Análisis

felipe morenés y giles

Académico de la Real Academia de San Dionisio. Presidente de la Agrupación de Miembros para la Provincia del Instituto Internacional San Telmo de Sevilla

Opinión de un viñista

Sigo con interés la polémica suscitada por el artículo de D. Angel Espejo el domingo 3 de los corrientes, respondido por industriales de la tonelería hoy día 6 de Julio. Tuve la tentación de verter mi opinión después del artículo del sr. Espejo, pero, al ser nuevo en la plaza, tuve pudor de hacerlo.

Mas después de haber leído el publicado por los toneleros me atrevo respetuosamente y excusando mi corta experiencia, a dar mi opinión como viticultor y pequeño almacenista. La viña ha sido la hermana pobre del negocio del vino jerez; en otras zonas vinícolas se mima la cepa y la uva que ha de producir el vino mucho más que en Jerez; quizás porque el sistema de criaderas y soleras permite homogenizar varias cosechas obteniendo un producto final estable y de continuada calidad.

He sido testigo de los dos más importantes naufragios vinateros de Jerez; mi padre Antonio Morenes y Medina, Marqués de Villarreal de Burriel que resucitó la Bodega de sus antepasados los Garvey, tuvo la triste experiencia de ver como se vendía a valores de balance históricos el negocio al que le había dedicado su vida y esfuerzos. Ello abrevió su vida. Más adelante ese negocio navegó por aguas turbulentas hasta perecer definitivamente cuando fue adquirido por el Sr. Tan, el mismo comprador que Bodegas Domecq. También fui testigo y parte de la venta de las Bodegas Domecq -la Casa- a las cuales estaba unida mi familia política. Este importantísimo negocio que alimentaba a cientos de jerezanos e industrias subsidiarias, también fue azotado por tempestades que lo menguaron hasta que actualmente ha visto una luz a final del túnel cuando ha sido adquirido por el sr. Tan qué ha cambiado el nombre emblemático Domecq por el conocido topónimo Fundador.

Explotar una viña es algo romántico y suicida. Al precio que se paga la uva es imposible cubrir los gastos directos. Por ello se ha arrancado mucha viña en Jerez y la que queda es, mayoritariamente, muy vieja y poco productiva. Soplan vientos nuevos de esperanza en pequeñas Bodegas que valorizan los vinos desde su origen, desde la cepa, desde la tierra alberga las cepas que producirán uvas hermosas que exprimidas y maduradas darán lugar al Sherry, al famoso y antiquísimo vino de Jerez. En las albas tierras de albariza que coronan las lomas de la campiña jerezana.

Hay una ley económica que jamás quiebra: la oferta y la demanda. The suply and the demand. Conservo en mi biblioteca un interesante libro escrito por el notable escritor Arcense Don José de las Cuevas Velázquez Gaztelu que fue el primer premio del concurso literario de la primera Fiesta de la Vendimia (1945). En el capítulo dedicado a la Familia Domecq, cuenta el escritor la anécdota de que estando Don Pedro Domecq Núñez de Villavicencio, primer Marqués de Domecq y Domecq D'Usquain -estamos en el primer cuarto del Siglo XX- almorzando en su Viña El Majuelo entró muy alterado el capataz y le dice, "Sr. Marqués, los bichitos, ya tenemos aquí los bichitos" Era la terrible plaga de la Filoxera. La respuesta del Marqués fue imprevisible: "Esos son los que pueden arreglar Jerez". Ya había excedentes de viña y vino.

El epilogo del artículo de los industriales Toneleros que respeto enormemente, anima a plantar más viña. Ciertamente parece que, a causa de la Ley Inquebrantable, el precio de la bota de sobre tabla y por ende el precio de la uva este año se puede incrementar bastante. Pero el aumento de la superficie de viñas no se realiza de la noche a la mañana. Por varias razones. En primer lugar, se han perdido muchos derechos por los arranques de viticultores arruinados; de más de quince mil hectáreas que hubo apenas quedan seis mil. Segundo, conseguir derechos es impensable; los concede la CEE. Este año ha habido en España peticiones de nuevas plantaciones por 38.000 Has y el cupo que ha dado Bruselas para todo el país es de 950 Has. Y, en tercer lugar, plantar una viña es algo que necesita mucha inversión, unos catorce mil euros por ha. Cierto es que ha terminado este año un plan de reestructuración para la viña que subvenciona quizás hasta un tercio de la plantación, pero una vez implantada, habiendo de disponer el viticultor de la liquidez necesaria para realizar la plantación.

Por todo lo expuesto anteriormente, llegamos a varias conclusiones: el precio de la uva tiene que ser remunerador para el viticultor, pues de lo contrario obviamente no acometerá la inversión. La uva palomino típica de jerez o la pedro ximenez fundamentalmente hay que darle su estatus, carta de nobleza como madre que es de un vino tan celebre como es el Sherry. Las Bodegas, los toneleros y los viñistas tienen que compartir el negocio siendo rentables cada cual per se. Y finalmente, la terrible asignatura pendiente. El precio del vino de Jerez hay que multiplicarlo por cinco o más veces, de lo contrario, todo huelga. Negocio inviable. Imposible.

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