Lectores sin remedio

Geografía de la novela negra en la provincia de Cádiz

Cartel de la Feria del LIbro de 2015. Cartel de la Feria del LIbro de 2015.

Cartel de la Feria del LIbro de 2015.

El año 2015, la Feria del libro de la capital gaditana se dedicaba a la novela negra, publicitándose con un estupendo cartel realizado para la ocasión por Víctor Santos. Ese gesto era no solo un justificado guiño al auge de un género, sino a la vez una llamada de atención sobre autores, mayoritariamente locales, e historias que empezaban a situar sus tramas policiacas en esta zona geográfica del sur peninsular.

Unos años después de aquello parece que los vientos siguen siendo favorables, y lo decimos tanto por el número de libros publicados como por la calidad de estos. Todo lo comentado ha sido propiciado sin duda por el interés de editoriales, tanto nacionales como locales, empujadas por los lectores, que incluso ha hecho que algunas de estas historias traspasaran con éxito las fronteras locales. Es el caso de Benito Olmo (‘La maniobra de la tortuga’, ‘La tragedia del girasol’, ed. Suma de letras) que con solo dos novelas protagonizadas por el inspector Bianquetti ha situado a su protagonista entre los personajes inolvidables del género. Cádiz es sin duda la ciudad mayoritariamente elegida como escenario para estos relatos y así lo vuelve a ser en los de José Rasero Balón, cuyo singular protagonista Benito Bran resuelve intrincados casos en una ciudad de Cádiz que lo impregna todo (‘Áticos y viento’ y ‘La novela de flor Parodi’, ediciones Mayi), o en la trilogía de David Monthiel protagonizada por el detective Rafael Bechiarelli (‘Las niñas de Cádiz’, ‘Carne de carnaval’, Ediciones el Paseo, y ‘Nuestra Señora de la Esperanza’, Roca editorial). Y en esa interminable lista de novelas con escenario gaditano, habría que incluir por su calidad al muy interesante Daniel Fopiani con ‘La melodía de la oscuridad’, ed. Espasa), que nos presenta a un protagonista ciego, Adriano, todo un hallazgo.

Pero también hay otros parajes de la provincia donde trascurre la trama de interesante libros del género, escritos por creadores vinculados a la provincia. Es el caso de ‘Los crímenes del parque’ de Hugo Andrés Castro (Cazador), que sumerge al lector en el exuberante paisaje de Los Toruños, o ‘A la velocidad de la noche’ (Apache) del isleño Enrique Montiel de Arnaiz que ubica su magnética y trepidante historia en Baraka, lugar imaginario pero situado entre las provincias de Cádiz y Málaga. Entre lo policiaco y lo histórico fluctúa la trilogía protagonizada por el oscuro inspector Castilla que nos lleva al Jerez de la posguerra (‘La ciudad que no sueña’, ‘Operación estraperlo’ y ‘Asta Regia’, editorial Canto y Cuento). Para finalizar ‘Moroloco’ de Luis Esteban (Suma) y ‘El vientre de la Roca’ de Jerónimo Andreu (Salamandra), sitúan sus interesantes y adictivas historias en el Campo de Gibraltar. Decía Juan Madrid que “una buena novela negra debe molestar”. Pues bien, aquí creo que hemos dejado un buen ramillete de ellas. Ramón Clavijo Provencio

Platónico

En su dedicatoria a “Felipe, ilustrísimo señor obispo de Utrecht”, que el inconmensurable Erasmo de Róterdam antepone a su opúsculo ‘Lamento de la paz’ (magnífica edición de la editorial Acantilado, 2020, traducción de Eduardo Gil Bera), citaba unas palabras de Platón en estos términos: “pues Platón, varón de juicio sobremanera exquisito y enteramente divino, consideraba que los más idóneos para el gobierno eran aquellos que lo asumen contra su voluntad” (‘República’, 1, 347c.). No me extraña ahora que se acuñase la expresión “amor platónico” para aquel sentimiento que se define por lo inalcanzable. ¿El gobierno para los que lo asumen contra su voluntad? Pura utopía.

Así como Erasmo se lamentaba de las grandes dificultades, de la imposibilidad por alcanzar la paz entre las naciones en los comienzos del siglo XVI (el opúsculo lo escribe en Lovaina en 1516), sobre todo por los intereses particulares de los grandes poderosos, reyes y príncipes, de su época, de igual manera, el mismo lamento podemos entonar hoy los sufridos ciudadanos por no encontrar un político que haya tomado el ejercicio del gobierno contra su voluntad que, al decir del sabio Platón, sería el idóneo para tales menesteres.

Hoy se ejerce el poder de acuerdo con los mismos intereses bastardos que denunciaba Erasmo en su obra. Las mismas guerras, las mismas confrontaciones, idénticas ambición, rivalidades y soberbia. No aman, no persiguen el bien de las ciudades y las naciones, sino el suyo propio, todo lo que les puede hacer permanecer en el poder. ¡Y se quejan del desprestigio de la clase (casta) política! Parafraseando a Mateo (19, 23-30), es “más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un político entre en el reino de los honestos”, y si entra, seguro que será contra su voluntad. José López Romero

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