Enigmas jerezanos, Martín de Vargas y el Priorato de Sion (II)
La ciudad de la Historia por Eugenio J. Vega Geán Y Fco. Antonio García Romero
SEGUIMOS en este segundo artículo, el relato de Pierre Hèlyot. "Poco tiempo después de la llegada de Martín Vargas, se lanzaron a recorrer Castilla para predicar los fundamentos de la reforma en los lugares que consideraron más adecuados para sus propósitos. Hallaron, pasando por Toledo, a Ildefonso Martínez, canónigo y tesorero de esta iglesia, que les dio hospitalidad, y después de haber comprendido sobre el objeto de su viaje, quería acompañarles, habiéndoles prometido darles o encontrar los fondos de su propiedad que necesitarían para comprar un lugar para establecerse y edificar un convento. Como todos buscaban un lugar solitario y en silencio a la orilla del Tajo, eligieron un lugar lo suficientemente apartado, llamado Venghalia, antes la Vega de San Román, no lejos de Toledo. Alfonso Martínez habiendo preguntado al P. de Vargas qué le parecía este lugar, él respondió con estas palabras del Salmo: 'Haec requies mea in saeculum saeculi, hic habitabo quoniam elegi eam' (Sal 131, 14). Así fue como estas tierras fueron compradas con el dinero de Alfonso Martínez, y Martín de Vargas y sus compañeros construyeron unas celdas pequeñas, con las ramas de los árboles.
Dejaron claro desde el principio que su labor era desinteresada; porque don Álvaro de Luna (Condestable de Castilla) les había querido construir una soberbia iglesia, que quería a destinar como lugar de su sepultura, ellos lo agradecieron; y este señor, a pesar de su negativa, se construyó una capilla en la catedral, que es considerado como uno de los edificios más bellos de España, que es conocida por su magnificencia, como fueron los bienes y la calidad de su fundador".
Damián Yáñez Neira, incluye también en su obra un párrafo del libro de Parada y Barreto 'Hombres ilustres de la ciudad de Jerez' (1875): "Tuvo el venerable un hermano residente en Córdoba que tomó alguna parte en los asuntos de su reforma, y en Jerez tenía larga y distinguida parentela, siendo su hermano Juan de Vargas uno de los caballeros mas distinguidos de la ciudad, y de su prestigio e influencia en la corte de Juan II, como su sobrino Alonso Pérez lo fue en la de Enrique IV y los Reyes Católicos, de quienes recibió muchas mercedes".
"Estos santos monjes prefirieron conformarse con una pobre Iglesia y con un monasterio en el que se sentía la pobreza de la que ellos hacían profesión. No se alimentaban más a menudo que de las hierbas. Estaban vestidos de las telas más viles y guardaban un silencio casi continuo. No tenía esta congregación más que un día a la semana donde después de la cena se les permita hablar y pasear entre ellos. Lo que suele ser habitual en los tiempos de la cuaresma. Sus ayunos eran muy frecuentes así como a sus mortificaciones. Sus clausuras son muy rigurosas, cada tres años no pueden salir más que una vez del monasterio durante unas pocas horas, y cuando están dentro (del monasterio), no les está permitido salir de sus habitaciones más que para ir a los oficios religiosos, el trabajo y otros ejercicios. Los Superiores a menudo cambian a los monjes de una casa a otra, por lo que desprendidos de las cosas y convencidos por ellos mismos de que no queda punto de residencia permanente en este mundo, ellos acatan únicamente aquello que es prometido a los que han abandonado todo por Jesucristo.
Martín de Vargas le dio el nombre de Monte de Sión a este nuevo monasterio, y fue elegido Prior con la distinción de Reformador, calidad que los generales de esta congregación han conservado hasta el presente. En el año 1430, como la relación era grande con la abadía de Valbuena, esta fue sometida por la autoridad del rey y del obispo de Plasencia al monasterio de Monte de Sión'"
En realidad, y aunque el padre Hélyot no lo mencione en su texto, los monasterios, cuando son regidos por un prior, se denominan Prioratos (territorio en que tiene jurisdicción el prior). Por tanto, en virtud de las atribuciones (extraordinarias) otorgadas a Martín de Vargas, y en virtud del segundo punto de la bula 'Pia supplicum vota' (que luego veremos), la denominación más ajustada es, sin duda, Priorato de Monte de Sion, como nombre de la nueva congregación (orden) creada.
Cabe pensar si: como consecuencia del punto tercero de la bula 'Pia supplicum vota' en la que declara exentos de la jurisdicción del Capítulo general e incluso de los abades del Císter a los dos nuevos monasterios (aunque los denomina eremitorios) creados por Martín de Vargas; y el 'acto' de 1426, del cual no se especifica su significado; y de la concesión de plenos poderes por parte del Papa Martín V a Martín de Vargas al que distingue como Reformador, no estaríamos ante la creación de una orden nueva, ya que además, Eugenio IV revocó en el año de 1437, el privilegio concedido por el Papa Martín V, que sometía a los religiosos de esta nueva Observancia al abad de Poblet . La clave de todo nos la da Damián Yáñez Neira, que menciona la bula 'Pia supplicum vota' (24 de octubre de 1425). En la misma, el Papa Martín V nombra a Martín de Vargas como 'Magistri in Theologia et Bachalarii in Decretis'. Ratifica más, si cabe esta certeza los puntos primero y segundo.
El punto primero de la bula pontificia dice: "Se concedía facultad de erigir en los reinos de Castilla y León dos eremitorios, bien de nueva planta, bien adquiriendo los ya fundados, para observar en ellos la regla de San Benito ad pedem litterae...". Pero lo que más llama la atención es el punto segundo en el que habla de una 'nueva observancia'. Y en el punto segundo: "Los prelados de la nueva observancia en vez de abades se denominarán priores y su prelacía duraría un trienio". Además el Capítulo de la Congregación tenía poder legislativo 'autónomo', las decisiones no tenían que ser confirmadas por nadie. Continúa el relato Hélyot: "Son dispersados los otros monjes que no habían querido abrazar la nueva Observancia, y Martín de Vargas toma posesión de esta abadía, habiéndola elegido como la segunda de las ermitas que se le había permitido erigir: suprime la calidad de Abad, que los superiores de este monasterio habían disfrutado hasta entonces y se hizo Prior; lo sustituyó en su lugar para el de Monte de Sión a Martín de Logroño, y envió a Roma, en el año 1432, a dos de sus religiosos para obtener del Papa Eugenio IV la confirmación de la construcción del monasterio de Monte de Sión y de la unión que había hecho con el de Valbuena .Dos años después obtiene del mismo Sumo Pontífice la licencia de erigir seis nuevas ermitas, conservando siempre con el abad de Poblet el derecho que había sido acordado, de terminar con las diferencias que sobrevinieran en esta congregación".
Alberto M. Cuadrado Román
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