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Donde me dé la gana

El autor sostiene que esta sociedad deambula por derroteros disparatados y, en lugar de observar los problemas desde la chabacanería, el cine debería sentar cátedra

La película satírica ‘No mires arriba’, en el centro de la polémica. La película satírica ‘No mires arriba’, en el centro de la polémica.

La película satírica ‘No mires arriba’, en el centro de la polémica.

Perdiendo el tiempo puede ganarse la serenidad extraviada, pues suele acabar mal quien va siempre a contrarreloj, acuciado por obligaciones que no cejarán de pisarle los talones. Cada cual decide libremente cómo evadirse del mundanal ruido, ya sea paseando sin sendero ni horario definido, o pensando en las musarañas, e incluso contemplando películas carentes de sentido alguno. Esa fue la sensación que me invadió visionando ‘No mires arriba’, la última cagada monumental del llamado séptimo arte, protagonizada por estrellas de renombre, como Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence, que actúan como científicos, o Meryl Streep, en la ficción alter ego de Donal Trump. Crea fama y échate a dormir.

Son muchas las distracciones que he dejado por imposibles, bastándome sólo la introducción para desecharlas, pero con este filme hollywoodiense he puesto a gala una infinita paciencia, soportando las más de dos e insufribles horas que dura. Eso sí, precisé de recesos en tres días hasta lograr digerirla, yendo después raudo y veloz al inodoro. En honor a la verdad, ardo en deseos de hacer spoiler, contando cómo empieza y acaba para evitarles así el mal trago, pero en lineas generales la trama de esta producción versa sobre un meteorito, con el tamaño del Everest y 9 kilómetros de largo, que amenaza seriamente a la tierra sin que políticos, ni medios de comunicación o magnates de grandes tecnológicas pongan de su parte para impedirlo. Ciertamente, por los derroteros que deambula la sociedad actual, el símil tiene sentido y justificación sobrados, pero las formas o el método empleado, en mi opinión, son un despropósito.

Ya se sabe que con la argucia de la sátira se trata de remover conciencias colectivas entre una población indolente, anestesiada, indiferente o zombi, que mira para otro lado mientras vamos hacia el precipicio. Pero es evidente, público y notorio que en la histórica industria americana del cine hay medios e inteligencia de sobra para lograr esos mismos fines con mejores resultados, sin caer en la chabacanería, vulgaridad o el esperpento. Tal vez me equivoque, pero dudo que el director Adam McKay tuviese en cuenta al materializar su lamentable película ‘No mires arriba’ al prodigioso André Gide, Premio Nobel de Literatura en 1947 y artífice de una magistral sentencia que, muy al contrario, no tiene desperdicio: “Hay más respuestas en el cielo, que preguntas en los labios de los hombres”. Sin acritud hacia los creadores de esta burlesca comedia del celuloide, mientras yo tenga uso de razón, miraré donde me dé la gana…

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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