generosos. Vinos que son dos veces vino!

Pero todo eso ya lo saben ustedes, de ahí que me decante por descubrir qué hace de Vinoble algo único. Me atrevo a decir que es la feria de vino más especial de cuantas he visitado. Decía Cervantes que alguno se estima atrevido, cuando con otros se compara.

Y a eso voy…

El podium de ferias de vino lo componen Prowein en Dusseldorf,  Vinexpo en Burdeos y la London Wine en idem. Si las comparamos con Vinoble, las diferencias son notables;

Empezando por el aterrizaje. Aquí se llega a la Parra, aeropuerto de los que ya no quedan, de esos pocos que no te quitan las ganas de viajar antes de empezar. Que diferencia con Heathrow o Gatwick a tomar viento de la city y en los que tras 2 horas de vuelo y otras tantas de retrasos, te queda otra hora hasta llegar a la ciudad. El alemán es mucho alemán nada que objetar, pero lo de Vinexpo no tiene nombre; la forma más rápida de llegar es coger el coche desde Jerez!

La oferta hotelera de Jerez es la pera, vaya desde aquí mi reconocimiento a los magníficos empresarios hoteleros que tenemos. En Dusseldorf los hoteles son lo más frío del mundo, ni siquiera los calienta el humo que sale al pasar la tarjeta de crédito -tarifa Prowein- Y lo de Francia…. no tiene nombre; el mejor hotel consiste en meterte en una casa de alguien, generalmente situada a más de una hora de Vinexpo.

El placer de andar por la Avenida oliendo a flor de azahar, o por la Porvera debajo de las jacarandas en flor hasta llegar a la entrada, contrasta con tres trasbordos de metro y 45 minutos de tren “rápido”  hasta los Docklands. Y lo de Vinexpo… exacto no tiene nombre; dos horas de atasco por la mañana y dos más a la tarde.

Lo del Alcázar, perdónenme, es incomparable, sencillamente lo más de lo más de todos los recintos que acogen una muestra de vino.

Mayo/junio el calor aprieta, el paladar se sobrecarga y el ánimo empieza a decaer y..la feria cierra sus puertas un par de horas y manda a todo el mundo a dormir la siesta! Toma diferencia…

Pero alto! antes de dormir parada y fonda en nuestros bares -alcachofas number juan, pescaito y unas bocas de marea, tortillón y montaitos de aypa- y restaurantes -de mesa redonda, de bosque, de carboná, de tendido, de gordo, d´manue- igualito que la belle merde de sandwich de la London o el perrito bratwurst en Prowein. (Y lo de Francia…. bueno lo reconozco se come bien, va!)

Lo dicho, Vinoble: ¡Qué pedazo de Feria!

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