La pancarta

Con el debate siempre abierto sobre cómo manifestarse o llamar la atención, el autor describe un método reivindicativo que no pasa de moda y, por su sencillez, sigue siendo el más extendido

Da igual con tela, cartón, madera o papel, lo importante es tener algo que reclamar. Da igual con tela, cartón, madera o papel, lo importante es tener algo que reclamar.

Da igual con tela, cartón, madera o papel, lo importante es tener algo que reclamar. / ©️ J.B. Guerrero

Para hacerse ver u oír hay que levantar algo más que la voz. Llamar la atención requiere de habilidades e ingenio y, sobre todo, una poderosa capacidad de atracción, con el objetivo específico de que se fijen en ti. Hay que exhibirse, cuidar la pose, buscar eslóganes llamativos, que tu mirada hable en tu nombre, concitar el interés de las masas, ser noticia, atraer como un imán a través de las palabras o los gestos, buscando la complicidad en todo momento. Ése es el camino hacia la popularidad, evitando a toda costa pasar desapercibido. En definitiva, hablamos de reivindicar, que es un derecho y a la vez arte escénico, pues obliga a poner los cinco sentidos en pos de hacerse notar. Si es preciso, te conviertes en hombre o mujer anuncio, con orquesta incluida, haciendo incluso contorsionismo, todo vale.

Qué más da la fórmula, ya sea pancarta de tela, cartón, madera, papel o el mismísimo ciberespacio, lo importante es tener algo que reclamar, usando leyendas y colores llamativos. Porque el objetivo es llegar más allá del medio que se utilice, teniendo siempre claro que solo se está legitimado para pronunciarse en público si eres capaz de superar el silencio. "Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino", afirmó Mahatma Gandhi, uno de los precursores del que podríamos denominar 'pancartismo'. Nacido el año 1869 en Nueva Delhi, este icónico pacifista, político, pensador y abogado hinduista indio luchó como un mártir contra el colonialismo británico, practicando la desobediencia civil no violenta. Instauró métodos de lucha social novedosos para su época, como la huelga de hambre y el rechazo a la lucha armada como medio para resistir, métodos que a día de hoy ya no son tan efectivos. Eso sí, sus frases siguen sin dejar a nadie indiferente: "Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena"… "Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir siempre".

Manifestación. Manifestación.

Manifestación.

Humildemente, yo también aportaré mi reivindicación en forma de poema que, dada su longitud, he reconvertido a prosa. No sé si llamaré la atención, pero llegado el caso, esta sería la única pancarta o grito que levante: Quisiera romper mi voz estéril, y gritar con llanto quebrado, lo que tanto me hace sufrir, que no soy yo, ni es el mundo, ni es el cielo, ni la tierra, ni los elementos. Nada es superior al dolor, los latidos se suceden, se corroen al estallar de mis manos, se aniquila el deseo entre el sudor de unas sábanas, que saben demasiado. Abro los ojos y observo, el negro se hace presente, entre luces que acrecientan lágrimas, pasan los días entre sudor y llanto, vendrá diciembre, frío del este, hojas que acabarán de enterrarme. Miro al azul y comprendo, es necesario ir al desierto, golpearme contra el polvo, sufrir, cegar la vista, hundirme en cóleras, sufrir, sufrir, lo que no merezco…

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez

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