La Crestería

Manuel Sotelino

Magos cofrades

07 de enero 2018 - 02:02

Los Reyes Magos acaban de pasar de nuevo por la ciudad. La jornada de ayer sirvió para volver a celebrar una festividad litúrgica que tiene una especial incidencia en nuestro país. La Epifanía es el reconocimiento del Hijo de Dios como Rey del Universo al que, ante Él, toda rodilla se doble.

Esta bella celebración ha evolucionado en un mar de regalos. También las cofradías han debido de ser agraciadas con los presentes en forma de deseos.

Los Reyes Magos han debido de traer más solidaridad y entrega entre los hermanos. Hace falta que también nos hayan traído una buena porción de entrega a las corporaciones, tan necesitadas en estos tiempos de personas comprometidas capaces de darse plenamente a ellas.

De caridad, las hermandades están en un alto nivel. Muchas, más de las que se pueda pensar, son las obras caritativas que llevan a cabo en favor de los más necesitados. Sin embargo, tampoco estaría de más un mayor esfuerzo por aquellos en los que Cristo se quiso encarnar.

Los Reyes Magos habrán traído deseos que seguro que irán cumpliendo a lo largo del año 2018. Una celebración de los trescientos años de la hechura de la Virgen de la Piedad, y un aniversario intenso por parte de los cofrades del Huerto que cumplen setenta y cinco años de reorganización de la antigua del Dulce Nombre de Jesús.

Y más formación. También los Reyes deberán de habernos traído para este año un mayor esfuerzo por parte de todos por ser cofrades y cristianos maduros. Salir de nazareno, servir a la cofradía desde las juntas de gobierno o sacar cuatro o cinco cofradías no nos libra de una mayor formación cristiana. También será necesario este deseo.

Y sobremanera, más fraternidad. No es posible que cofrades se vean en los bares y ni tan siquiera se saluden. Que sobrevuele las rencillas, divisiones o falta de comprensión entre unos y otros. Cada vez somos más conscientes de que ese no es el camino. Pero aún se dejan ver escenas desagradables. Seguro que los Magos de Oriente también llevarán a cada casa de hermandad más armonía. Y sobre todo, más entrega a los hermanos. Será el mejor y mayor regalo que se pueda tener.

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