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José Tomás sale a hombros, pero con una de las orejas cuestionada

Toma la alternativa el torero de la tierra Alberto Revesado con una actuación anodina y falta de recursos, en la que se le vio atenazado por los nervios

José Tomás, con el capote en la espalda, en el centro del ruedo charro, por gaoneras.
Juan Miguel Núñez / Salamanca

17 de septiembre 2008 - 05:00

Triunfo de Puerta Grande de José Tomás, ayer en la plaza de toros de Salamanca, sin embargo, con una de las dos orejas que cortó puesta en entredicho por haberse concedido después de haber ejecutado con poca fortuna la suerte de matar.

Sigue siendo un misterio la pasión y el fanatismo que desata José Tomás. Triunfo de antemano en la taquilla por la cantidad de partidarios que vienen a verle desde todos los rincones de España y del extranjero. La ciudad de Salamanca tenía en el día de ayer un ambiente especial en sus calles, plazas, parques, hoteles y restaurantes, por la numerosa afluencia de "tomasistas" que vinieron en romería.

José Tomás, fenómeno de masas, a la vista está por todo lo que arrastra. Sorprende, sin embargo, que no sean aficionados en el sentido estricto de la palabra. Son sencilla y llanamente partidarios acérrimos de José Tomás. De ahí el entusiasmo que provoca en ellos la presencia del ídolo, cuyas intervenciones y méritos se celebran sin entrar en valoraciones ni detalles.

Para ellos no hay más que un torero, en este caso algo más que un torero: José Tomás Román Martín, poco menos que dios vestido de luces.

Y ni mucho menos están equivocados sus partidarios, pues la aureola de valor de su torero es algo muy serio. Su actitud de valiente sin límites es un gran respaldo. Aunque no siempre salen las cosas como debieran, para ellos es igual: el hecho de poder contemplarlo abajo en el ruedo es poco menos que una "aparición divina".

Está claro que cuando se produce el éxtasis colectivo, "lo" de José Tomás vale un potosí salga como salga.

Por eso, como en la tarde de ayer en la plaza de toros de Salamanca, se da el caso de que llega a cortar una oreja que cualquier otro torero en las misma circunstancias no hubiera recibido. Salió a hombros por la puerta grande José Tomás después del festejo, y la pregunta que hay que hacer es ¿se lo había merecido?. Sin duda que sí, por el planteamiento de sus faenas y la forma de llevarlas a cabo.

Sin duda que toreó ayer en la plaza de Salamanca para merecer la Puerta Grande. Pero el reconocimiento a una faena sin la rúbrica oportuna de la espada ya no es de recibo. Le dieron una oreja en el quinto toro después de dos pinchazos y una estocada. Era el trofeo que le abría la Puerta Grande, que apenas había pedido el público de sombra, pero que se solicitó con frenesí en los tendidos de sol. El presidente se pasó de generoso.

Por lo que se refiere al valor intrínseco de sus faenas decir que la primera tuvo temple, largura y mucho hilván. Faltó quietud en el toreo al natural, pero le salió todo muy bien por la derecha. Nada que objetar a la primera oreja concedida.

En el quinto de la tarde, segundo de su lote, toreó más en corto. Tuvo enjundia la faena, que merecía el trofeo si hubiera matado a la primera. Pero como no fue así, el mismo matador reconoció que no había que pasear la oreja en la vuelta al ruedo, como hizo, dándosela a un hombre de su cuadrilla.

El festejo tuvo otro gran protagonista en la figura del veterano matador de toros El Fundi, que nada pudo hacer con su imposible primero, pero que estuvo muy firme, seguro y capaz, y hasta arrogante, con el complicado cuarto toro.

El torero de la tierra Alberto Revesado cumplió su sueño de tomar la alternativa. Tras su actuación, anodina, atenazada por los nervios y la falta de recursos, debe despertar y enfrentarse a la cruda realidad.

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