CUANDO empieza ese período, sin fecha preestablecida, denominado precampaña, que oscila entre dos años antes y los cuatro meses previos a las próximas elecciones, al politiquillo (hombre o mujer) le entra la obsesión por hacerse fotitos hasta con las farolas. No es esta cuestión baladí, ni que se haga sin ton ni son. El politiquillo de turno, se fotografía  plantando un árbol en el día internacional del medio ambiente o aparece fotografiado comprando un libro en la semana internacional del libro. Las fotitos suelen salir en los medios, dependiendo el medio y la ‘mortelá’ que su partido puede ofrecerles a cambio de contratos ‘superlegalísimos’. Junto a la fotito de turno, intentan agregarle alguna frase o declaración que le ayude a mejorar su imagen. Por supuesto según los asesores del politiquillo su imagen siempre es la mejor, no vaya a ser que le diga algo que lo pudiera molestar y pierda el sueldo de asesor.

Además, hay que sumarle las redes sociales. De un tiempo acá, los politiquillos se han reinventado, los medios tradicionales siguen siendo necesarios, pero ahora se han subido al tren de la juventud. Facebook, Twitter, Instagram, Tik tok, Twitch están plagado de politiquillos ‘superguays’ con fotitos de su quehacer salpicado de muchos comentarios graciosos, inteligentes, modernos, frescos... lo suyo. Desde las seis, hora en que los malos imitadores del ‘inmatable’ salen a correr hasta que terminan el día. Una vida pública, publicada minuto a minuto, incluso fotografiado el primer brindis con amontillado, por  decir algo.

Pues por nuestras tierras, famosas en el mundo entero por sus vinos, por el flamenco (aunque no sepamos cuidarlo), por sus caballos y últimamente por su Circuito de Velocidad, en estas últimas semanas ha sido el turno de la fotito con el carnet de abonado de las principales instituciones deportivas de la ciudad. Jerez, que para estos politiquillos es capital de todo lo habido y por haber, ahora es capital del deporte. Turno para la fotito deportiva. Los politiquillos abandonan cualquier atisbo de escrúpulos, se envuelven con su traje de cínico, olvidan el daño que con saña y a propósito hicieron a la institución y a sus socios, deciden sacarse el carnet de abonado y salir en una fotito, como si el daño infringido no hubiera existido y aún deseando lo peor para la entidad.

Alguien dijo que el socio no olvida. Yo creo que algunos no olvidan, pero la gran mayoría sí, por eso existen esas fotitos. ¡Viva España, Jerez! Que decía la Lola.