Cultura

Miguel Guillén expone su libro

  • ArteaDiario acoge desde hoy el simposio de imposibles 'Universos para Incrédulos'

Miguel Guillén posa con su libro 'Universos para incrédulos'.

Miguel Guillén posa con su libro 'Universos para incrédulos'. / fito carreto

Quizá un elefante con tacones sólo pueda ser concebido desde la imaginación de un skater de los 90 que escuchaba a Iron Maiden, que sería otro imposible pendiente de ser dibujado. "Yo lo que siempre he querido es pintar muros", confiesa Miguel Guillén (Cádiz, 1979), que hoy inaugura en la sala ArteaDiario, de Diario de Jerez, su catálogo de personajes nacidos de los sueños: la bailarina con muelles, el cowboy con caballa, el equilibrista tendedero... Lo ha llamado Universos para Incrédulos, que es una exposición, pero también un libro que en estos días sale a la venta de la mano de la inquieta editorial gaditana Cazador de ratas.

En el libro también está la voz de Guillén, ávido lector de Borges, de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna o de los aerolitos de Carlos Edmundo de Ory. Y la voz de las películas antiguas que nunca ha dejado de ver y que siguen nutriéndole. Cada universo, una frase, una película, un personaje: "No teman señores, considérense tan seguros como en tierra firme" es el pie fílmico para el aeronauta cuyo globo aeroestático es una bombilla de 60 vatios.

Porque todo eso es lo que van a poder ver en una muestra que no elude su carácter extravagante nacido de un artista que se alimenta de estética circense, jazz (su colección increíble de discos del desordenado universo ordenado de Charlie Parker explica muchas cosas), pelis de gángsters, cultura popular. Iconos. "Necesito iconos para sacarlos de contexto. Por eso, me he dado cuenta, apenas utilizo personajes modernos. Casi todos son elementos de los años 50 hacia atrás, muchos de los años 20, porque necesito imágenes muy asentadas en nuestro imaginario".

La formación académica de Guillén es la de publicista. Estudió la carrera en Salamanca porque su profesor en el Coloma, Domingo Martínez, que fue posteriormente director de la Escuela de Arte, le dijo a sus padres que ese chaval despistado tenía que estudiar algo relacionado con la imagen, desarrollarlo. Y lo hizo. Su trabajo de fin de carrera fue sobre "el fanzine", cuando el fanzine ya estaba muriendo, quizá por esa partícula crepuscular que le habita y también por su gusto por esa frontera, que está tanto en sus dibujos, del arte con la calle. Qué publicación más de calle que los viejos fanzines, coqueteando con lo marginal en su esencia pop. Él ya había hecho fanzines de joven, donde creó la sección Autores de nunca, en el que había un poema al tipo del coche fantástico o una biografía del reo que aparece en el cuadro de Rembrandt Lecciones de anatomía. Dice que ahí puede haber raíces de su minicuentos que acompañan a estas imágenes destinadas a incrédulos.

Es verdad que luego trabajó en Barcelona dentro del mundo de las agencias, "pero no me adapté, no era mi mundo". Regresó a las raíces y encontró esa relación con las imágenes como infografista de Diario de Cádiz, pero no perdió de vista su mundo. En 2012 expuso Mijitas, nombre que es su particular homenaje a Fernando Quiñones. De aquella exposición quedó un archivo encerrado en un ordenador que se rompió. Tiempo después rescató aquel archivo, " vi que existía un nexo, que años después era padre de dos niños que habían sido un paréntesis, pero que aquellos dibujos prepadre seguían estando vivos. Y volví a sentarme y renació ese elefante con tacones. Hay algunas imágenes nuevas y otras que vienen de entonces, de aquellas mijitas. Y luego otro y otro saliendo de una cabeza que no para de parir ideas mientras vuelve a caer un día El hombre elefante y otro Milagro en Milán y otro cualquier otro mecanismo de su vieja colección de VHS, ya desaparecida, que tanto hizo por construir estos universos.

La muestra se puede visitar, hasta el 21 de marzo, de lunes a viernes de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 19.00 horas.

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