LII Fiesta de la Bulería

La fuerza del colectivo

  • María del Mar Moreno cierra la 52 Fiesta de la Bulería Bulería con un espectáculo bien hilvanado que intercala momentos de emoción

  • Pastora Galván, La Moneta, Soraya Clavijo, Tía Juana, Saira Malena, La Fabi e Inés Bacán engrandecen la obra

Un momento del espectáculo 'Mujeres de cal y cante'

Un momento del espectáculo 'Mujeres de cal y cante' / Vanesa Lobo

María del Mar Moreno conoce al dedillo su profesión y sobre todo tiene muy marcados sus gustos, como ha ido pregonando con su ‘Jerez Puro’ por todo el mundo. Por eso, a la hora de elegir el elenco artístico de ‘Mujeres de cal y cante’ tenía claro cuáles eran sus preferencias y lo que quería exhibir.

Sólo con eso ganó la primera batalla, porque cuando uno se rodea del talento y la calidad profesional congregada el pasado sábado en la Alameda Vieja, coincidiendo con el cierre de la LII Fiesta de la Bulería, está casi garantizado el éxito. Y digo casi porque luego hay que saber estructurarlo y sacarle partido a cada uno de ellos.

María tiró de la personalidad de bailaoras como Pastora Galván y La Moneta, Sevilla y Granada, dos universos distintos pero de una misma raíz; y rescató del olvido a la jerezana Soraya Clavijo, una artista con mucho recorrido y que conserva ese señorío del baile de Jerez.

Lo mismo se dio en el cante, mezclando lo añejo, Inés Bacán, Tía Juana y el maestro Antonio Malena, con la vehemencia y fuerza vocal de María Vizárraga, Mara Rey, La Fabi y Saira Malena, cuatro mujeres de nervio que pusieron también el aire propio a cada pincelada.

Y hasta con la guitarra donde Alfredo Lagos, una garantía musical, acrecentó en gran medida la buena sintonía que muestran Santiago Moreno y Antonio Malena hijo, dos sonantas coordinadas y que se conocen bien.

Con ello, María del Mar Moreno esbozó un espectáculo, con tintes teatrales en algunos momentos, en el que todos tuvieron su protagonismo y donde el público asistente, entorno a las mil quinientas personas siendo generosos, disfrutó de lo lindo, si bien es verdad que muchos sufrieron las incomodidades de estar sentado en una silla de plástico durante casi tres horas. Demasiado, diría yo, más si cabe teniendo en cuenta que la segunda parte fue más larga que la primera, y donde muchas apariciones (de la segunda parte) fueron perfectamente prescindibles.

La noche comenzó con el baile por romances de Soraya Clavijo. La jerezana, dispuesta a derribar barreras, brilló con luz propia con un baile muy elegante, en el que su largo braceo y el manejo de los hombros gustó mucho al público, encantado también con La Moneta y Pastora Galván en la que era sin duda una primera carta de presentación.

María del Mar acaparó de seguido la escena, recibiendo a los suyos a puerta gayola. Por seguiriyas imprimió ese sello tan característico con la voz de Saira Malena haciendo de su padre. La joven cantaora, recién proclamada ganadora del concurso de la Bienal de Jerez, demostró sus credenciales durante toda la noche, tanto en los cantes matrices como cuando tuvo que pasear por otros lares, con un desparpajo notable.

El halo de misterio lo mantuvo Inés Bacán, cuya voz resquebrajó el ambiente acompañada por la guitarra del lebrijano Antonio Malena (hijo de Curro Malena). La ‘Nana de los luceros’ que grabara en su día con el piano de Dorantes sirvió para dejar claro que la noche prometía. Brazos arriba y ojos cerrados, la de Lebrija miró hacia adentro para sacar ese quejío que duele y eso, señores, no se oye todos los días.

De pronto, toda esa negrura habitual en muchos espectáculos de María del Mar Moreno, se rompió con el colorido de las voces de Mara Rey y María Vizárraga por tangos, de aire canastero, que aprovechó Pastora Galván para demostrar una vez más que quien manda, manda. Con una canasta en la mano y manejando el delantal y las caderas como aquellas gitanas viejas de Triana, Pastora rompió cualquier molde. Insuperable.

El listón quedaba alto, pero eso, a Fuensanta ‘La Moneta’ no importaba. La exquisita guitarra de Alfredo Lagos apuntó entonces hacia la mina, y allí esperaba Saira para entonar el taranto que popularizó Camarón (‘Se pelean en mi mente...) y que acarameló con majestuosidad. Le respondió La Fabi, otra señora del cante, desmenuzando otro clásico camaronero, ‘Las vueltas que el mundo da...’, y ambas prendieron la mecha de la bailaora de Graná, pura raza sobre el escenario. La Moneta se gustó por tarantos y remató por tangos evidenciando hechuras y garbo en cada movimiento, y desafiando a la gravedad con pasos y mudanzas impensables.

De Granada a Jerez, con la espontaneidad del baile de Tía Yoya, con telera en mano, y Tía Churra a las que el cante de Antonio Malena les abrió un horizonte de braceo y replantes marca de la casa que el público aplaudió mucho.

En esa apología del flamenco jerezano apareció también Tía Juana la del Pipa. De traje negro con lunares blancos, Juana Fernández protagonizó uno de los momentos mágicos de la noche, al interpretar con su gitanísimo eco ‘El romance de Juan Osuna’ de Caracol. Sus tientos los retomó El Malena para que María del Mar cerrase la primera parte dando otra lección de arte, primero por tientos y luego por tangos, un cante éste que se repitió demasiado a lo largo de la noche.

Todo había pasado con celeridad, con un buen ritmo. La reanudación siguió el mismo curso, con un cuadro femenino propio del mejor pintor. Con mucho colorido, y a ritmo de bulerías al golpe, las pataítas, los replantes y el ángel florecieron sobre el escenario, aunque a veces con demasiado ‘chillido’ por parte de las cantaoras. Una provocadora Pastora y el baile en el sitio de Tía Yoya, que hizo raya con su traje rosa con lunares blancos, fue lo mejor.

El compás lo detuvo Inés Bacán para demostrar que Lebrija, aunque está aquí lado, sigue siendo Lebrija; y lo volvió a acelerar Tía Juana del Pipa que se bailó y se cantó antes de que María del Mar, después de casi un cuarto de hora de soniquete, elevase a los altares el baile clásico por bulerías.

La seguiriya asumió de nuevo el foco con Saira Malena acordándose de Manuel Torre, y rematando, con una perfecta vocalización y bien acompañada por su hermano Antonio, por el Tuerto la Peña.

Sin bajarse del escenario, fue Saira nuevamente quien puso la voz al baile de Soraya Clavijo que volvió a reivindicarse por bulería por soleá. De negro y bien ornamentada, la jerezana exhibió sus tablas y experiencia encima del escenario, moviéndose con donosura y metiendo los pies con fuerza cuando lo necesitó. Sin duda, María acertó en contar con ella. Esperemos verla más.

La noche seguía sin perder interés y cada instante superaba al anterior. La Fabi, con Santiago Moreno en la guitarra, no quiso quedarse atrás y por alegrías, levantó los aplausos con un manejo de los tonos increíble. Mejor aún fue la zambra que brindó a La Moneta para que ésta, con chaquetilla y atrevimiento, confirmase que la propuesta artística no desentonaría en cualquier teatro.

Habían pasado dos horas, y eso ya se notaba. María Vizárraga, en los enésimos tientos-tangos, tuvo su momento en solitario, y Mara Rey protagonizó el detalle de la Bulería al acordarse de “mi hermano” Juanillorro, brindándole emotivas letras. Menos mal, porque el Ayuntamiento ni siquiera ha tenido el detalle de recordarle en esta edición, ni a él ni a Fernando de la Morena, al que sólo se le brindó un aplauso, y por voluntad propia del presentador Juan Garrido, el pasado viernes. Lamentable si miramos la historia.

Aún quedaba la seguiriya de Inés Bacán, con ese cante casi hablado, una maravilla, la bulería por soleá de Tía Juana, las alegrías de Pastora y el baile por soleá de María del Mar que precedió al fin de fiesta superadas ya las dos de la mañana.

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