Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Lejos del discurso político oficial, las organizaciones eclesiales reunidas en la Iniciativa de la Iglesia por el Trabajo Decente, (ITD) proponen otra lógica de celebración-reivindicación del 1º de Mayo. Al margen de la contienda electoral que se cuela en nuestras vidas a través de todas las rendijas posibles- digitales o analógicas- y aunque el ciudadano esté más que harto de promesas vacías, soluciones rápidas, ataques gratuitos o eslóganes ocurrentes, la Iglesia reivindica lo que el partidismo vocea y de lo que presume pero ignora con denuedo: la Persona en el centro de su acción.

El economicismo del sistema -afirma la ITD- "separa el trabajo de la Persona, la despoja de su esencia y capacidad creadora y de su propio Ser". Precariedad, inseguridad, jornada laboral larga, altos ritmos de producción y falta de conciliación son entre otros, los efectos de la lógica del mercado. Ningún sistema económico ha sido capaz de resolver con eficacia la dialéctica Persona-Mercado, Libertad-Seguridad, Crecimiento-Igualdad sin que se produzcan desajustes evidentes.

Pequeñas empresas y autónomos tampoco lo tienen fácil por los costes asociados a la contratación y la terrible hemorragia legislativa. Por eso, aunque la ITD pida medidas políticas necesarias y justas, el camino ha de transcurrir por la conversión de cada uno de los protagonistas de las relaciones laborales y empresariales, aun cuando suene a quimera. Esto requiere una ascética determinada, una formación del espíritu cada vez más difícil en un ambiente materialista, solidario a medias, hostil a lo que se oponga a la productividad y a la lógica del dinero.

Producir y consumir siguen siendo los becerros de oro en la era de la robotización y la inteligencia artificial. Quien afirmó que a mayor tecnología, mayor progreso humano, dijo sólo una verdad a medias.

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