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Más de 75 años y tiene merecida la jubilación, hoy comienza, aunque la tarea de la evangelización no se termina hasta pasada la muerte física. Es el caso del cura de la Parroquia de la Inmaculada, inmersa en la barriada de Torresoto: Juan Andrés es un militante desde su juventud. Estudió formación técnica en Lora Tamayo. Su juventud la desarrolló en la Bda. De La Plata. Se hizo sacerdote ya maduro y acompañó a la Juventud Independiente Católica, con muchos de los antiguos miembros ha mantenido contactos permanentes.
Durante muchos años fue miembro del equipo que promovió el desarrollo de la Zona Sur. Juntos jóvenes y adultos propusieron soluciones en un grupo militante con amplia proyección provincial, andaluza y la UE. En una entrevista le preguntaron qué es lo primero que tendría que hacer la iglesia, y tranquilamente y con cachaza: “Jubilar a este cura”
Siempre inmerso en el ambiente del pueblo, su zona de evangelización. Este cura olía a ovejas, como le gusta pedir al Papa Francisco. Amigo de D. Luis Gonzalo González (R.Q.P.), favoreció el embellecimiento de la parroquia popular con cuadros originales cedidos por Luis G. a la Iglesia.
Juan Andrés estuvo siempre muy metido en el movimiento de personas preocupadas por el desarrollo que no llegaba a los barrios de la Zona Sur. Detecta claramente una sociedad donde la solidaridad no tiene mas valor que como escaparate. Saldrá de la Parroquia y residirá en El Calvario. Ha trabajado toda la vida y no ha tenido ni para un pisito. Un creyente comprometido con Jesús de Nazaret.
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