Disfrutar del mal ajeno

LAS hordas de personas que han demostrado su alegría desbordada por la eliminación del Real Madrid, tras la goleada por 4 a 0, a manos del Manchester City de Pep Guardiola, pone de manifiesto que nuestro país está donde se merece estar.

¡Ojo! Que este gozar del mal ajeno es bidireccional, quiero decir que no sólo es una corriente que se da cuando el Real Madrid pierde, sino también cuando el Barça fracasa en sus objetivos.

Pareciera esto que os cuento algo baladí, naif, sin mayor importancia, pero en el fondo es un fiel reflejo de la sociedad española. Aquí desde que alcanzamos el imperio donde no se ponía el sol, nos hemos ido fagocitando generación tras generación, haciendo de la envidia uno de los pecados capitales de nuestro país y así hasta tener una España mediocre en comparación con lo que fuimos.

Pero no es una cuestión esta que sólo atañe a Real Madrid o Barcelona, entra en juego todos los equipos en los que pareciera que la condición indispensable para que disfrutes del fin de semana deportivo es que pierda tu némesis, da igual si ganamos nosotros, más satisfacción me produce el mal ajeno.

Hace unos días me porfiaban que yo no podía ser del Xerez y desear el bien del Cádiz. ¡Vamos! Poco menos que estaba diciendo algo imposible. Le tuve que decir que soy del Xerez CD desde pequeño, porque mi padre así lo quiso. Que incluso el entorno, el 'climaera' anticadista, pero que cuando trabajé en Cope Cádiz y conocí la idiosincrasia del club gaditano, sus jugadores, su afición, al final descubres que lo que cambia es el color y el escudo, que la pasión es la misma. ¿Por qué entonces disfrutar cuando el otro pierde en vez de hacerlo cuando gana el nuestro?

Pero así somos, ¿alguien ha escuchado en estos días de campaña electoral a algún político, a algún partido político, decir que esto se trata de trazar puentes, de buscar puntos en común, de trabajar codo con codo por el bien común? Así nos va, tanto en la patria cómo en la chica, crispación, corrupción y gozo por el mal ajeno. Al bien de todos que le den, eso es otra historia.