La sacristía del arte
Inmaculada Peña
Si Jerez muere
Renovarse o morir, esa era la disyuntiva que se presentaba con Vinoble 2018. Recuperar la esencia de esta feria única en el mundo que imperó hasta 2010 y que se frenó en seco con la anulación de 2012, pocas fechas antes de su comienzo, cuando Jesús Barquín había preparado un evento de primer orden. Un trauma que ha costado salir de él con un 2014 sin casi tiempo para su preparación y un 2016 sin el brillo que una manifestación así requiere porque no se sabía hasta tres meses antes si se celebraría o no, a pesar de todo apuntando un alza en número de expositores. El Alcázar se vestirá de gala para recibir el Salón Internacional de los Vinos Nobles, Generosos, Licorosos y Dulces Especiales donde no se han podido albergar a todos los expositores que lo han deseado por falta de espacio.
Son cuatro las vías romanas que ofrece la manifestación: los expositores mostrando y explicando sus joyas dentro del recinto amurallado; las catas dentro y fuera del Alcázar; las visitas a bodegas con sus viñedos y con fiestas incluidas y la gastronomía única que ofrecen las ciudades del Marco con tabernas y restaurantes al servicio de los asistentes.
Se ha intentado recuperar la calle con tres catas con ponentes de categoría como ya se hizo en 2010 junto a otros espacios como la bodega del ayuntamiento o los jardines cercanos. Ha aumentado en cantidad y variedad de expositores y se ha multiplicado el número de degustaciones respecto a cualquier otro Vinoble anterior. El éxito de las catas, donde las plazas se agotaron a los 20 minutos de salir en la web de Vinoble, es un reflejo del interés mostrado por los profesionales del sector y un acicate para la organización. La creación de una web activa; las presentaciones estelares en Londres y en El Corral de la Morería madrileño; la invitación a prescriptores nacionales y foráneos para dar una mayor enjundia al Salón con repercusión mediática y comercial.
Entre la treintena de formidables catas creo que se ha hecho especial hincapié en recuperar el pasado apostando por la interpretación de muchos viticultores hoy: suelos, pagos, vinos blancos tranquilos, crianzas biológicas más breves… La novedad de tres catas de pagos y suelos tanto del Marco como de Montilla que serían un orgullo para cualquier país de la tierra. Equipo Navazos con Eduardo Ojeda, Jesús Barquín y la guinda de Álvaro Girón; Ramiro Ibáñez y Willy Pérez junto a Bernardo Lucena y Juan Márquez de Alvear y Grupo Pérez Barquero respectivamente. Y así hasta 30 con gran representación internacional desde la inauguración con 10 Sauternes de 10 añadas..
Aunque no sea la norma en el Marco del jerez, trabajar en equipo y con tiempo da sus resultados. Me siento satisfecho de la colaboración con el ayuntamiento de Jerez con Luis Flor al frente; César Saldaña en representación del Consejo Regulador y Patricia de la Puerta de Fedejerez. Confío plenamente en que este Vinoble sea el comienzo de la recuperación de una tipología de vinos que forme parte de la verdadera marca España de la que uno se pueda sentir orgulloso.
También te puede interesar
Lo último