Acotaciones sobre vinos

A propósito de un vino

Alboreá, fino en rama añada de 2012.

Alboreá, fino en rama añada de 2012.

Esperando, mirando el reloj sin sentido del tiempo, tan solo una copa impregnada de aromas y una hoja a poco de estar en blanco por completo. Algunas notas garabateadas con apuntes de antaño, restos de tinta sobre ella y una luz de color dorado, que destellea en aquella copa de hace unas letras. Una belleza visual y mi ansiada ausencia de artificios.

Al fondo, esa botella de Fino en Rama Alboreá Saca de Julio 2022, que quiere y puede acoger un vino maduro y refinado, el proyecto final de unos mostos de viñas viejas de los pagos de Añina y Carrascal.

Alboreá es un cante flamenco de celebración, como siento este fino de añada. Una crianza en estático de nueve años y un sabor concentrado producto de esa contemplación en la bota, propia también del amanecer de un día cualquiera, que es lo que significa alborear. Una emoción que surge de la quietud.

También alborear refiere a comenzar algo como fue la singladura de los finos de añada que corresponde a Bodegas Williams Humbert, donde cada vino representa una distancia, un deseo de comprender una vendimia y sobre todo de no querer cambiar de lugar. Unas sucesivas entregas de vinos que hemos seguido de cerca estos años, con tiento y campanillas, y que nos ha llevado también a vinos generosos con la misma idea de calidad y sinceridad.

Hablar de vinos de añada, es hablar de Williams & Humbert, que apuesta por estas elaboraciones tan necesarias para sumar y hacernos recordar a cada copa que los vinos del Marco son los más auténticos. Estos vinos de añada complementan la homogeneidad de los vinos tradicionales de soleras y criaderas de nuestra tierra y nos deleitan con unos vinos sin ninguna intervención desde su elaboración, como aquí sucede desde la vendimia de 2012.

No sé si se me fue el tiempo pensando, escribiendo o disertando, aunque en el fondo seria tomando otra copa de este fino y seguro escuchando música. Tachando y pasando a limpio estas notas líquidas y anotando ideas sobre un vino que vuelve, que insiste en ser una y otra vez.

A propósito de un vino o de una palabra, que todo sirve para encadenar vocales y consonantes que cuenten que estos vinos son prioridad. Que muchas veces me encantaría gritarlas en un cine a cielo abierto, y como no quiero tener razón, prefiero hablar de vinos que sostienen el momento y no de vinos mudos, botas sin alma o cosas que no remuevan la tierra.

No les entretengo ni un minuto más, yo sigo aquí proponiendo y deseo que ustedes apuntando. Y si nos vemos, lo comentamos.

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