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Análisis

fátima ruiz de lassaletta

José Pemartín, un filósofo jerezano del XX

José Pemartín, (1908)

José Pemartín, (1908) / Archivo Pemartín Lassaletta

Veinte años tenía José Pemartín en 1908 cuando falleció su padre Julián Pemartín y el joven -brillante estudiante y deportista hípico- quedó al frente de las bodegas José Pemartín & Cía, a través de su apoderado general Alfonso Sancho, lo que le permitió culminar sus estudios en el extranjero. Una rica formación intelectual que desarrollaría públicamente desde poco después de la Gran Guerra europea hasta 1954, cuando falleció cristianamente en Madrid.

De José Pemartín dice el libro 'Filósofos Andaluces' que: "(J.P.)… consigue aunar, en virtud de una vida ejemplar consagrada a la inteligencia, el saber físico-matemático con una solida formación humanista. Su contribución a nuestra cultura se reparte entre los campos de la Filosofía, la ciencia de la Pedagogía, de la Historia y de la Cultura, el pensamiento político, el examen crítico de escritores y filósofos contemporáneos, y de la Literatura francesa y española".

Quede la introducción hecha, antes de disponerme a leer el libro sobre el intelectual jerezano que, escrito por el profesor Castro, será presentado hoy en la Caballero Bonald por el directivo de la UCA Marchena Domínguez, prologado por el catedrático Francisco Vázquez. Y es de otro profesor, Vázquez Quiroga, el artículo 'Reconsideraciones de José Pemartín', de 1996, que concluye así: "Esperamos haber aportado algo de coherencia sobre una época tempestuosa, en la que el jerezano (J.P.) es un eslabón perdido entre una tradición y una modernidad propiamente españolas, tal vez ambas fenecidas para siempre". Coherencia es lo que aquí quisiera hoy augurar.

José Pemartín fue el primogénito de nueve hermanos, de la tercera generación de una familia del Beárn francés establecida en la vitivinicultura jerezana desde 1810. Estudió su Bachillerato en los Marianistas de la calle Porvera; terminó la licenciatura de profesor mercantil en la Escuela de Comercio de Sevilla e hizo una ingenería en Comercio en las Altas Escuelas de París. Ello le propició ganar una cátedra para las Escuelas de Comercio, ocupándola en Sevilla en los días en que las bodegas familiares eran vendidas al señor Santa María. Más sólo la razón social con las marcas registradas, las vasijas y los vinos. No incluía los edificios de bodegas de la calle Diego Fernández de Herrera, que habían sido adjudicados privativamente a sus hermanos menores. Estas circunstancias facilitaron las actividades humanistas de José Pemartín.

En la Sevilla del lustro de la Exposición Iberoamericana de 1929 dedica su nueva vida a la Filosofía, la Pedagogía y a la crítica literaria, dirigiendo durante tres anualidades el diario 'El Correo de Andalucía', actividades que comparte con la política y sus viajes de estudio a diferentes países: Portugal, Italia, Alemania... cuyos esquemas de desarrollo y producción reflejó en su ensayo 'Qué es lo nuevo. Consideraciones sobre el momento español presente' publicado por Espasa Calpe en 1940. A raíz del que J. Zaragüeta escribe de él: "(El libro de)… Pemartín, deseoso de absorber cuanto en el panorama cultural no contradice la doctrina cristiana". Tomándose, al tiempo, con seriedad al socialismo, cuyos fines más honrados de mejora de la condición del trabajador destaca, pero "únicamente realizable dentro del cuadro de la propiedad y el orden, racionalmente utilizado". Al igual que su amistad y contra parentesco cercano con José Antonio Primo de Rivera, dio a Pemartín valor en la mediación con otras tendencias antirrepublicanas.

Ya en 1935, Ramiro de Maeztu había escrito que "José Pemartín, es una de las mentalidades más pujantes de la España contemporánea". Fue en los días que con su primo hermano José María Pemán y Pemartín, con Víctor Pradera y Antonio Vegas Latapié y Jorge Vigón fundaron la revista 'Acción Española' (1931-1937). Siendo ese mismo año en el que el infante don Juan de Borbón sabe por primera vez de la excelencia de José Pemartín a través de Vegas Latapié, que en su visita en el exilio le lleva a su alteza el artículo de José Pemartín 'La idea monárquica en Lope de Vega'. Y a partir de entonces existió una correspondencia entre el heredero de la Corona de España y Pemartín, de por vida.

La obra de Pemartín de 1937 'Introducción a una filosofía de lo temporal' alcanzó gran éxito, pero no obstante aquel no fue un buen año en Sevilla. José Pemartín llegó a pedir desde una de sus tribunas "una baja en el entusiasmo" fanático, en plena guerra, a pesar de haber perdido el año antes a dos hermanos oficiales de la Armada. Sin embargo, 1938 le fue mejor profesionalmente, primero conjuntamente con Sainz Rodríguez y ya en 1939 en solitario configuró Pemartín una sólida Ley de Enseñanzas Medias, desde la dirección general de la que era titular y que alcanzaba el ámbito universitario, en el que también intervino con éxito. En aquellos años se llegó a hablar del "pensamiento pemartiniano", abierto e hispanista. Que se refleja en su tercer libro: 'Formación Clásica y Formación Romántica' (Espasa Calpe, 1942).

Su discurso de ingreso en la Academia Sevillana de Buenas Letras en 1944, 'Bosquejo de una filosofía sevillana', fue considerado como "genial". En él estableció un parangón entre la filosofía de la muerta de Martin Heidegger y del sevillano don Miguel de Mañara. José Pemartín se consideraba seguidor de los pensamientos de James, Huxley, Berson, Withehead, Santillana, Madasa, de Ortega y Gasset, y de Maeztu, entre sus contemporáneos españoles. Con los dos últimos comparte el hallazgo decisivo de fuerzas históricas nuevas, susceptibles de ser depuradas por la tradición hispana que perfecciona ésta, dándole redoblada vitalidad contra el "noventaychochismo". Fue su última década de vida la de mayor actividad pública: en Madrid como director general de Enseñanzas Medias y Superiores, colaborando en el Instituto Luis Vives, de Filosofía y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Y cuando es miembro fundador y de la junta de gobierno de la Sociedad Española de Filosofía.

Fue electo miembro de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Sus artículos de colaboración en las revistas de la época 'Acción Española', 'Arbor', de 'Filosofía', 'Ateneo de Madrid', 'Cuadernos Hispánicos', 'Razón y Fe' eran muy comentados y a veces polémicos por valientes y modernos. Un hombre jerezano de su época y para su época.

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