ARTESANTANDER, estación de destino
Diario de las artes
La feria artística del verano, un ejemplo a seguir que mantiene los mejores estamentos de aquellas ferias de referencia
Las galerías sevillanas Baldán, Di Gallery y Espacio Derivado, en el máximo nivel
HUBO un tiempo en el que las ferias de arte se sucedían, apareciendo de la nada con una fuerza inusitada; algo que no era lógico en un país con muchas carencias en cuanto a la plástica contemporánea. Cualquier ciudad con aspiraciones, diputaciones provinciales con ciertos anhelos culturetas, muchas Instituciones públicas y privadas se embarcaban, con casi nada, en unas singladuras artísticas que, desgraciadamente en la mayoría de las veces, tenían muy poco recorrido. Con ARCO como espejo en donde mirar, muchos ilusos con ansias y gran carga de vanidad, afrontaron la realidad de las ferias de arte para muy pronto sucumbir ente situaciones que no tenían nada que ver con lo que ellos suponían. Arte Granada, Arte Salamanca, Arte Sevilla, Arte Jaén… Cáceres, Marbella, Ibiza y un largo etcétera nacieron para morir. Ni se estaba preparado, ni había una lógica que pusiera orden y rigor entre tanta incongruencia, ni los dirigentes de aquello tenían el más mínimo conocimiento de lo que era un evento de este tipo, ni se encontraban con fuerza para gestionar y enfrentarse a las complejidades que suponía una feria de arte seria.
Muy poco duró todo aquello y, ahora, sólo la Semana de Arte de Madrid, con ARCO como garantía y las Ferias satélites, de las que sólo se salva URVANITY, tienen una consideración adecuada. También, ESTAMPA, allá en el otoño y con los pabellones de IFEMA como centro neurálgico de su actividad. No nos podemos dejar atrás una feria, de las llamadas periféricas, que, desde un principio, hace más de tres décadas, está haciendo las cosas muy bien y sigue manteniendo un estatus cada vez más interesante y proyectándose con fuerza a todos los sectores del arte. Es ARTESANTANDER, la feria del norte de España que, desde su puesta en marcha, ha mantenido la cordura que no ha existido en otros sitios. Y, ahí la figura de Juan Riancho, director de la galería Siboney de Santander, ha sido pieza fundamental; un profesional que participaba en las mejores ferias y con una visión clara de lo que supone poner en marcha un complejo artístico con muchos argumentos, muchos matices y un objetivo definitivo: vender y abrir mercado.
ARTESANTANDER es una feria amable, muy controlable, con los stands justos y con pocas extravagancias. En ella existe una selección juiciosa y están muchas de las galerías que aportan calidad al panorama artístico. Su ubicación se encuentra en el Palacio de Congresos, justo enfrente del estadio del Rácing, uno de los equipos históricos del fútbol español, ahora sumido en búsquedas que lo lleven a ser lo que fue. Es, por tanto, una feria manejable y se observa camaradería entre los participantes, sin las imposturas y los absurdos que se encuentran en otras donde los divismos y las pamplinas brillan con luz propia.
Es normal que comencemos nuestro recorrido de la feria con las tres únicas galerías andaluzas presentes en el programa general, las sevillanas Barrera Baldán, Di Gallery y Espacio Derivado; las demás, lógicamente, tendrán nuestra detenida contemplación. Las tres, junto con las de Rafael Ortiz, Haurie, Alarcón Criado, Bririmbao y Delimbo, constituyen el núcleo importante del galerismo sevillano y son responsables de que ese fenómeno, antes tan boyante, después de una caída en picado, esté retomando una gran importancia y dando lustre al panorama artístico de una Sevilla que, con el bajonazo de Málaga, se está posicionando en la primera fila de arte andaluz, al menos en lo que se refiere a infraestructura expositiva.
No es Jesús Barrera, responsable de Barrera Baldán, galerista de medias tintas; sabe coger las cosas al vuelo y poner su catálogo de buenos artistas en las mejores situaciones. Además, lo hace con solvencia y garantía. Por eso, ha escogido para la feria a tres autores de su extensa nómina y ha compuesto un stand muy redondo, con los planteamientos actuales marcando las mejores rutas de la contemporaneidad. A Santander ha llevado a Sofía González, esa jovencísima artista, una de las que tiene las ideas más claras del panorama artístico andaluz. Es artista de singularidades, con una pintura que yuxtapone lo mínimo a lo máximo, lo evidente a lo que se intuye, que juega con los objetos, con la forma plástica y con el propio concepto conformador para instaurar una realidad artística superior que atrapa, subyuga, convence y emociona. Sin duda, de lo mejor de la Feria.
El segundo artista es Fernando Pagola, un autor más formalista; sus obras nos estructuran una especie de juego donde elementos aparentemente reconocibles pierden sus posiciones habituales para integrarse en un entramado escénico que genera inquietante expectación.
Por su parte, Francisco Parrilla es pintor de muchos recursos; es un estratega de la forma; su obra se posiciona con muchos formularios; sabe ser pintor minimalista y presentar realidades veladas de fuerte carga emocional; es maestro en estructuras abstractas donde manipula los campos cromáticos desde sutilísimas líneas generadoras. Muy buen stand, en definitiva, trasunto de lo mucho bueno que se patrocina en la sevillana calle Boteros.
Reconozco que Juan Cruz en DI Gallery hace un esfuerzo desmedido en cada proyecto que afronta; lo hace convencido y hasta lo convierte en convincente para la inmensa mayoría. Me encantan sus argumentaciones y sus proposiciones conceptuales pero, uno que es viejo en esto y conoce las realidades de las ferias, a los compradores que a ellas acuden y al personal visitante que las puebla, creo que todos están al margen de los proyectos teóricos que envuelven un acontecimiento como éste. La gente quiere ver la obra en todo momento; el comprador llevarse la pieza adquirida y el artista contemplar su trabajo constantemente expuesto. Lo de mostrar la obra, exponerla una cada rato y mantener una especie de instalación, a la espera, con el resto vuelta de espaldas, me resulta, al menos a mí, curioso, divertido, rompedor e inquietante, pero me preocupa el compromiso exigente de los demás. Espero que su idea recale y haya asumido los más apasionantes registros.
Como crítico y observante me quedo con la contundencia de la obra presentada, verdadera historia grande del arte nuevo que se hace en Andalucía; pero sin brindis al sol. Un stand formado por Silvia Cosío, Concha Ybarra, Julia Santa Olalla, Agus Díaz Vázquez, Dionisio González, Alejandro Ginés, Miguel Gómez Losada, Javi Palacios, Pavlo Padilla, Nacho Estudilloh, Rosa Aguilar, Jan Monclús. Zësar Bahamonte, Paco Pérez Valencia, Juanma Rodríguez, Claudia Pastomás, Pepe Barragán. Miguel Ángel Cardenal y Mariajosé Gallardo es una suerte superior del mejor arte que hoy puede concebirse. Fortuna para los artistas por pertenecer a tan importante catálogo y afortunado galerista que los convoca y presenta tan importante selección.
La tercera galería sevillana presente en la capital cántabra es Espacio Derivado, que se ha valido de sus emblemáticos artistas para conformar un stand de muy poderosa contundencia; conjugando la realidad con la ficción y con unos jocosos planteamientos que inciden positivamente en el programa presentado. Misha Bies Golas es, aunque por el nombre no lo parezca, artista gallego de Lalín; autor de amplio estamento creativo que toca muchos palos compositivos, siempre con la sutileza del que sabe escoger materiales de desecho para satisfacer una obra de diferentes postulados formales a la búsqueda de un final acorde con el planteamiento material del elemento que conforma cada pieza.
Paula Santomé, joven artista de Vigo, nos introduce en el apasionante sistema expresivo del trabajo orfebre; en este caso con piezas repujadas sobre aluminio. Obras de gran pulcritud compositiva que aluden a una razonada mitología sobre el deseo y los miedos. La artista se aleja de modos ficticios ni modelos extraídos de la historia para centrarse en una iconografía inmediata que acentúa el perfil moderno de una técnica ancestral en fondo y forma. Matteo Pacella es trabajador consciente de la madera; ésta le sirve para afrontar episodios artísticos de muy dispar naturaleza, aportando claridad y entusiasmo plástico a unas composiciones sabiamente distribuidas para que la naturaleza del medio proporcione sentido y contundencia. Rafa Chinchilla es artista de peculiar sentido plástico y conceptual, patrocinando mucha ironía a un arte, quizás con demasiada seriedad y encorsetamiento. Se vale del objket trouvé para crear composiciones llenas de cáustica ironía
Hasta aquí el recorrido por la participación oficial andaluza. Pero hay muchísimo más. Están las piezas de Ana Barriga, sus ‘Laminati’ de ángeles y diablos de la colección Solo; los magníficos dibujos de Juan López en Juan Silió; los poderosos Matías Sánchez y Edu Carrillo en Veta Fer Francés; la jocosa pintura de Simón Quadrat en Rafael Pérez Hernando; el paisaje neorromántico de Cristina Megía en Silvestre; la curiosa pintura de historia (¿) de Kepa Garraza en Víctor López; las rigurosidades nuevas de Antonio Gómez en Siboney; la potencia visual y creativa de Janus Hochgesand en la alemana DST; el completo stand de Néboa de Lugo con obras de Andrea Dçavils y Andrés Rivas; la sobriedad escultórica de Kiko Miyares en SC de Bilbao o el diálogo entre la obra gráfica y los monotipos de Rafa Forteza, Joan Cortés y Lola Berenguer en ‘6ª Taller-Galería’ de Palma de Mallorca, espacio que espera la obra de Eduardo Millán para el próximo mes de marzo.
La bella y elegante ciudad de Santander; destino obligado para cualquiera que tenga el corazón henchido de amor, es la estación término para el verano artístico. ARTESANTANDER es una fiesta para los sentidos; una feria que encierra los íntimos valores de un arte abierto, sereno y con la mayor grandeza. ¡Que no decaíga!
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